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Posts Tagged ‘San Jorge’

Estamos en abril, y San Jorge está a la vuelta de la esquina. Por eso hemos programado varias actividades en las que nos moveremos entre la historia y la leyenda, para descubrir qué hay detrás de los símbolos de Aragón, como el dragón, San Jorge, Santa Isabel y sus rosas… ¿Por qué los reyes de Aragón llevaban un casco con un dragón? ¿De dónde vienen las barras? ¿Qué pasa con las cuatro cabezas de los reyes moros? ¿Desde cuándo está todo eso ahí? Y sobre todo, ¿qué significan las imágenes del escudo?

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23 de abril a las 9’00 – NOS VAMOS DE EXCURSIÓN

Para el 23 de abril, día de Aragón, hemos preparado una excursión a la cuna del Reino en la que vamos a visitar tres lugares absolutamente excepcionales que tuvieron un enorme protagonismo en aquellos lejanos años del siglo XI, cuando Aragón estaba dando sus primeros pasos. El primero de ellos será la catedral de Jaca, la primera capital, una de las joyas del románico europeo en la que también veremos su espectacular Museo Diocesano con una increíble colección de pintura románica; después nos iremos al monasterio de San Juan de la Peña, situado en un extraordinario paraje natural y protegido por una roca casi mágica bajo la que se enterraron los primeros reyes; y para acabar el pequeño pueblo de Santa Cruz de la Serós, con la bellísima iglesia de San Caprasio y la de Santa María, único resto del monasterio en el que acabaron sus días algunas de las primeras infantas de Aragón.

Cuándo – Miércoles 23 de abril a las 9’00

Dónde – Detrás del Pilar (Paseo Echegaray)

Precio – 48 € por persona (incluye bus, comida, entradas y guía)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Más información entrando aquí

piedras armeras

23 y 27 de abril a las 11’30 – HISTORIAS Y LEYENDAS DEL REINO DE ARAGÓN

Un recorrido que comenzará en la iglesia de Santa Isabel, encargada en el siglo XVII por los Diputados del Reino y con un interior espectacular lleno por todas partes de los símbolos de Aragón: un impresionante San Jorge a caballo, los restos de Juan de Lanuza, el escudo… Después de esto continuaremos dando un paseo en el que descubriremos dónde estaba la antigua Diputación del Reino, hablaremos de la coronación de los reyes de Aragón, de la cofradía de caballeros de San Jorge (actual Real Maestranza de Caballería) o de los cronistas del Reino para acabar en el Museo de Zaragoza, donde veremos algunas cosas tan espectaculares como las dos piedras armeras que la Diputación encargó para la fachada de su sede.

Cuándo -23 y 27 de abril a las 11:30 de la mañana

Dónde – Puerta de la iglesia de Santa Isabel (Plaza del Justicia)

Precio – 8 € por persona (7 € para jubilados, parados y estudiantes menores de 26 años)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

 

Aljafería

 ACTIVIDADES PARA FAMILIAS CON NIÑOS

Domingo 27 a las 11’30 – LAS 1.001 NOCHES EN LA ALJAFERÍA

Hay en Zaragoza un lugar en el que las leyendas se hacen realidad. En los  patios de la Aljafería se oye el rumor de los cuentos que tanto les gustan a los árabes, y en sus rincones hay historias de trovadores, princesas, brujas… Para conocerlas sólo tenéis que ayudarnos a frotar la lámpara maravillosa, y poco a poco irán saliendo de su interior.

Cuándo –  Domingos a las 11’30

Dónde – Junto a las taquillas de la Aljafería

Precio – 7 € por persona (familias numerosas, tercer hijo gratuito)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

dibujos Aljafería

Domingo 27 a las 11’30 – SAN JORGE Y EL DRAGÓN en TITIRINELA

Un rey, un dragón, una princesa… todos los ingredientes para una  estupenda leyenda. Hoy vamos a viajar en el tiempo para conocer a  un personaje muy familiar, San Jorge, patrón de Aragón y caballero  legendario, siempre montado en su caballo blanco. Crearemos un dragón con nuestra imaginación, conoceremos la vida de los caballeros, y veremos que las cosas no son siempre como parecen.

Cuándo – Domingos a las 11’30

Dónde – Titirinela (C/ Canfranc, 9)

Precio – 7 € por persona (familias numerosas, tercer hijo gratuito).

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

 

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Todos hemos visto montones de veces el escudo de Aragón, pero ¿sabéis lo que significa cada una de esas imágenes? Pues para descubrirlo os vamos a proponer un recorrido en el que nos vamos a mover entre la historia y la leyenda para descubrir qué hay detrás de los símbolos de Aragón, como el dragón, San Jorge y sobre todo el escudo. ¿Por qué los reyes de Aragón llevaban un casco con un dragón? ¿De dónde vienen las barras? ¿Qué pasa con las cuatro cabezas de los reyes moros? ¿Desde cuándo está todo eso ahí?

¿Y dónde vamos a ir a hablar de todo esto? Pues aquí viene la mejor parte, porque vamos a comenzar en un lugar espectacular y que habitualmente no es fácil visitar: la iglesia de Santa Isabel (también conocida como San Cayetano). Seguro que habéis estado en conciertos, en Semana Santa, en alguna boda… pero ¿habéis podido verla con un poco de tiempo? Pues bien, es una iglesia fabulosa que encargaron los Diputados del Reino y que está llena por todas partes de los símbolos de Aragón. Gracias a la Diputación Provincial de Zaragoza, su actual propietaria, podremos visitarla y descubrir sorpresas como la tumba de Juan de Lanuza o la más impresionante escultura de San Jorge a caballo que os podáis imaginar.

Después de esto continuaremos dando un paseo en el que descubriremos dónde estaba la antigua Diputación del Reino, hablaremos de la coronación de los reyes de Aragón, de la cofradía de caballeros de San Jorge (actual Real Maestranza de Caballería) o de los cronistas del Reino para acabar en el Museo de Zaragoza, donde veremos algunas cosas tan espectaculares como las dos piedras armeras que la Diputación encargó para la fachada de su sede.

Cuándo – Domingos de abril, jueves 23 y sábado 25 a las 11’00

Dónde – Puerta de la iglesia de Santa Isabel (San Cayetano)

Precio – 8 € por persona (7 €, jubilados y estudiantes menores de 25 años; 4 €, parados)

Reservas – Llamando al 976207373 o entrando aquí

Si sois un grupo y os apetece participar en esta ruta, podemos organizarla para vosotros cuando queráis. Poneos en contacto con nosotros en el 976207363 y lo miramos.

  • Precio – 110 € + IVA 18% (para grupos de hasta 50 personas)
  • Duración – 2 horas
  • Inicio – Puerta de la iglesia de Santa Isabel (Plaza del Justicia)


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Ya está aquí el día de San Jorge, patrón de Aragón, y para celebrarlo hemos preparado una visita muy, muy especial. ¿Por qué? Pues porque nos vamos a mover entre la historia y la leyenda para descubrir qué hay detrás de los símbolos de Aragón, como el dragón, San Jorge y sobre todo el escudo. ¿Por qué los reyes de Aragón llevaban un casco con un dragón? ¿De dónde vienen las barras? ¿Qué pasa con las cuatro cabezas de los reyes moros? ¿Desde cuándo está todo eso ahí? Y sobre todo, ¿qué significan las imágenes del escudo?

¿Y dónde vamos a ir a hablar de todo esto? Pues aquí viene la mejor parte, porque vamos a comenzar en un lugar espectacular y que habitualmente no es fácil visitar: la iglesia de Santa Isabel (también conocida como San Cayetano). Seguro que habéis estado en conciertos, en Semana Santa, en alguna boda… pero ¿habéis podido verla con un poco de tiempo? Pues bien, es una iglesia fabulosa que encargaron los Diputados del Reino y que está llena por todas partes de los símbolos de Aragón. Gracias a la Diputación Provincial de Zaragoza, su actual propietaria, podremos visitarla y descubrir sorpresas como la tumba de Juan de Lanuza o la más impresionante escultura de San Jorge a caballo que os podáis imaginar.

Después de esto continuaremos dando un paseo en el que descubriremos dónde estaba la antigua Diputación del Reino, hablaremos de la coronación de los reyes de Aragón, de la cofradía de caballeros de San Jorge (actual Real Maestranza de Caballería) o de los cronistas del Reino para acabar en el Museo de Zaragoza, donde veremos algunas cosas tan espectaculares como las dos piedras armeras que la Diputación encargó para la fachada de su sede.

¿Cómo lo veis? A nosotros nos parece un estupendo plan para celebrar San Jorge, así que… aquí os dejamos toda la información:

Cuándo – 23 y 27 de abril a las 11’30 de la mañana

Dónde – Puerta de la iglesia de Santa Isabel (Plaza del Justicia)

Precio – 8 € por persona (7 € para jubilados y estudiantes menores de 26 años; 4 € para parados)

Forma de reserva – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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La Seo, una de las dos catedrales de Zaragoza, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, espectacular, maravillosa… es un lugar inagotable, lleno de historias y secretos. Hoy os propongo recorrerla conmigo en busca de todo lo relacionado con un tema tan fascinante como la muerte. ¿Os apetece? Pues empezamos:

1 – UNA TUMBA EN LA QUE SÓLO HAY UN CORAZÓN – el príncipe Baltasar Carlos, hijo de Felipe IV, murió en Zaragoza con 17 añicos. Su cuerpo acabó en el Panteón de Infantes de El Escorial, pero su corazón… enterrado en la Seo (por cierto, el de su hermanastro, Don Juan José de Austria, está en el Pilar). No os digo dónde, pero os dejo un retrato suyo.

Velázquez lo pintó como lo que era, un proyecto de rey

2 – UN RELICARIO CON UN CRÁNEO DENTRO – El cuerpo de San Valero, por cosas de la vida, acabó en la catedral de Roda de Isábena. Eso sí, como los humanos tenemos la fea costumbre de no dejar a los santos descansar en paz y de irlos descuartizando poco a poco para repartir sus trozos un poco por todas partes, primero se trajo a Zaragoza un brazo y después el cráneo. No os cuento el milagro que hizo, pero os dejo esta foto para que vayáis pensando dónde puede estar.

El busto-relicario de San Valero, con el cráneo dentro

3 – UNA PIEDRA DE MOLINO QUE NO SE HUNDE NI A TIROS – Cuentan que a San Vicente, diácono de San Valero, le martirizaron de todas las formas posibles y no había manera de que se muriera. Cuando por fin lo lograron tiraron el cuerpo al mar atado a una rueda de molino… ¡¡¡y flotaba!!!

El cadáver de San Vicente, tan ricamente sobre su rueda de molino

4 – UN SANTO, UN DRAGÓN Y MUCHA SANGRE – En algún rincón de la Seo está mi dragón preferido. San Jorge le mete una lanza por la boca y se la saca, llena de sangre, por la nuca. Cuando estás debajo casi parece que te vaya a caer alguna gota encima.

¿Estáis seguros de que el pobre dragón era tan malo como para esto?

5 – UN ARZOBISPO HIJO DE OTRO ARZOBISPO – El arzobispo Don Hernando de Aragón fue hijo del arzobispo Don Alonso de Aragón, que a su vez también fue padre del arzobispo Juan II de Aragón y abuelo de San Francisco de Borja… ¿Os aclaráis con este lío archiepiscopal?

Aquí os dejo, de momento, la tumba de Don Hernando de Aragón. Por cierto, su corazón… Mejor os lo cuento en la visita

6 – UN CRISTO QUE HABLA Y UN CANÓNIGO QUE PEDÍA DEMASIADO – Cuentan que un día estaba el canónigo Martín de Funes rezando ante el Santo Cristo de la Seo, y de pronto… Cristo le habló. Sí, sí, como lo oís. ¿Os imagináis qué le diría para que el canónigo le hiciera una fantástica capilla y se enterrar allí, rezándole eternamente?

Colgando delante del Santo Cristo están las palabras que dijo

7 – UN «BANQUERO» QUE SE HIZO RICO CON SUS CHANCHULLOS – Gabriel Zaporta no era exactamente un banquero, pero más o menos. Y lo que está claro es que se forró haciendo negocios de todo tipo, incluso alguno limpio. Además de su casa (en la que estaba el «patio de la Infanta») se hizo una estupenda capilla para enterrarse en la Seo. Si venís podréis ver su retrato (hecho un pincel, por cierto) en la lápida de encima de la tumba.

«Ya que sea, que se vea», debió pensar Gabriel Zaporta después de haberse gastado sus buenos cuartos en la capilla

8 – UNOS HUESOS PERDIDOS Y ENCONTRADOS – Cuenta la tradición que Santo Dominguito de Val, infantico de la Seo, fue martirizado por los judíos. No sólo nos encontramos su historia representada por todas partes, sino que se conserva una arqueta con sus reliquias, encontradas por casualidad en la sacristía siglos después de haberlas perdido. No pongáis esa cara, que a todos nos han pasado cosas así. ¿O no?

¿Dónde está ahora la arqueta con las reliquias de Santo Dominguito?

9 – UN CANÓNIGO ASESINADO QUE HACE MILAGROS DESPUÉS DE MUERTO – Una noche de luna de 1485 un grupo de conspiradores entró por la puerta de la Pabostría de la Seo y, delante del altar mayor, asesinó a Pedro Arbués, el primer inquisidor de Aragón. ¿Queréis saber por qué? ¿Os imagináis qué milagros ocurrieron esa misma noche?

Un santo de la casa se merece una capilla, ¿no? Qué menos

10 – Y MUCHAS COSAS MÁS… – Muchas más historias de tumbas, muertes, reliquias, milagros y hasta algún otro asesinato. ¿Queréis descubrirlo todo? Pues no os podéis perder nuestra visita «Muerte en la Seo».

Las naves de la catedral están llenas de historias…

Si queréis descubrir LOS SECRETOS DE LA SEO no os podéis perder la visita que hemos preparado para los sábados de julio y agosto a las 10’30, con la fresca.

Cuándo – Sábados de julio y agosto a las 10’30 de la mañana
Dónde – Puerta principal de la Seo
Precio – 10 € por persona (jubilados, 8 €; parados, 5 €)
Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Sólo hay una cosa que sobreviva a la muerte, y es el amor. Lo afirma Quevedo en un soneto maravilloso en el que dice que sí, que podrá venir la muerte a buscarnos, que se nos llevará, que nos descompondremos y no quedará más que un montón de polvo, pero…

Cenizas son, más tendrán sentido.

Polvo serán, más polvo enamorado.

Son los dos versos más extraordinarios que he leído nunca, pero para mí son mucho más que eso. Cuanto más contacto tengo con los cementerios (por las visitas que hacemos en ellos, fundamentalmente) más claro tengo que es así, que la muerte no acaba con el Amor, cualquier tipo de amor, sino todo lo contrario. La mayoría de las tumbas, aparte de lo que pueda haber en ellas de vanidad (que a veces es mucho) son un acto desesperado de lucha contra el olvido, porque no podemos soportar la idea de que las personas a las que hemos querido (y seguimos queriendo) desaparezcan para siempre.

Un beso que durará toda la eternidad

Hay una tumba perdida en el cementerio de Montparnasse de París que representa maravillosamente esto que estamos diciendo. Estamos en 1908 y los padres de Tania Rachevskaia, una anarquista rusa que se suicidó por amor, encargaron la escultura a Constantin Brancusi, un escultor rumano (como nuestro conde preferido) que había llegado a París unos años antes. Parece que no se quedaron muy contentos con la obra, pero Brancusi, que la consideraba perfectamente adecuada para una mártir del amor, no quiso cambiarla. A mí me parece maravillosa.

Sólo hay otro beso en el que dos personas se fundan de esta manera, y es el de Burt Lancaster y Deborah Kerr en «De aquí a la eternidad»

Si nos vamos ahora a Portugal encontraremos otra maravillosa historia de amor que vence a la muerte, la del rey Pedro I e Inés de Castro. Si os digo que ella reinó después de morir a lo mejor os imagináis por dónde van los tiros, pero vamos a empezar por el principio. Resulta que, por uno de estos matrimonios concertados, una noble gallega se casó con un infante de Portugal y se llevó con ella a unas cuantas damas para no sentirse sola. El infante se casó con quien debía, pero se enamoró de… Inés, una de aquellas damas y, para colmo, prima de la susodicha. La legítima murió, Pedro e Inés se casaron en secreto, tuvieron hijos… y ante el miedo de que aquellos bastardos pudieran llegar a reinar el abuelo, el rey don Alfonso IV, mandó asesinar a Inés. Así, como suena, en un lugar de Coimbra que hoy se sigue llamando «Quinta das lágrimas».

Inés de Castro en su tumba

Cuando Pedro llegó a reinar su venganza fue terrible. Fue a por los asesinos y, entre otras cosas, les mandó arrancar el corazón en vivo y a uno de ellos por la espalda (cuentan que el rey incluso llegó a morder los corazones con la rabia que sólo puede experimentar alguien que está vengando a aquella de la que sigue enamorado). Pero fue mucho más lejos. Mandó desenterrar a Inés, la sentó en el trono y todos los nobles tuvieron que pasar a besar la mano de la reina. «Reinar después de morir», se titula una obra de teatro escrita siglos después de aquello.

Las tumbas, una frente a la otra, en el monasterio de Santa Clara de Coimbra

Lo mejor de la historia es que el rey mandó que su tumba y la de Inés se colocasen no una al lado de otra, sino enfrentadas. ¿Sabéis para qué? Pues para que el día del Juicio Final, cuando llegase la hora de la resurrección, al levantarse  viera frente a él, antes que ninguna otra cosa, a su amada Inés. «Polvo serán, más polvo enamorado». Pedro e Inés ya no están en Coimbra, pues sus tumbas fueron trasladadas al espectacular monasterio de Alcobaça. Eso sí, siguen estando el uno frente al otro esperando el día en que puedan volver a mirarse a los ojos.

Los dos amantes, uno frente al otro, en el monasterio de Alcobaça

La eternidad es algo terrible de imaginar. No hay perspectiva más escalofriante que la de algo que no se acaba nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, nunca… Sin embargo, cuando uno está enamorado todo el tiempo es poco, y necesita la vida eterna para estar con la persona amada. A lo mejor pensáis que todo esto forma parte más de los mitos y las leyendas que de la vida real de la gente de verdad, aunque bien mirado, el amor es lo único que puede convertir un minuto corriente de una vida normal en algo extraordinario. Historias cotidianas para demostrarlo las hay a miles, pero para contradecirme un poco a mí mismo voy a acudir a dos personajes de ficción que me fascinan especialmente y entre los que últimamente estoy encontrando muchas relaciones: Drácula y don Juan Tenorio. Los dos están tremendamente solos y da la impresión de que no quieren saberlo. A lo mejor por eso mismo los dos son insaciables y viven en una angustiosa carrera por acumular conquistas (que caen en sus brazos más o menos voluntariamente) en la que nunca están satisfechos y siempre necesitan más. Escuchad a Leporello, criado de Don Giovanni en la ópera de Mozart, cantando el catálogo de las conquistas de su señor. Si queréis leer la letra en italiano y la traducción en español pinchad aquí, pero os resumo lo que dice: a mi señor, con tal de que lleven falda, lo demás les da igual.

Aún tienen Drácula y Don Juan más cosas en común, pero sobre todo una: los dos se sienten invulnerables, y los dos encuentran una mujer que se sacrifica por ellos y les salva de sí mismos por amor.

Un amor apasionado, intemporal, desgarrado, atormentado… y con final feliz

¿Drácula? Pues sí, Drácula, pero no uno cualquiera, sino el protagonista de la maravillosa película de Coppola, una de las historias más grandes jamás contadas. ¿No la habéis visto? ¿Y a qué estáis esperando? Anque la promoción dijera que era una versión fiel de la novela de Bram Stoker, escrita casi un siglo antes, no es cierto en absoluto. Coppola coge la novela y mantiene lo esencial del relato, pero… inventa algunas cosillas, crea un prólogo inolvidable (los primeros cinco minutos de la película) y de pronto todo encaja. ¿Por qué Drácula se había convertido en un vampiro? ¿Por qué es como es? ¿Va hacia algún lado, o sólo aspira a la «supervivencia», si es que esa palabra se puede aplicar en el caso de un no-muerto? Nada de eso tiene respuesta en la novela, donde Drácula es un ser maligno, monolítico y sin matices al que hay que aniquilar, pero queda claro en la película: todo es por amor.

Sólo he podido encontrar este extraordinario prólogo en inglés (y no completo), pero las imágenes son tan potentes que si no entendéis el texto no pasa nada. Drácula, enamorado de Elizabetha, sale a encabezar sus ejércitos contra los turcos. Sobrevive y vuelve a su castillo, pero antes de que llegue sus enemigos han enviado un mensaje en el que dice que ha muerto, y su amada, creyéndolo, se ha suicidado. Al llegar la encuentra muerta y los sacerdotes, sin piedad, le advierten que ella está fuera de la ley de Dios. Drácula reacciona enfurecido contra la iglesia que él ha luchado por defender contra el avance de los turcos, clava su espada en la cruz y recoge la sangre que cae en un cáliz de oro, del que la bebe. A partir de ahí empieza la historia que todos conocemos y que nunca más podremos volver a ver de la misma forma.

«¿Cree usted en el destino?»

¿Veis esta imagen? Algo similar aparece en muchas de las versiones cinematográficas que se hicieron anteriormente, desde «Nosferatu» en adelante. Drácula quiere trasladarse a una gran ciudad (en la que haya muchas presas) y se ha puesto en contacto con un despacho de abogados de Londres, que le envía a Jonathan Harker con los contratos. En un momento dado a Jonathan se le cae una foto de su novia, Mina. Nosferatu, p.ej., queda prendado de ella, y la desea tanto que cuando la consigue olvida todo, incluso que la luz del sol puede acabar con él, y prácticamente se «suicida» por poderla seguir disfrutando. Pero esto es otra cosa, porque al Drácula de Coppola, cuando ve la foto sobre su mesa, le da un vuelco el corazón y pregunta a Jonathan: «¿Cree usted en el destino?». Por una vez sus nervios le fallan, derrama el tintero sin querer cuando va a cogerla y no puede evitar llorar. ¡¡¡Drácula llorando!!! En ese momento sus intenciones respecto a su viaje a Londres cambian. Tiene una cita con su Destino y desde luego no va a faltar a ella. No os cuento cómo sigue la cosa (ved la película, es inolvidable), pero sí os diré que ella, enamorada tan locamente como él, hará un inmenso sacrificio por amor, y que, probablemente, los dos pasarán la eternidad juntos.

Los dos amantes pintados en la cúpula de la iglesia del castillo de Drácula, juntos para siempre

¿Qué pasa con Don Juan? Pues una cosa similar, que Zorrilla consigue reescribir el mito y darle una dimensión nueva gracias a que Doña Inés también se sacrifica por él. Don Juan es un calavera sin conciencia hasta que conoce a Inés y se enamora de ella (nadie está más desprotegido contra el amor que aquel que cree que la cosa no va con él). Eso sí, las cosas se complican, Don Juan tiene que huir de Sevilla y Doña Inés muere del sofocón. En ese momento llega a las puertas del cielo, se planta ante Dios y más o menos le viene a decir que o con Don Juan o nada. ¿Qué pasa después? Don Juan vuelve cinco años más tarde, y cuando está ante la tumba de Doña Inés… mejor lo escucháis de los labios de sus protagonistas, ¿no? Pinchad aquí e id hasta el minuto 10, 5 segundos aproximadamente.

Paco Rabal, como Don Juan, tiene momentos estupendos. Y a Doña Inés también la habréis reconocido, claro. Es una joven Concha Velasco que dice:

Yo a Dios mi alma ofrecí

en precio de tu alma impura.

Y Dios, al ver la ternura

con que te amaba mi afán

me dijo: espera a Don Juan 

en tu misma sepultura.

Y pues quieres ser tan fiel

a un amor de Satanás,

con Don Juan te salvarás

o te perderás con él.

Y Zorrilla los salvó, igual que Coppola. Y por amor, pero amor de verdad, del grande, sin ñoñerías. El Amor y la Muerte, el Tiempo y la Eternidad, unidos como una sola cosa. Lo dicho, que al final la verdad siempre está en Quevedo: «Polvo serán, más polvo enamorado«.

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Lo primero de todo: ¿por qué existe un día de Todos los Santos, si cada santo tiene su fiesta? Sin ir más lejos, para tal día como el 30 de octubre he encontrado a San Marcelo, San Alonso Rodríguez (viudo y portero, según el santoral católico), Santa Bienvenida Bolani, San Gerardo de Potenza y los beatos Angel de Acri, Terencio Alberto O’Brien, Alejandro Zaryzkyj y Dorotea de Montau. Y si vas a la Santopedia (juro que existe) todavía añade a San Claudio, San Lupercio, San Victorio y San Marcelo de León, Santa Eutropia de Alejandría, San Germán de Capua,  San Marciano de Siracusa, San Máximo de Cuma, San Serapión de Antioquía y un par de beatos más, Miguel Langevín y Juan Slade. Diecinueve, entre santos y beatos, y no sigo buscando porque seguro que encuentro más. Habrá días con más y otros con menos, pero si uno echa cuentas así por lo bajo se puede acabar preguntando: ¿pero tantos santos ha habido? Pues parece ser que sí, y aún deben parecer pocos, porque ya desde el principio la Iglesia pensó que alguno seguro que se les escapaba sin canonizar, que llevar el control de tanto martirio, tanto eremita que se retiraba al desierto a rezar toda la vida, tanta prostituta que se arrepiente y se pasa cuarenta años llorando encima de una calavera… en fin, que era complicado, y al final el papa Urbano II, allá por el lejano siglo XIII, decidió instituir la fiesta de Todos los Santos. Así, si alguno se había ido al cielo sin pasar por los altares se quedaba compensada la cosa, y en paz.

La infanta Elena sí que sabe: le puso a su chico Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, y así no queda mal con nadie

Tradiciones para Todos los Santos las hay de todos los colores. A mí el Halloween éste de los americanos me da bastante igual, la verdad sea dicha. Al fin y al cabo no deja de ser lo de siempre: tradiciones europeas que los americanos transforman más o menos y que luego nos devuelven como si fueran nuevas. Yo, en este caso, prefiero lo de toda la vida. Me encanta, por ejemplo, comer «huesos de santo«, y no sólo por lo ricos que están, sino por que me fascina que se llamen así y que encima intenten imitar a los de verdad, con el hueso de mazapán y el tuétano de yema. Mmmmmmm. Una deliciosa profanación, ¿no? Muy español, por otra parte, eso de que la santidad y el pecado vayan de la mano.

Ni más ni menos que desde el siglo XVII llevamos comiendo «huesos de santo». Y aún quedan

¿Santidad y pecado juntos y revueltos? Pues sí, y precisamente eso es lo que encontramos (y en cantidades industriales) en la principal tradición española relacionada con Todos los Santos. ¿Y cuál es? Pues el Tenorio, claro. No puedo imaginarme un 31 de octubre sin escuchar sus versos. «Oh, Don Juan, Don Juan, yo imploro / de tu hidalga compasión, / o arráncame el corazón / o ámame, porque te adoro«. Desde hace siglos la fiesta de Todos los Santos y la representación de la historia de Don Juan van de la mano en España, y aunque durante un tiempo pareció que poco a poco se iba a acabar perdiendo, lo cierto es que está resurgiendo cada vez con más fuerza. Se vuelve a representar cada vez en más teatros, pero también en iglesias (p.ej., en Sevilla utilizan la iglesia barroca de San Luis de los Franceses, un escenario que pone los pelos de punta), en cementerios… Nosotros, este año, otra vez vamos a dedicarle una cena teatralizada que va camino de convertirse también en tradicional.

La pareja, posando junto a la tumba de Doña Inés

¿Por qué se representa el Tenorio para Todos los Santos? ¿Y desde cuándo? La respuesta a la primera pregunta es fácil: una parte de la obra se desarrolla en un cementerio, entre tumbas y muertos que vuelven a la vida. Y en cuanto a la segunda, resulta que Zorrilla estrenó su obra en 1844, pero ya desde mucho antes se representaba la historia de Don Juan por estas fechas. Nada menos que desde que Tirso de Molina, allá por el primer tercio del siglo XVII, escribió «El burlador de Sevilla o el convidado de piedra«, creando así uno de los personajes más grandes de todos los tiempos. Luego vendrían muchas otras obras, como «No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, o el convidado de piedra«, de Antonio de Zamora, que se estaría representando hasta que Zorrilla escribió su «Don Juan Tenorio» en pleno Romanticismo. Y fuera de España también, porque Don Juan pronto se convirtió en un personaje universal. Moliére escribió su «Dom Juan oú le festin de pierre«, Mozart compuso una ópera inmortal, «Don Giovanni«, y así podríamos seguir hasta hoy mismo, porque el cine sigue volviendo al personaje de vez en cuando. Sin ir más lejos, de 1995 es «Don Juan de Marco«, protagonizada por Jonny Deep y con el mismísimo Marlon Brando en el reparto.

Don Juan

Doña Inés

¿Conocéis algún verso del Tenorio? A pesar de las muchas «versiones» de la historia que hay, los que todo el mundo conoce son los de Zorrilla, que no lo sabía, pero los escribió para que mucho tiempo después Paco Rabal los recitara con esa voz maravillosa. Entre él y su Doña Inés, Concha Velasco, hubo una química que pocas veces se ha dado entre esos dos personajes míticos. Una lástima que TVE no reponga aquellos «Estudio 1» en los que nuestros mejores actores representaban nuestros mejores textos clásicos. Al fin y al cabo, eran una estupenda forma de crear afición, ¿o no? Así se mantienen las tradiciones, haciendo que los chavales de hoy las sientan también como suyas. Y para ello nada mejor que encontrarse a Don Juan también en televisión.

Don Juan en la sevillana plaza de Refinadores

¿De qué va la obra? Pues resulta que Don Juan Tenorio y Don Luis Mejía, calaveras notorios, borrachos, pendencieros, jugadores, mujeriegos… se juntan en Sevilla y ya se sabe, fanfarrones los dos… «que apostaron, me es notorio, /a quién haría en un año / con más fortuna, más daño«. Y un año justo después se vuelven a encontrar en torno a una mesa de La hostería del laurel de Sevilla, teniendo como testigos a sus amigotes y, sin saberlo (estamos en pleno Carnaval, así que pueden ir enmascarados) Don Diego Tenorio, padre de nuestro héroe, y Don Gonzalo, el comendador, padre de Doña Inés. Y con ese selecto público cada uno de ellos empieza a contar las barrabasadas que ha hecho en esos doce meses (y a fe mía que les cundió). Os dejo con Paco Rabal en el papel de Don Juan y a Fernando Guillén en el de Don Luis.

Si queréis conocer éstas y muchas otras historias, os proponemos vivir con nosotros UN OTOÑO DE MUERTE: visitas al cementerio (de día y de noche), excursiones, cenas… entrad aquí y encontraréis toda la información. Y si queréis pasar una noche CENANDO CON DON JUAN, los próximos días 1 y 2 de noviembre hemos organizado una CENA TEATRALIZADA en el mismísimo panteón de la familia Tenorio que no os podéis perder. Entrando aquí encontraréis todos los detalles. Y aún hay más, porque si queréis seguir los pasos de Don Juan por SEVILLA, os esperamos en la excursión que hemos preparado para el PUENTE DE LA INMACULADA. Entrad aquí y encontraréis el programa.

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¿Alguna vez has visto un león con alas, un libro entre las patas y una aureola alrededor de la cabeza? Pues si cumple todos o casi todos esos requisitos no hay duda, es el león de San Marcos, y hay grandes posibilidades de que estés en Venecia. ¿O no? Pues no siempre, porque en Zaragoza también lo puedes encontrar.

El león de San Marcos, tan campante en un edificio zaragozano

Eso sí, está en un lugar que tiene cierta vinculación con Venecia, porque el edificio lo construyó la compañía de seguros «La Adriática», y el Adriático es el mar que baña las costas de la ciudad de los canales. La cuestión es que esta empresa acostumbraba a construir sedes monumentales en cada una de las ciudades donde operaba. Se quedaba con las plantas que necesitaba y posteriormente alquilaba o vendía los bajos para locales comerciales y el resto para viviendas. Seguro que, aunque no lo sepáis, habéis visto algunos de los edificios que «La Adriática» construyó por España. Os pongo algún ejemplo y veréis como sí, porque habitualmente son edificios monumentales, que no pasan desapercibidos y que están en lo mejor de cada ciudad.

Madrid, en la Gran Vía con la plaza del Callao

El de Madrid está en plena Gran Vía, y era la sede central de la compañía. Es de los años 20, como el de Sevilla, que a mi me gusta mucho más. Está en la Avenida de la Constitución, en la esquina frente al Ayuntamiento, y en los bajos se sitúa un clásico de la ciudad: la confitería Filella.

La Sevilla en la que se construyó la plaza de España y todos los edificios del parque de María Luisa es la que vio nacer el edificio de «La Adriática»

Hay otros edificios de «La Adriática» repartidos por España, pero en este caso yo creo que el de Zaragoza gana por goleada. En pleno Coso, es moderno, elegante, airoso, monumental… lo tiene todo. A mí, desde luego, es uno de los edificios que más me gustan de nuestra ciudad.

El primer rascacielos zaragozano. Sólo tiene 50 metros, pero tiene todo el garbo de los primeros rascacielos americanos. Si no fuera porque está situado entre una estupenda iglesia barroca y un palacio renacentista más estupendo aún, podríamos pensar que estamos en el Chicago o el Nueva York de principios del siglo XX

Se terminó en 1952 y encaja perfectamente en un entorno muy monumental, con la iglesia de la Mantería, la Audiencia, el edificio de los Escolapios… En cualquier caso, a nosotros lo que nos interesa hoy es el león. ¿Os habíais olvidado de él? Pues está justo sobre la cornisa donde empieza el segundo cuerpo del edificio, en la parte central (encima del arco, por si aún no lo habéis visto). Y es un león perfectamente veneciano, aunque le falte el nimbo alrededor de la cabeza.

El león, tan feliz sobre la cornisa

Zaragoza…

y Venecia


El león de San Marcos sobre una de las dos columnas de la piazzetta de Venecia

La idea de representar a San Marcos como un león con alas viene ni más ni menos que del Apocalipsis. Ya sabéis, se abre el libro de los siete sellos, llegan los cuatro jinetes, la gran ramera de Babilonia… en fin, un festival, y en medio de todo el follón hay cuatro personajes alrededor del trono de Dios, alabándole: un águila, un ángel, un león y un toro (estos dos con alas también). Cada uno de ellos se acabó identificando con uno de los cuatro evangelistas, y a San Marcos le correspondió el león. ¿Por qué? Pues a lo mejor porque su Evangelio comienza hablando de San Juan Bautista como la «voz que clama en el desierto«, y se ha identificado esa voz con el rugido de un león. O a lo mejor no.

«Pax tibi, Marce, evangelista meus. Hic requiescet corpus tuum». O sea, «La paz sea contigo, Marcos, mi evangelista. Aquí descansará tu cuerpo»

Por cierto, que el león de San Marcos lleva muchas veces entre las garras un libro con el principio de una frase, que no es la primera de su Evangelio, para nada. Es la que se supone que le dijo un ángel cuando estaba por la laguna de Venecia (la ciudad no existía aún, así que no pudo hacer el guiri dándose el típico paseo en góndola o comprando máscaras). Aunque claro, también hay gente que dice que eso se lo inventaron los venecianos después. En fin, que maliciosos con ganas de malmeter no faltan nunca. ¿A quién se le ocurre pensar eso de los venecianos, que eran buenísima gente, y tan, tan honrados?

Esculturas, relieves, cuadros… por todas partes, en Venecia, aparece el león con su libro

Primera cuestión: un ángel le dijo a San Marcos que su cuerpo descansaría donde luego se levantó Venecia. Segunda cuestión: una tradición cuenta que él fue el primer cristiano que llegó a Alejandría, allá por los años 60 (los del siglo I d.C., claro) y acabó siendo el obispo de esta ciudad. Allí quedó su cuerpo hasta que unos 800 años después, año arriba, año abajo… llegaron por allí unos mercaderes venecianos. Ni cortos ni perezosos decidieron robar el cuerpo del santo (para cumplir con la profecía del ángel, claro, no por otra cosa) y se lo llevaron a Venecia. Y claro, como Alejandría por aquel entonces (corría el año 828 d.C.) era musulmana, metieron el cuerpo en un cargamento de carne de cerdo, y a los musulmanes ni se les ocurrió registrarlo (aparte de que me imagino que las reliquias de San Marcos a ellos les daban un poco igual, vamos, digo yo).

Tintoretto, el extraordinario pintor veneciano del Renacimiento, representó en estos dos cuadros que se conservan en la Galería del Academia de la ciudad el hallazgo y el robo del cuerpo de San Marcos (que, para haber pasado casi 800 años desde su muerte, se conservaba estupendamente, para qué vamos a decir otra cosa)

Descubrimiento del cuerpo de San Marcos en Alejandría

Robo del cuerpo de San Marcos por los mercaderes venecianos

Cuando los mercaderes llegaron a Venecia le entregaron el cuerpo al Dux (el «jefe» de la Serenísima República), y fue entonces cuando se empezó a construir la maravillosa basílica de San Marcos que aún se puede visitar hoy.

Hemos visto el león de San Marcos en el edificio de la Adriática, pero la relación de Zaragoza con Venecia va mucho más lejos. Muchos os acordaréis del cine Venecia, habréis paseado por los pinares de Venecia, a lo mejor vivís en la calle Venecia o compráis en Puerto Venecia…

En realidad, el origen de todo esto está en el Canal Imperial, por el que navegó durante muchos años una góndola a la que se llamaba «El cisne del Canal». Y claro, tanto éxito tuvo que la gente llamaba a aquella zona «la pequeña Venecia», con su canal, su góndola… no faltaba de nada. Y claro, tanto con Venecia arriba y abajo… hoy tenemos un Stadium Venecia, los pinares se siguen llamando así y la calle Venecia continúa en su sitio, aunque el cine ya desapareció. Eso sí, que sepamos nunca se han visto por allí leones con alas, pero… tiempo al tiempo.

El Cisne del Canal, nuestra góndola particular, hacia 1900

Pero es que aún hay más. Resulta que en 1876 se fundó una de las empresas más importantes de la historia de Zaragoza, y no os vais a creer cómo se llamaba. ¿Lo adivináis? Pues claro, «La veneciana», fundada por Basilio Paraíso, el de la plaza Paraíso. ¿Y por qué se llamó así? Pues porque fue la primera empresa española especializada en la fabricación de vidrio, vidriera artística y espejos, y el prestigio de Venecia en estos temas era incuestionable (¿quién no ha oído hablar del cristal de Murano?). Pura estrategia de márketing que se llevó hasta las últimas consecuencias, pues cuando en 1908 llegó la Exposición Hispano-Francesa, ¿os imagináis cómo era el pabellón de «La veneciana»?

¿Veis asomar la punta de la góndola?

Estaba construido sobre un pequeño canal artificial, en el que había hasta góndolas, para que no faltara de nada (si os fijáis bien, debajo del puente sobre el que está construido el pabellón asoma la punta de una de ellas). Al fin y al cabo su propietario había sido el principal impulsor de la Exposición Hispano-Francesa, y una empresa tan pujante (que aún existe, con el nombre de Saint Gobain – La veneciana) podía y debía permitirse estos lujos. Por cierto, y ya para acabar, obras suyas hay por toda España, pero os pongo un ejemplo que seguro que conocéis: las vidrieras de la Casa Solans, en la Avenida de Cataluña.

El chalet que Juan Solans se construyó al ladito de su fábrica de harinas también tiene su punto veneciano, como tantas cosas en Zaragoza

Por cierto, y ya con esto acabo: Juan XXIII, que antes de ser Papa fue Patriarca de Venecia, murió bajo el manto de la Virgen del Pilar porque él mismo lo pidió. Y también antes de ser Papa estuvo en nuestra ciudad (aún os diré más, durmió en el Colegio Mayor Miraflores). ¿Qué os parece? ¿Sorprendente? ¿Os ha parecido interesante la historia del león de San Marcos?

Si queréis saber mucho más sobre la fauna que vive en los edificios, las calles y las plazas de Zaragoza podéis apuntaros los sábados de julio a las 19’30 a la actividad para familias con niños UN SAFARI A LA FRESCA. Si queréis más información o reservar llamadnos al 976207363 o entrad aquí.

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Ayer hablábamos de dragones, y seguimos con ellos, porque hay muchos más. Y concretamente todos los que aparecen con San Jorge, que siempre acaban llevándose la parte del dragón… o sea, la peor de la historia. Porque casi siempre (casi, hay por lo menos una estupenda excepción) el dragón es el malo, el feo, el peligroso, salvaje y muchas cosas más, llega San Jorge, lo mata y se queda tan contento (y la pobre gente, que vivía aterrorizada por el monstruo, más).

Aquí tenéis a San Jorge con su caballo blanco y con aire de triunfador. El pobre dragón, moribundo a los pies. ¿Dónde está? Pues en la iglesia de Santa Isabel (o San Cayetano, que lo mismo es)

En fin, no tan deprisa. ¿Quién era este Jorge que lo tenía todo, guapo y bien plantao, caballeroso, valiente y santo, por si le faltaba algún detalle? Pues bien, teniendo en cuenta que nos movemos en esa línea que hay entre la leyenda, la historia y nuevamente la leyenda, podemos creer (que no nos cuesta nada) que nació allá por el 275 d.C. Su padre era un militar romano, pero cuando murió su madre lo crió en la fe cristiana. El chico llegó a ser guardia personal del emperador Diocleciano, hasta que a éste le dio por perseguir a los cristianos, y Jorge confesó. Resultado: primero martirio y, como no daba resultado, ejecución. Decapitado, concretamente. Seguro que la cosa fue un poco más sencilla que en este cuadro, pero es que Veronés es así, si se pone se pone, y antes muerto que sencillo.

San Jorge diciendo que, de adorar a los dioses paganos, nones

En cualquier caso, la parte que más nos interesa es la más legendaria de todas. Es decir, su aventura con el dragón. Resulta que en una ciudad que debía estar más o menos por la actual Turquía había un rey que tenía una hija, que en consecuencia era princesa. Hasta aquí, todo normal. Pero resulta que un día apareció por allí un dragón y se acabó la paz, porque por lo visto olía tan mal que cuando se acercaba hasta las murallas se moría gente sin parar. El caso es que se plantearon enviarle cada día un par de ovejas, para que no tuviera que salir del lago en el que vivía a buscarse el sustento. Pero claro, las ovejas se acabaron, y decidieron enviar cada día a una persona, por riguroso sorteo. Hasta que un día…

Reconoceréis que la princesa se puso divina, que eso de morir de trapillo no iba con ella

Pues sí, lo que os estabais imaginando. Le toco a la mismísima princesa. El rey intentó mover sus influencias pero nada, no hubo forma. Y la princesa, toda digna y con la cabeza bien alta (en parte por el moño que le tiraba hacia atrás, como podréis ver en el cuadro) se fue siguiendo su destino, hasta que en el camino… se encontró con San Jorge. «¿Dónde vas?» «A tí te lo voy a decir, que soy una señorita y no hablo con desconocidos» «Chica, como te pones por nada, de verdad. Te acompaño un rato, ¿vale?» «Uy, que no, plasta, que voy de recaos» «Y mañana, ¿cómo lo tienes?» «¿Mañana? No habrá un mañana, hijo«. Y ahí la princesa ya no pudo aguantar y se echó a llorar como una loca. «Estando yo por aquí, no habrá una princesa que llore. A ese dragón me lo meriendo yo, ya lo vas a ver, que para eso soy San Jorge montado en su caballo blanco«. Y tan ancho que se quedó. El caso es que cumplió su palabra, vaya que sí, y el pobre dragón…

Si habéis estado en la Seo y no os habéis fijado en este San Jorge, ya tenéis un buen motivo para volver

Hay muchas representaciones de San Jorge en zaragoza, pero a mí la que más me gusta es ésta, en la Seo. Puede que no sea la obra de un gran escultor, pero es espectacular. Id un día de estos y colocaos justo debajo de la nuca del dragón. Sólo hay tres puntos rojos: la cruz que lleva el santo sobre el pecho (la cruz de San Jorge, roja sobre fondo blanco), la boca del dragón y la punta de la lanza, que le sale por la nuca después de atravesarle la cabeza. Da la impresión de que en cualquier momento nos vaya a caer una gota de sangre caliente encima. Estremecedor.

Eso sí, ¿el dragón era malo o es que necesitaba cariño? ¿Monstruoso o incomprendido? La mayoría de los artistas no se han hecho esta pregunta y han seguido el camino fácil, pero… un gran escritor, Fernando Lalana, y un gran ilustrador, Isidro Ferrer, unieron sus talentos y salió un maravilloso libro, «Te quiero, Valero», en el que en realidad el dragón Valero estaba loquito por la princesa Pilarín, que se deshacía por los huesos de su dragón. ¿No lo habéis leído nunca? Es un libro para niños con el que cualquier adulto puede ser feliz.

Aquí los tenéis, enamoradicos perdidos el uno del otro y luchando contra la incompresión del mundo, que ya vale

Si queréis saber mucho más sobre la fauna que vive en los edificios, las calles y las plazas de Zaragoza podéis apuntaros a nuestra ruta “Un safari en Zaragoza”. Si sois un grupo podéis poneros en contacto con nosotros llamando al 976207363 o escribiendo a educacion@gozarte.net, y si no estad atentos a nuestra programación. Podéis conocerla siguiéndonos en http://www.facebook.com/gozARTE, y si queréis recibir vuestro boletín no tenéis más que enviarnos un e-mail con vuestro correo electrónico.

 

Tarde de toros

El león de San Marcos, un trozo de Venecia en Zaragoza

El perro de San Roque no tiene rabo

El caballo de Palafox 

El caballito de la Lonja

Los ¿delfines? de Neptuno

Los gallos de las veletas… y algún otro

El león del Batallador

El tocinico de San Antón

La cierva de San Gil

Los camellos de la Seo

Leones de colores

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