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Posts Tagged ‘Tras la sombra de los cartujos’

Este mes de agosto vamos a continuar descubriendo la Zaragoza escondida visitando tres iglesias de una forma muy, muy, muy especial: de noche, nosotros solos y entrando a lugares que normalmente están cerrados. Y no solo eso, sino que todos los sábados por la mañana continuaremos descubriendo «Los secretos de la Seo». ¿Qué os parece el plan? Pues os cuento más:

San Miguel

Miércoles a las 20’45 – SAN MIGUEL DE LOS NAVARROS

Una de las iglesias más ricas en historia y en tesoros artísticos de Zaragoza es San Miguel de los Navarros. Por cierto, ¿sabéis por qué se llama así? ¿Y que su fabuloso retablo mayor lo pagó en parte un Papa? Otra cosa, ¿nunca os habéis preguntado por qué hay una calle de «Zaragoza la vieja»? Si queréis descubrir esto y muchas más cosas, entrar en una minúscula capilla que casi nadie conoce y que está situada justo detrás del retablo mayor (el trasagrario, tan pequeño que apenas caben en él una docena de personas pero completamente recubierto de pinturas), descubrir qué pasa con el demonio que hay sobre la puerta y oír tocar la campana de los perdidos, no os podéis perder la visita que hemos preparado para este mes de agosto.

Cuándo – Miércoles hasta el 10 de septiembre a las 20’45

Dónde – Puerta de la iglesia de San Miguel (plaza de San Miguel)

Precio – 10 € por persona (8 € para jubilados y estudiantes menores de 26 años, 5 € para parados)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

San Gil

Viernes a las 20’30 – SAN GIL

La iglesia de San Gil, casi escondida si no fuera por su torre, pasa bastante desapercibida cuando uno pasea por el centro de Zaragoza, y sin embargo está llena de tesoros. ¿Os apetece descubrirlos con nosotros? Conoceremos la historia de la cierva de San Gil, descubriremos a los santos ermitaños que hay en su interior, subiremos a la galería que da a la calle Estébanes y a otra mucho menos conocida… ¿A qué estáis esperando para venir a descubrir este lugar lleno de sorpresas?

Cuándo – Viernes hasta el 12 de septiembre, a las 11’30

Dónde – Puerta de la iglesia de San Gil (calle Don Jaime)

Precio –  10 € por persona (8 € para jubilados y estudiantes menores de 26 años, 5 € para parados)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Seo

Sábados a las 10’30 – LOS SECRETOS DE LA SEO

La Seo es el edificio medieval más importante de Zaragoza y de Aragón. Es una catedral absolutamente extraordinaria, que además de ser una joya artística está llena de historias que nos hablan de casi 1.000 años de convivencia (unas veces pacífica y otras no, que de todo hubo) entre judíos, moros y cristianos; de asesinatos en mitad de la noche; de milagros increíbles y reliquias extraordinarias… en fin, un lugar excepcional, algunos de cuyos secretos os contaremos en la visita.

Cuándo – Todos los sábados de julio y agosto a las 10’30

Dónde – Plaza de la Seo, delante de la puerta

Precio – 10 €  por persona (mayores de 65 años 8 €; parados 5 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

cartuja

Sábados a las 21’00 – LA CARTUJA BAJA, Tras la sombra de los cartujos. VISITA TEATRALIZADA NOCTURNA

¿Conocéis el barrio de la Cartuja Baja? Pues os estáis perdiendo una de las sorpresas más increíbles de Zaragoza, así que os proponemos recorrerlo con nosotros los sábados de agosto al anochecer el fantasma de lo que fue la Cartuja de la Concepción, cuando todavía es posible oír el eco de los rezos de los antiguos cartujos que vivieron aquí durante siglos. ¿Qué tiene de especial este lugar? Pues todo. Imaginaos que llegáis a vivir, con mucha más gente, a un monasterio abandonado que hay que adaptar para la vida cotidiana. Aquel conjunto dio lugar a un barrio único, pues las galerías de los antiguos claustros se fueron convirtiendo en unas calles muy especiales (con arcos, los arranques de las bóvedas…), el claustro grande, en el que se enterraban los cartujos, es hoy un parque en el que juegan los niños, pequeñas puertas medio escondidas dan paso a un claustro donde el tiempo se ha detenido… en fin, una sorpresa detrás de otra. Y este año, una más, porque podremos visitar, de noche, la maravillosa iglesia recién restaurada, que es el corazón de todo este magnífico conjunto.

Cuándo – Sábados hasta el 21 de agosto a las 21’00

Dónde – Portería de la Cartuja Baja (si queréis venir con nosotros en el bus, quedamos en la parada del 25 en el Paseo de la Constitución, número 16, a las 20’30)

Precio – 12 € por persona (10 € para jubilados y estudiantes menores de 26 años, 6 € para parados).

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Más información – Entrando aquí

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Cuando en 1563 don Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza, fundó la Cartuja de Aula Dei, ya existía un monasterio de esta Orden en Aragón: la Cartuja de las Fuentes, en los Monegros, fundada a principios del siglo XVI. Posteriormente se fundaría otro también al lado de Zaragoza, la Cartuja de la Concepción o Cartuja Baja (de ahí que a Aula Dei también se la conozca como Cartuja Alta).

Las condiciones de subsistencia de los monjes en la Cartuja de las Fuentes eran tan precarias, en un entorno tan pobre y desértico, que se plantearon trasladarse a un lugar más adecuado, cosa que hicieron en 1563. De las tres cartujas aragonesas Aula Dei fue la más rica (su participación en la fundación de la Cartuja Baja fue muy importante) y es la mejor conservada. Antes de construirla se estudiaron las que ya se habían construido antes en Cataluña y Valencia, y después de mucho pensar se diseñó un plano absolutamente racional y que respondía perfectamente a las necesidades de los monjes.

Aquí tenemos el plano de la Cartuja de Aula Dei. Está rodeada por una muralla baja con pequeños torreones, como se podía apreciar en las fotos de arriba. Esa muralla no forma aún un rectángulo perfecto, como en la Cartuja Baja (construida casi un siglo después), pero es bastante regular. En la parte de abajo del plano están las construcciones de servicios, las que están ocupadas por los criados y los hermanos legos (o sea, los que se encargan del funcionamiento diario del monasterio, lo que les obliga a estar en contacto con el mundo exterior). En la parte de arriba está el corazón del monasterio, la iglesia con dos claustros pequeños a los lados (uno de capillas, para que todos los monjes puedan cantar misa a diario, y otro con el refectorio, donde los domingos comen en comunidad) y el gran claustro con las celdas de los monjes detrás, en la parte más alejada de la puerta del recinto. Todo esto fue una auténtica novedad, y todas las cartujas españolas construidas después siguieron el modelo: Ara Christi en Valencia, la Cartuja Baja en Zaragoza, Nuestra Señora de las Fuentes en la provincia de Huesca y la de Jesús Nazareno en Valldemosa (Mallorca).

Aquí podemos ver el aspecto exterior del conjunto, magníficamente conservado. En el dibujo de arriba vemos la iglesia con su torre en primer plano, y detrás el gran claustro con las celdas de los monjes alrededor. En la vista aérea tenemos una impresionante imagen de ese claustro, con el cementerio en el centro (se distingue por el grupo de cipreses) y las 36 celdas alrededor, cada una de ellas con dormitorio, oratorio, estudio, comedor, huerto, taller y solana

La construcción de este magnífico conjunto fue posible gracias al apoyo del arzobispo de Zaragoza (nieto de Fernando el Católico y primo hermano de Carlos V) don Hernando de Aragón, que puso el dinero para que fuera posible una fundación «magnífica, suntuosa y cumplida«, que además pudo construirse en muy pocos años. Hasta el siglo XIX vivirían aquí los monjes sin sobresaltos, algo que acabaría con la Guerra de la Independencia, el Trienio Liberal (1820-1823) y la Desamortización de Mendizábal. Los monjes se marcharon, pero volvieron en 1901 y hasta hoy mismo han vivido en el monasterio. Ahora que se marchan, un tema del que hablaremos próximamente, no sabemos lo que ocurrirá con un lugar que, gracias a haber estado ocupado, se ha mantenido en un excelente estado de conservación.

Dentro del monasterio hay muchos espacios singulares, como la espléndida biblioteca, el claustrillo de capillas decorado con pinturas del siglo XVII de la vida de San Bruno, las pinturas del XVIII dedicadas a los siete sacramentos que los cartujos se trajeron de Francia en 1901, cuando volvieron tras la Desamortización… pero por encima de todo destaca la iglesia, contemporánea de la Lonja, de la última ampliación de la Seo… como en ellas, hay magníficas bóvedas de crucería estrelladas decoradas con florones de madera, muy propios de la arquitectura aragonesa de la época.

La iglesia se redecoró en el siglo XVIII, y fue entonces cuando se hizo el retablo y, sobre todo, las grandes pinturas murales de Goya, de las que hablaremos en el siguiente capítulo. De momento, si queréis descubrir este lugar con nosotros no os podéis perder la visita que hemos preparado.

Cuándo – Todos los sábados a las 12’00

Dónde – Portería de la Cartuja de Aula Dei a las 11’50, o parada del bus 28 en el Coso, nº 118 a las 11’10

Precio – 10 € por persona (8 € para jubilados y estudiantes menores de 26 años, 6 € para parados)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Y si queréis saber más sobre los cartujos aquí os dejo algunos post de nuestro blog, y si queréis seguirnos podéis entrar en http://www.facebook.com/gozARTE y pinchar «me gusta», o entrar en twitter @gozARTE:

Las cartujas de Aragón

La cartuja de Aula Dei

Un paseo nocturno por la Cartuja Baja

Con la tele en la Cartuja Baja

Las sombras de la muerte

Cartujas y tortugas

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Restos del gran claustro de la Cartuja de la Concepción

Lo que hoy es el parque del barrio de la Cartuja Baja, conocido como Huerto Frisón, era el gran claustro alrededor del cual estaban las celdas de los monjes. Y en su interior, donde hoy juegan los niños, estaba el cementerio en el que los cartujos esperarían al día de la resurrección de los muertos rodeados del mismo silencio que les había acompañado durante su vida. Puede que para nosotros, que muchas veces vivimos la vida queriendo olvidarnos de que la muerte está agazapada en cualquier esquina, sea algo macabro imaginar que a pocos metros de la celda donde el cartujo pasaba su vida se encontraba la fosa donde su cuerpo sería enterrado tras su muerte. Pero no creo que para ellos sea algo trágico encontrarse de frente con su tumba cuando salen de su celda, ni tampoco me los imagino esperando la muerte con ansiedad como Santa Teresa, cuando decía aquello de «Ven, muerte, tan escondida / que no te sienta venir / porque el placer de morir / no me vuelva a dar la vida«, sino más bien aceptándola con naturalidad, un poco como en los versos de Machado: «Y cuando llegue el día del último viaje / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar / me encontraréis a bordo, ligero de equipaje / casi desnudo, como los hijos de la mar«. 

San Bruno en la cartuja de Nápoles, reflexionando sobre la vida y la muerte

San Bruno suele aparecer representado contemplando una calavera. Viéndolo me viene a la cabeza Quevedo reflexionando sobre la fugacidad de la vida, cuando escribe aquellos versos en los que habla del hombre y dice:

Sueño fue ayer, mañana será tierra.

Poco antes nada, poco después humo.

Y también me viene a la cabeza esa imagen (probablemente falsa) del cartujo dando cada día de su vida una paletada para cavar su tumba al leer estos otros versos:

Azadas son la hora y el momento

que a jornal de mi pena y mi cuidado

cavan en mi vivir mi monumento.

Y sin embargo no tienen nada que ver. Quevedo ama intensamente la vida, disfruta hasta el último segundo, y más cuando nota que se le escapa entre los dedos. Su obsesión por la muerte es la otra cara de su vitalismo, ni más ni menos. Para el cartujo la muerte no es un final, algo tenebroso o que dé miedo, sino algo hacia lo que camina todos los días.

Claustro grande de la Cartuja de San Martino, en Nápoles

Yo comencé a entender un poco de todo esto en un lugar maravilloso, la Cartuja de San Martino, en Nápoles. En una ciudad bulliciosa como Nápoles, caótica, loca, desenfrenada… hay un oasis de paz, que es este claustro que se ve en la fotografía. Y en este claustro un cementerio que a mí me pareció en aquel momento un pequeño paraíso.

Cementerio de los cartujos

Queda claro que es un cementerio, aunque las tumbas no se ven por ninguna parte. Es un pequeño recinto, sencillo pero cuidadísimo, donde los cartujos esperan el juicio de Dios. Las calaveras que lo rodean no resultan macabras, o a mí no me lo parecen. En ningún otro lugar como en ése he tenido la tentación de creer que podía haber algo después de la muerte. Y precisamente por el momentáneo consuelo de creer que a lo mejor ésta no era un punto y final, en pocos sitios me he sentido tan bien como en aquel cementerio y en aquel momento.

Un buen lugar para pasar la eternidad

Cuando muere el cartujo, en su celda y rodeado de sus hermanos, se le coloca sobre unas parihuelas, con el rostro cubierto con la capucha. Se lleva primero a la sala capitular, cubriendo el cadáver con un gran paño, y luego a la iglesia, y al acabar la misa toda la comunidad rodea al difunto y canta mientras el prior echa agua bendita sobre él. Parte entonces la procesión que atraviesa el gran claustro y se dirige al cementerio: un novicio con una cruz, el Prior y detrás los monjes en fila, el cuerpo llevado por cuatro de ellos y finalmente los hermanos,todos cantando salmos de alegría y esperanza hasta que llegan a la fosa cavada pocas horas antes. Se retira entonces el paño y se deja el cadáver sobre una tabla, depositándolo con cuidado en la fosa y cubriéndolo con tierra mientras el Prior dice: «Ilumina, Señor, el alma de tu siervo, cuyo cuerpo descansa ahora en las sombras de la muerte«. Un simple cruz sin nombre recordará su existencia.

Si queréis conocer una de las dos cartujas zaragozanas, los sábados por la mañana a las 12’00 haremos visitas a la Cartuja de Aula Dei. Si queréis saber más entrad aquí, y para reservar llámanos al 976207363 o entrad aquí.

Y si queréis saber más sobre los cartujos aquí os dejo algunos post de nuestro blog:

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