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Posts Tagged ‘Pilar’

Ya está aquí el puente de San Jorge, y para celebrarlo tenemos programadas un montón de actividades para descubrir las historias de nuestra historia, empezando por las HISTORIAS Y LEYENDAS DEL REINO DE ARAGÓN. Aquí os dejamos toda la programación:

JUEVES 23

  • 6’30 – Nos vamos de excursión: PUENTE DE SAN JORGE EN ÁVILA Y ALREDEDORES (completo)
  • 11’00 – HISTORIAS Y LEYENDAS DEL ESCUDO DE ARAGÓN

SÁBADO 25

  • 10’30 – LOS SECRETOS DE LA SEO
  • 11’00 – HISTORIAS Y LEYENDAS DEL ESCUDO DE ARAGÓN
  • 12’00 – Descubre la Zaragoza escondida: LA CARTUJA DE AULA DEI
  • 18’00 – Descubre Zaragoza con niños: UN SAFARI EN EL MUSEO
  • 20’00 – ZARAGOZA OSCURA Y LEGENDARIA

DOMINGO 26

  • 11’00 – HISTORIAS Y LEYENDAS DEL ESCUDO DE ARAGÓN
  • 11’00 – HISTORIAS DE AMORES Y DESAMORES EN EL MUSEO DE ZARAGOZA
  • 11’30 – Descubre Zaragoza con niños: UN DÍA CON LOS ROMANOS EN EL MUSEO

Santa Isabel

Jueves 23, sábado 25 y domingo 26 a las 11’00

HISTORIAS Y LEYENDAS DEL ESCUDO DE ARAGÓN

Todos hemos visto montones de veces el escudo de Aragón, pero ¿sabéis lo que significa cada una de esas imágenes? Pues para descubrirlo os vamos a proponer un recorrido en el que nos vamos a mover entre la historia y la leyenda para descubrir qué hay detrás de los símbolos de Aragón, como el dragón, San Jorge y sobre todo el escudo. ¿Por qué los reyes de Aragón llevaban un casco con un dragón? ¿De dónde vienen las barras? ¿Qué pasa con las cuatro cabezas de los reyes moros? ¿Desde cuándo está todo eso ahí?

Cuándo – Domingos 12, 19 y 26, jueves 23 y sábado 25 de abril a las 11’00

Dónde – Puerta de la iglesia de Santa Isabel, plaza del Justicia

Precio – 8 € por persona (7 €, jubilados y estudiantes menores de 25 años; 4 €, parados)

Reservas – Llamando al 976207373 o entrando aquí

Seo

Sábados a las 10’30 – LOS SECRETOS DE LA SEO

La Seo es el edificio medieval más importante de Zaragoza y de Aragón. Es una catedral absolutamente extraordinaria, que además de ser una joya artística está llena de historias que nos hablan de casi 1.000 años de convivencia (unas veces pacífica y otras no, que de todo hubo) entre judíos, moros y cristianos; de asesinatos en mitad de la noche; de milagros increíbles y reliquias extraordinarias… en fin, un lugar excepcional, algunos de cuyos secretos os contaremos en la visita que haremos los sábados por la mañana

Cuándo – sábados a las 10’30

Dónde – Plaza de la Seo, delante de la puerta

Precio – 10 €  por persona (mayores de 65 años  8 €; parados 5 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Sábados a las 12’00 – Descubre la Zaragoza escondida: LA CARTUJA DE AULA DEI 

Zaragoza es un caso excepcional, pues tuvo dos cartujas: la Cartuja Baja, o de la Concepción (el actual barrio de la Cartuja) y la de Aula Dei, que es la más famosa de las dos debido a que los muros de su iglesia fueron pintados por el zaragozano más universal: Francisco de Goya. ¿La conocéis? Pues no sabéis lo que os perdéis, porque la Cartuja es mucho más que Goya. Es un monasterio extraordinariamente conservado, muchas de cuyas dependencias podremos descubrir en esta visita: el patio de entrada, la iglesia, el pequeño claustro de capillas, la sala capitular y, sobre todo, la celda de un cartujo, en la que nos podremos hacer una idea de cómo vivían.
Cuándo – Sábados a las 12’00
Dónde – Portería de la Cartuja a las 11:50, o parada del bus 28 en el Coso, nº 118 a las 11:10
Precio – 10 € por persona (estudiantes y jubilados, 8 €; parados, 6 €)
Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Sábados  a las 18’00

Descubre Zaragoza con niños: UN SAFARI EN EL MUSEO

¿Quién dijo que no hay camellos en Zaragoza? Y dragones y serpientes… El Museo de Zaragoza está lleno de animales y para descubirlos hemos decidido organizar un safari en el que, si somos buenos detectives podremos encontrar leones que caben en la palma de una mano o animales fantásticos. si les escuchamos nos contarán algunos de los misterios de este fantástico museo.

Dónde – Sábados a las 18’00

Cuándo – Museo de Zaragoza (Plaza de los Sitios)

Precio – 7 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Sábados a las 20’00 – ZARAGOZA OSCURA Y LEGENDARIA

De noche todos los gatos son pardos, ¿verdad? Por eso la noche es el territorio donde se mueven con soltura los personajes de leyenda, magos, brujos, asesinos… ¿Queréis conocer historias de asesinatos, perseguidos por la Inquisición, milagros, traficantes de reliquias…? Os invitamos a conocer con nosotros la Zaragoza más oscura y legendaria, la que solo es posible descubrir cuando la noche tiende su oscuro manto.

Cuándo – Sábados a las 20’00

Dónde – Frente a las taquillas de la Aljafería

Precio – 8 € (7 € para jubilados y estudiantes menores de 26 años, 4 € para parados)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Domingos  a las 11’00

HISTORIAS DE AMORES Y DESAMORES EN EL MUSEO DE ZARAGOZA

Estamos ya en febrero, y ya sabéis que nos encantan las historias de amor apasionado, intensas, dramáticas y de mucho sufrimiento. Por eso hemos preparado, los domingos por la mañana, una visita para descubrir en sus obras algunas grandes historias de amor (y desamor), unas reales y otras legendarias. Augusto y Livia, Juana la Loca, Venus… serán los protagonistas de este recorrido en el que nos acercaremos de otra manera a la colección del Museo de Zaragoza.

Cuándo – Domingos  a las 11’00

Dónde – Museo de Zaragoza (Plaza de los Sitios)

Precio – 8 € (7 €, estudiantes menores de 26 años y jubilados; 4 €, parados)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Augusto

Domingos a las 11’30

Descubre Zaragoza con niños: UN DÍA CON LOS ROMANOS EN EL MUSEO

Vamos a coger los relojes, los vamos a retrasar unos 1.900 años y nos vamos a ir a pasar una tarde a Caesaraugusta. Si os venís os vais a encontrar con una ciudad floreciente, animada y con muchísimo movimiento por todas partes. Eso sí, hoy no nos vamos a ir a ver sus monumentos ni a pasear por sus calles. ¿No? Pues no, porque como somos un poco cotillas nos vamos a meter en las casas de sus habitantes. ¿Os venís al Museo de Zaragoza a descubrir cómo eran?

 Cuándo –  Domingos a las 11’30

Dónde – Museo de Zaragoza, Plaza de los Sitios

Precio – 7 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Cuenta la tradición que el 2 de enero del año 40 d.C. la Virgen vino a Zaragoza para animar a Santiago (que estaba intentando convertir a los hispanos al Cristianismo, con bastante poco éxito) y trajo una columna de piedra a la que todos llamamos «el Pilar», que según esa tradición sigue hoy exactamente en el mismo lugar en que lo dejó.

Allá por el siglo XV o XVI se decidió cubrir la columna con un forro de bronce (que es el que se ve en la vieja fotografía de arriba) para protegerla, pues parece que los fieles arrancaban trozos de piedra para llevárselos. Eso sí, se dejó en la parte de atrás un pequeño orificio para que pudieran besar la columna directamente.

En el siglo XVIII se decidió cubrir aquel forro de bronce con otro de plata, mucho más adecuado, que se colocó en 1739. Hay dos, uno que cubre toda la parte de la columna que sobresale por encima del suelo del camarín para los días en los que la Virgen no lleva manto, y otro que se coloca el resto de los días y que llega más o menos a media altura.

En cuanto a los mantos, la tradición de ponerlos también viene de lejos, por lo menos de 1504, aunque no se colocaban como ahora. ¿Veis el cuadro? Pues en él se ve cómo se ponían, tapando la imagen prácticamente hasta el cuello. Fue a mediados del siglo XVIII y parece que por indicación de Ventura Rodríguez (el arquitecto que hizo la Santa Capilla, inaugurada en 1765) cuando los mantos se empezaron a colocar como en la actualidad, a ras con la parte superior de la columna. Desde los años 40 del siglo XX se sujeta el manto a la columna con esta magnífica pieza de plata.

Decíamos que la noticia más antigua que tenemos sobre los mantos es de 1504, y en una catalogación que se hizo en 1577 se dice que había 72. Sin embargo, el más antiguo que conservamos es el del Cabildo, de 1762, que es el que se coloca para el día del Pilar.

¿Cuántos mantos hay hoy? Pues en una catalogación que se hizo en 2003 eran 410, pero tenemos que tener en cuenta que no se han dejado de regalar, con lo que el número sigue aumentando. Los hay de todo tipo, desde los más ricos a los más sencillos, de los regalados por miembros de la familia real a los que dejaron donantes anónimos, de los más tradicionales a los más originales, como uno de ganchillo o el que regaló el Grupo Zaragozano de Papiroflexia, confeccionado con más de 1.500 pajaritas de papel unidas sin pegamento ni celo.

Todos los mantos tienen la misma forma y dimensiones, para colocarse encima de un portamantos sujetos con cintas. En cuanto a los colores, se intenta que se adapten a los colores litúrgicos: blancos, verdes, morados, azules o rojos. Se cambian cada día (como se ve en la foto de abajo), y algunos días más de una vez. Eso sí, muchos de ellos tienen días concretos, en relación con la festividad que se celebra, con el donante que lo regaló o, como decíamos antes, con el color litúrgico que corresponda.

El manto se ve como algo unido indisolublemente a la imagen que tenemos de la Virgen del Pilar, tanto que al acto de presentar a los niños a la Virgen (algo muy habitual, hasta que hacen la primera comunión) se le llama tradicionalmente «pasar por el manto«. Son los infanticos los encargados de acompañarlos, como se ve en esta foto.

Esa proximidad del manto a la columna y a la Virgen del Pilar hace que se les atribuya cierto carácter «milagroso». Todavía hoy se puede ver en algunas esquelas la frase «Murió bajo el manto de la Virgen del Pilar«, aunque hoy es un privilegio que tienen los caballeros y damas de la Corte de Honor de la Virgen y algunas personalidades (el papa Juan XXIII, por ejemplo, o Alfonso XIII, que murió en Roma bajo el manto que envió el Cabildo, que lo volvió a mandar años después a Lausanne cuando murió la reina Victoria Eugenia). De hecho, ya a principios del siglo XVII las peticiones de mantos para los enfermos eran tan abundantes que se crearon las «medidas de la Virgen«, las famosas cintas, cuya función era precisamente esa, suplir al manto a la hora de la muerte.

Las cintas miden 36’5 cm, exactamente la altura de la imagen de la Virgen. La primera noticia que tenemos de ellas es de 1621, en un documento en el que los Jurados de Zaragoza prohiben a mercaderes y ciudadanos la comercialización de esas medidas, reservando ese derecho exclusivamente al Cabildo zaragozano bajo pena de 60 sueldos jaqueses. No sabemos cómo serían entonces, pues la imagen que vemos aquí arriba corresponde al aspecto que tenían en el siglo XIX. Hoy son algo distintas y se hacen en once colores diferentes, siendo enormemente populares.

Por cierto, ¿por qué hay veces que la Virgen del Pilar no lleva manto? Pues muy sencillo: todos los días 2, 12 y 20 no lo lleva. El 2, porque según la tradición la Virgen vino a Zaragoza el 2 de enero del año 40 d.C. El 12, porque la dedicación del templo fue un 12 de octubre. Y el 20, porque la coronación canónica de la Virgen del Pilar fue un 20 de mayo. Así pues, todos los 2, 12 y 20, excepto el 2 de enero, el 12 de octubre y el 20 de mayo se puede ver la columna, o más bien el forro de plata que la cubre.

Además de todo lo que hemos dicho, una vez al año la Virgen luce un manto de lo más especial, hecho de millones de flores llevadas por cientos de miles de personas. ¿Veis el cartel de fiestas de arriba? De alguna manera ya se ve en él la idea de la Ofrenda de flores, aunque esta no nacería hasta ocho años después, en 1958.

Os dejo una foto de la primera Ofrenda de flores. En ella participaron 2.000 personas y el Ayuntamiento regaló las flores (seguiría haciéndolo, en parte, hasta 1986). Con ellas se «tejió» un manto multicolor, que seguiría siéndolo durante más de medio siglo. Sobre él se colocó, prácticamente desde el principio, la cruz de Lorena, un símbolo elegido por el hospital Royo Villanova (que entonces se conocía como «el Cascajo») por ser desde mucho tiempo antes el símbolo de la «cruzada» contra la tuberculosis. En aquellos años la hacían los enfermos, y como no podían salir (los tratamientos antituberculosos duraban incluso dos años por aquel entonces) era la Reina de Fiestas la que iba a recogerla, y luego la entregaba. Hoy son los trabajadores del hospital los que la traen.

La Ofrenda fue el primer acto verdaderamente popular de las fiestas, y ha llegado a alcanzar unas dimensiones enormes (algunos años han pasado casi medio millón de personas y se han utilizado unos diez millones de flores). Hoy es  el acto  central de las fiestas y su imagen es reconocible en medio mundo. La inmensa pirámide de flores que se coloca en la plaza del Pilar, coronada por la Virgen con un manto confeccionado con claveles y gladiolos blancos, sobre los que la cruz roja destaca enormemente, está en las retinas de millones de personas desde hace unos 25 años, que es cuando empezó a convertirse en tradicional la utilización de un color perfectamente adecuado para una fiesta de la Virgen.

Si queréis conocer esta y muchas otras historias, no os podéis perder las actividades que hemos preparado para descubrir las TRADICIONES DE LAS FIESTAS DEL PILAR durante estas fiestas. Entrad aquí y encontraréis toda la información.

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En algunas ciudades el santo patrón es la excusa para celebrar las fiestas, y poco más. En Zaragoza, sin embargo, la situación es completamente diferente. La Virgen del Pilar es la protagonista absoluta de las fiestas, debido a la larguísima historia de amor que tiene con los zaragozanos, y las tradiciones que tienen que ver con ella son absolutamente multitudinarias. ¿Queréis conocer su origen, descubrir cómo han sido en otras épocas y cómo han evolucionado…? 

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Os proponemos una actividad en la que vamos a descubrir las historias y secretos del Pilar, las tradiciones que tienen que ver con las fiestas, visitando también el Museo del Rosario de Cristal, para descubrir los increíbles detalles de esa espectacular joya de nuestro patrimonio. Aquí os dejo todos los datos:

Cuándo – 27 y 28 de septiembre a las 11’00

Donde – Centro de la fachada del Pilar

Precio (entradas incluidas) – 10 €  (jubilados, 9 €; parados, 6 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Y además, también relacionado con las fiestas del Pilar, Un viaje a la Zaragoza de “Gigantes y cabezudos”. En 1898 se estrena Gigantes y cabezudos, una zarzuela que hizo reír y llorar a España entera. La zarzuela se ambienta en plenas fiestas del Pilar, y como ya se aproximan os proponemos recorrer sus escenarios, conocer la ciudad de 1898 y, si os animáis, cantar alguno de los fragmentos más famosos. Si queréis saber más entrad aquí.

 

Si queréis ir leyendo más sobre las tradiciones de las Fiestas del Pilar, aquí os dejo algunos posts de nuestro blog (en los próximos días, iremos colgando más):

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El Pilar es el edificio más visitado de Zaragoza y, probablemente, el menos conocido. Suena chocante, ¿verdad? La extraordinaria atracción de la Virgen del Pilar hace que el resto del edificio quede prácticamente en sombra y no le hagamos mucho caso. Es verdad que de esa situación se salva Goya, y en todo caso las bombas, pero poco más.

Santa Capilla

Pues bien, para acercarnos a descubrir este increíble lugar, su historia, sus tradiciones, sus leyendas, sus tesoros artísticos… y sobre todo, para intentar comprender el origen de esa relación tan estrecha, íntima, entrañable y peculiar que tiene Zaragoza con la Virgen del Pilar, hemos preparado una visita muy especial en la que recorreremos detenidamente el edificio, su historia, sus tradiciones y leyendas, sus obras de arte…

Cuándo – 4 y 11 de octubre a las 11’00, y 6, 8 y 10 de octubre a las 18’00

Dónde – Puerta principal del Pilar (junto al Ayuntamiento)

Precio – 8 € por persona (jubilados y estudiantes menores de 26 años, 7 €; parados, 4 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Aunque nació en Fuendetodos, Goya es sin ninguna duda el zaragozano más ilustre de todos los tiempos. En nuestra ciudad pasó toda su infancia y juventud, aquí tuvo a sus mejores amigos y a su familia y aquí volvió a lo largo de toda su vida: el colegio al que probablemente fue, la iglesia en la que se confirmó, casas en las que vivió él y su familia, el Pilar o el Canal Imperial, con los que tuvo muchísima relación… Pero Zaragoza no es sólo el escenario en el que se desarrollaron sus primeros años, sino también el lugar en el que se conserva una parte muy importante de su obra: frescos en el Pilar, pinturas murales en la iglesia de la Cartuja de Aula Dei, una estupenda colección que incluye varios de sus mejores retratos en el Museo de Zaragoza y en el Museo Ibercaja Camón Aznar (el único museo del mundo que expone toda su obra grabada)…

Iglesia de la Cartuja de Aula Dei, con las pinturas murales de Goya

Sábado – La Zaragoza de Goya

Nos vamos a ir a la Zaragoza del siglo XVIII para descubrir lugares fascinantes en los que Goya dejó su huella de una u otra forma. En ellos no solamente conoceremos la obra del artista, sino también la historia de los propios edificios.

  • El colegio de los Escolapios, en el que muy probablemente estudió
  • La Cartuja de Aula Dei, un magnífico edificio del siglo XVI en el que Goya pintó los muros de la iglesia (en este momento abre sólo un sábado al mes, pero probablemente después de Semana Santa empezará a abrir todos).
  • El Pilar, donde encontramos su primera obra importante (la bóveda del Coreto de la Virgen) y también su primera gran obra de madurez, la cúpula Regina Martyrum, de la que se conservan además los bocetos en el Museo Pilarista.

Cúpula Regina Martyrum en el Pilar

Después de comer nos iremos al Museo de Zaragoza, donde nos encontraremos con una estupenda colección de obras de nuestro pintor, desde cuadros de juventud hasta estupendos retratos de madurez, incluyendo el que probablemente es el mejor que pintó de Fernando VII o uno de sus primeros retratos infantiles, el del hijo del infante Don Luis de Borbón.

Fernando VII y el duque de San Carlos

Después de la visita al museo os proponemos recorrer un entorno del siglo XVIII: el Canal Imperial de Aragón, una de las obras de ingeniería más importantes de la Europa del momento y muy relacionada con Goya, como veremos. Si hace buen tiempo es un paseo de lo más agradable en el que se combina naturaleza, patrimonio, historia, arte…

Esclusas del Canal Imperial a su paso por Zaragoza

Por la noche, después de cenar, os proponemos una visita teatralizada titulada «Los sueños de Goya», en la que vamos a viajar a aquel tiempo para encontrarnos con diversos personajes que nos van a hablar sobre cómo el origen de muchos de los sueños y pesadillas del pintor se encuentra en su infancia y juventud en Zaragoza. Conoceremos a una auténtica maja, al propio Goya, asistiremos a un aquelarre…

El mismísimo Goya delante de su monumento, alternando con una auténtica maja

Domingo – Zaragoza y la Guerra de la Independencia

Uno de los episodios de la historia de la ciudad que más marcaron a Goya son los Sitios, los dos asedios a los que los franceses sometieron a la ciudad durante la Guerra de la Independencia y que la convirtieron en un símbolo contra la resistencia a Napoleón en medio mundo: más de 50.000 muertos, una ciudad destrozada, personajes como Agustina de Aragón, el heroísmo colectivo de los zaragozanos… Después del primer Sitio Palafox llamó a Goya para que pintara el heroísmo de los zaragozanos, que quedó reflejado, por ejemplo, en sus Desastres de la Guerra.

"¡Qué valor!", grabado de Goya representando a Agustina de Aragón con el cañón

Hoy os proponemos descubrir las impresionantes huellas de los Sitios en la ciudad (incluyendo, p.ej., la magnífica capilla de las heroínas, en la que está enterrada Agustina de Aragón con otras mujeres que se destacaron en la defensa de la ciudad) y acabar en el Museo Ibercaja Camón Aznar, en el que además de otras obras suyas podremos ver todos sus grabados, deteniéndonos especialmente en «Los desastres de la guerra«.

Casa con la fachada comida por la metralla desde 1808

Para terminar, os ofrecemos la opción de tener una auténtica «comida baturra» (que también puede ser cena el sábado), un recorrido que nos llevará desde los Sitios hasta las conmemoraciones que tuvieron lugar 100 años después al ritmo de la jota y con un estupendo menú aragonés. Si queréis más información entrad aquí.


 haciendo boca podéis pinchar aquí para descargaros el PDF de una guía titulada “Tras los pasos de Goya en Zaragoza“, escrita por nosotros. ¿Qué, ahora sí os apetece pasar un fin de semana en Zaragoza descubriendo la huella de Goya?

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Zaragoza es una ciudad llena de Goya por todas partes. Se conservan muchos de los escenarios de la ciudad en la que nació y pasó su juventud, alguna de las casas en las que vivió él o su familia, la iglesia en la que se confirmó (San Gil), el colegio en el que probablemente estudió (los Escolapios)… y, por supuesto, muchas obras suyas. Y no solo en el Pilar, sino también en el Museo de Zaragoza, en el Museo Ibercaja Camón Aznar, en la Cartuja de Aula Dei o en el Museo Diocesano.

Sala del Museo de Zaragoza, con dos retratos espectaculares

Si queréis recorrer Zaragoza tras los pasos de Goya sin levantaros de la silla os recomiendo que pinchéis aquí, pero para este mes de marzo nuestra propuesta es otra. Nos vamos a ir todos los sábados por la tarde a descubrir la obra de Goya en el Museo de Zaragoza, en la Plaza de los Sitios. Si hace mucho que no estáis vais a alucinar, porque además de contar con algunas obras nuevas la instalación de esas salas también ha cambiado, y merece la pena darse una vuelta para conocer no sólo la obra de don Francisco, sino también la de sus maestros y los que vinieron después siguiendo su estela.

Un detalle del retrato del infante Don Luis María de Borbón y Vallabriga

Si os apetece pasar una tarde con nosotros descubriendo una maravillosa colección de retratos, las fantásticas historias que nos cuentas sus grabados y muchas cosas más, no lo dudéis. Aquí os dejo toda la información:

Cuándo – 3, 10, 17, 24 y 31 de marzo a las 18’00

Dónde – Museo de Zaragoza (Plaza de los Sitios)

Precio – 8 € (7 € para jubilados, parados y estudiantes menores de 26 años)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Recordad que si sois un grupo podemos organizar esta o cualquier otra visita en cualquier momento. En relación con Goya tenemos preparados diferentes recorridos que nos llevan a descubrir su obra en el Pilar, el Museo Ibercaja Camón Aznar y en el Museo de Zaragoza o en busca de los escenarios en los que se desarrollaron sus primeros años de vida, y también una visita teatralizada titulada «Los sueños de Goya». Si queréis más información sobre ella llamadnos al 976207363 o entrad aquí.

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Orfeo, con su lira, tiene a los animales escuchándole con la boca abierta

Para estas navidades os proponemos pasar «Un día con los romanos» toda la familia en el Museo de Zaragoza (Plaza de los Sitios), y para ir calentando motores os iremos contando las historias de algunos de los personajes que viven allí, y también de los animales. Eso sí, id preparados, porque no sólo hay animalillos pequeños y pacíficos, sino que nos podemos encontrar cualquier cosa, desde leones hasta osos. ¿No os lo creéis? Pues ya lo veréis, pero no os preocupéis mucho, porque normalmente están de lo más tranquilos y relajados. ¿Sabéis por qué? Seguro que habéis oído miles de veces que la música amansa a las fieras, ¿no? Pues viendo este mosaico está claro que es verdad. Un hombre toca la lira y a su alrededor le escuchan tranquilamente águilas, serpientes, tigres, leones… ¿Quién puede ser, para tener semejante poder? Pues es Orfeo, y ahora mismo os hablo de él. Pero antes de nada: el mosaico que veis en la foto está en el Museo de Zaragoza, y apareció en una casa romana que estaba por la zona de San Juan de los Panetes. Estaba en el suelo del comedor, así que os podéis imaginar qué lujo. Para que os hagáis una idea os pongo una foto del comedor de otra casa de Caesaraugusta, que era como llamaban a Zaragoza los romanos, y ese sí podréis verlo si venís al Museo.

El comedor de los romanos finos se llamaba «triclinium»

Y ahora, a lo que vamos. ¿Quién era Orfeo? Pues respecto al padre no se ponen de acuerdo, pues unos dicen que era hijo de un rey y otros que del mismísimo dios Apolo. En cuanto a la madre, parece que fue una de las nueve musas, que eran las que inspiraban a músicos, poetas… así que el chico iba para artista ya desde que nació. El caso es que le dio por la música, y que no sólo tocaba bien sino que encima mejoró los instrumentos que había en aquella época. ¿Queréis un ejemplo? Pues a la lira le añadió un par de cuerdas y así sonaba muchísimo mejor, donde va a parar.

Orfeo tocando la lira. Los animales alrededor y él a su marcha, sin desconcentrarse

La cosa es que Orfeo tenía novia, Eurídice, pero cuando iban a casarse, a ser felices y a comer perdices… pues todo se torció. Un día, justo el de antes de la boda, ella iba paseando tranquilamente, pisó una víbora y claro, la otra se revolvió y le mordió un pie. Resultado: Eurídice se murió. ¿Os imagináis el sofocón? Orfeo, desesperado, se puso a tocar su lira, y lo que tocaba era tan, pero tan, tan triste, que todos los que le oían lloraban con él y le aconsejaron que la fuera a buscar al mundo de los muertos.

Caronte, el barquero de los dioses

Resulta que para llegar al Hades, el reino de los muertos, había que atravesar el río Aqueronte. Eso sí, a nado no se podía y la única forma era hacerlo en la barca de Caronte. Hasta aquí todo parece muy fácil, pero Caronte era de lo más pesetero y siempre pedía una moneda, por lo que se enterraba a los muertos con una moneda en la boca, para que le pudieran pagar. ¿Que no la tenían? Pues Caronte les hacía esperar nada menos que… ¡¡¡CIEN AÑOS!!!

«Al pasar la barca / me dijo el barquero…». Os acordáis, ¿no? Pues en la barca de Caronte las niñas bonitas pagaban dinero como los demás, y si no, nada

El caso es que Caronte estaba allí para pasar las almas de los muertos, y cuando Perseo bajó a buscar a Eurídice… estaba muy vivo. «Que no te paso, que te pongas como te pongas no te paso«. «Pero chico, que te voy a pagar, no te pongas así«. «Si quieres que te pase te tendrás que morir«. «Pero hombre, no me digas eso, que soy muy joven todavía«. «Pues tú verás«. Así estaba la conversación hasta que Orfeo se puso a pensar. «¿Qué podría hacer yo para convencer a este hombre?«. ¿Ya os imagináis lo que se le ocurrió? Pues claro, se sentó en una piedra, sacó su lira, se puso a tocarla… y Caronte se ablandó, que tampoco era tan malo. «Hala, venga, que sí, que montes, que te llevo«. Y claro, como el truco le funcionó lo repitió en la mismísima puerta del Hades, donde estaba de portero un perro de tres cabezas, el can Cerbero (os suena lo de «cancerbero», ¿no?).

Orfeo convenciendo a Hades, con todo el jaleo del infierno detrás

La cuestión es que Orfeo llegó hasta donde estaba Hades, el rey del inframundo. Ya os imagináis la cara que se le quedaría, claro: «Y tú, ¿cómo has llegado hasta aquí si estás vivo? Cuando coja yo a Caronte y al can Cerbero les voy a enseñar lo que vale un peine, vaya que sí, menudo par de blandos«. La cuestión es que Orfeo, que ya se había aprendido el truco, se puso a cantarle sus penas a Hades y a su señora hasta que les convenció, pero… siempre hay un pero. «Eurídice te seguirá, pero tú no puedes volverte a mirarla hasta que no hayáis salido al sol. Si no, la perderás para siempre«.

¿Creéis que Orfeo aguantó sin volver la vista?

Orfeo echó a andar sin saber si Eurídice le seguía y aguantó, aguantó y aguantó sin volver la vista atrás, hasta que cuando salió por la puerta del Hades ya no pudo aguantar más, se volvió pensando que Eurídice ya estaría completamente fuera y bañada por los rayos del sol, y… lo único que alcanzó a ver fue como ella se volvía y desaparecía, esta vez para siempre.

Orfeo, en otro mosaico

Después de esto, comprendéis mejor porque el pobre Orfeo pasaba los ratos muertos tocando su lira y cantando sus penas a quien le quisiera oír, ¿no? Y claro, lo hacía tan bien, pero tan bien, tan bien, que todo el mundo se quedaba embelesado, empezando por los animales. Si venís al museo veremos ese maravilloso mosaico que os ponía al principio, contaremos esta historia y muchas más.

Cuándo – 26 de diciembre y 2 de enero a las 11’30 y a las 17’00

Dónde – Museo de Zaragoza, Plaza de los Sitios

Precio – 7 € por persona (familias numerosas, tercer hijo gratuito)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí


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Modernidad en Zaragoza: a finales del XIX y a principios del XXI

Los primeros grandes faroles del Rosario de Cristal, o sea, los de los quince misterios, son como pequeños edificios en vidrio, así que tenemos que hablar un poco de cómo era la arquitectura de aquella época. Durante gran parte del siglo XIX y principios del XX los arquitectos recuperan los «estilos» históricos. Los medievales, por ejemplo, se consideran los más adecuados para construir una iglesia, mientras que para un banco o un edificio público nada es mejor que la solemnidad de las grandes columnas clásicas. En cualquier caso, más habitual que el puro Historicismo (o sea, inspirarse en un momento concreto y hacer, por ejemplo, un edificio Neogótico) es lo que llamamos Eclecticismo. Vamos, que el arquitecto dispone a su gusto de los diferentes lenguajes históricos, coge una pizca de aquí, otra de allí, lo mezcla y sale algo nuevo pero con aire antiguo.

Retrato de Ricardo Magdalena en el Grupo Escolar Gascón y Marín, dentro de una galería de aragoneses ilustres que los chavales veían como ejemplo cada mañana antes de entrar a clase

Ricardo Magdalena y Félix Navarro fueron los arquitectos que cambiaron la cara de Zaragoza en esos años, haciéndola más hermosa, europea y moderna. El primero, más conservador, mira al pasado y adapta el lenguaje del Renacimiento zaragozano a los nuevos tiempos. Félix Navarro, republicano y de talante liberal, viaja por el mundo y está al tanto de las últimas novedades, que en sus obras conviven con la tradición arquitectónica de la ciudad (no hay mejor ejemplo que el Mercado Central). Hoy nos interesa Magdalena, que diseñó todo el núcleo original del Rosario de Cristal. ¿Quién era? Os daré un dato: cuando murió en 1910 la Guardia Municipal a caballo escoltó el féretro, llevado por seis bomberos y seguido por el Ayuntamiento en pleno y el resto de autoridades civiles y religiosas. ¿Qué había hecho para alcanzar un reconocimiento público semejante? Aquí van tres ejemplos:

Museo de Zaragoza, en la Plaza de los Sitios

Antigua Facultad de Medicina y Ciencias

Antiguo Matadero, en la Avenida de Miguel Servet

Probablemente nadie ha influido tanto (y tan bien) en la arquitectura y el urbanismo de Zaragoza como lo hizo Ricardo Magdalena desde su puesto de arquitecto municipal. Por poner sólo tres ejemplos, de distintos momentos de su carrera: su primer gran proyecto es el Matadero, inaugurado en 1885. A raíz de este éxito el Ministerio de Fomento le encarga el edificio de las facultades de Medicina y Ciencias, en el que adapta lo mejor de la tradición histórica de la ciudad al gusto de los tiempos. La Exposición Hispano-Francesa de 1.908 fue la culminación de su carrera, hasta el punto de que la prensa la llamó “la bella ciudad de Magdalena”, pues además de dirigir las obras fue quien más edificios diseñó (p.ej., el del Museo de Zaragoza).

Esta imagen hubiera sido imposible en aquella época, porque hasta 1958 no nació la Ofrenda de Flores

El caso es que diseñó también los faroles del Rosario de Cristal, tanto los faroles «de mano» (Avemarías, Padrenuestros, Glorias y Letanías) como las carrozas correspondientes a cada uno de los quince misterios. Y en su diseño empleó el mismo lenguaje que en sus edificios, el Historicismo. Eso sí, para sus edificios eligió el Renacimiento, porque consideraba que era el mejor momento de la arquitectura zaragozana. En cambio, aquí mezcló el Románico y el Gótico de una manera muy peculiar y colorista, pues se creía que eran los que mejor expresaban la espiritualidad cristiana.

¿No os parece que las carrozas recuerdan mucho al remate del Big Ben? No sabemos si sirvió de inspiración o no, pero lo cierto es que se hizo unos años antes, en 1858

Por cierto, hay una palabra que estamos usando mucho y de la que todavía no hemos hablado: Misterios. Simplificando podríamos decir que son los capítulos principales de la historia de la redención. Se agrupan de cinco en cinco, y hasta el año 2002 eran quince: cinco gozosos, cinco dolorosos y cinco gloriosos (Juan Pablo II añadió los luminosos). El rezo del Rosario consiste en «contemplar» (o sea, recordar, reflexionar sobre ellos…) cada uno de estos misterios. La persona que lo dirige (en mi pueblo se llama «la rezadora«) dice el nombre del misterio correspondiente, un breve comentario y a continuación se rezan un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria (la rezadora comienza con la primera parte de cada una de esas oraciones, y los demás responden con el resto).

«Tengo que hacer un rosario / con tus dientes de marfil / para que pueda rezarlo / cuando esté lejos de tí». No sé a vosotros, pero a mí se me ponen los pelos de punta cuando oigo a Juanito Valderrama cantar eso

Con tanta oración es fácil perder la cuenta, así que hubo que buscar una solución. Yo recuerdo ver, de niño, a mi abuela con el rosario en la mano y rezándolo con la radio. ¿Qué llevaba? Pues una especie de collar con cincuenta bolitas pequeñas agrupadas de diez en diez, y separando cada decena una bola un poco más grande. Con eso se rezan cinco misterios, que es lo habitual, y si se quiere rezar un rosario completo se le dan tres vueltas y ya está. Se podía rezar de forma individual, en grupo, en la iglesia o en la calle, pero la cofradía del Santísimo Rosario de Zaragoza dio un paso más: convertir esas pequeñas cuentas (que a veces se hacían con huesos de oliva traídos del mismísimo Getsemaní, el monte de los olivos, o con perlas, o con bolitas de marfil, o de pétalos de rosa…) en un enorme rosario que llenase las calles de luz y de color, llevado por cientos de personas. La calle se hace templo, que hubiera dicho un cursi de la época. Cada uno de los misterios (o sea, las bolitas un poco más grandes) se convertía en una carroza; cada una de las bolitas pequeñas, las Avemarías, en un farol de mano que llevaba una persona sobre un mástil; y además se añadía (esos no tenían bola, aunque se rezaban también) un Padrenuestro y un Gloria por cada grupo de Avemarías.

Vamos a fijarnos ahora en uno de los misterios, el 5º Misterio Glorioso: «La coronación de Ntra. Sra» (había que utilizar abreviaturas, porque si no aquello no cabía). Ya hemos hablado del diseño arquitectónico, pero hay más. Para empezar, la caligrafía es lo que llamamos letra «gótica», aunque eso no significa que en la Edad Media todo el mundo escribiese así. Y ¿qué pasa con las imagenes? Son vidrieras inspiradas en las medievales (en Aragón era más habitual cerrar los ventanales con planchas de alabastro y pintarlas de colores, imitando el efecto de los vidrios de colores).

La novedad no era hacer vidrieras, sino que éstas salieran a la calle

Una vidriera medieval es como un puzzle: piezas de vidrio de diferentes colores unidas por una estructura de plomo (las líneas negras). Colores básicos, intensos, como un fogonazo, y lo mismo para las formas. No es un arte para el detalle, pues se ven de lejos y lo que se busca con ellas es otra cosa: crear una atmósfera casi mágica y llena de espiritualidad en el interior de las iglesias, gracias a la luz de colores que lo inunda todo. O sea, dar la sensación de que estamos en la mismísima Gloria celestial, ni más ni menos.

Vidriera de la Sainte Chapelle de París

Fijaos en esta vidriera de la Sainte Chapelle de París: hay pocos colores, pero muy intensos; sobre las piezas de cristal se han pintado líneas negras para darle algo más de realismo, pero no demasiado. Sin embargo, si viéramos una vidriera del siglo XVI la sensación sería completamente distinta: se ha multiplicado el número de colores, intentando reproducir así todos y cada uno de los matices  de la Naturaleza; se utiliza la perspectiva para dar sensación de profundidad… todo para lograr un efecto más realista. A mayor realismo, menor espiritualidad, eso no falla.

Las vidrieras renacentistas de la catedral de Granada ya no buscaban crear una sensación de irrealidad, sino de realismo

Cuando Ricardo Magdalena diseña las vidrieras de sus carrozas vuelve sus ojos a las del siglo XIII, sobre todo (aunque, como siempre, mezclando cosillas de aquí y allá). Y de allí también recoge la importancia del simbolismo de los colores. En los misterios gozosos domina el rojo, en los dolorosos es muy importante el morado y en los gloriosos el azul.

León Quintana, agradecido, regaló la «Gran Cruz» que abre la procesión, con la Virgen del Pilar y los escudos de Zaragoza, Aragón y el Cabildo

Eso sí, puede hacer todo eso porque en toda Europa hay un movimiento de recuperación de las artesanías (que cada vez se valoran más, ante la invasión de productos hechos a máquina), y en Zaragoza está surgiendo una estupenda generación de artesanos (entre ellos León Quintana, fundador de los talleres de los que saldrá el Rosario de Cristal), que irá a más gracias al nacimiento en 1895 de la Escuela de Artes y Oficios. Esa tradición de la vidriera artística en Zaragoza se prolongará en el tiempo hasta hoy mismo, dando lugar a muchas de las carrozas que hoy salen en la procesión.

Una tradición viva

Las dejaremos para el próximo capítulo, pero hay una que tenemos que incluir aquí: la más moderna de todas es la única que forma parte del núcleo del Rosario, los Misterios. En el año 2002, con motivo del XXV aniversario de su pontificado, Juan Pablo II incorporó cinco nuevos, los Misterios Luminosos. El Cabildo decidió entonces encargar un nuevo farol dedicado a ellos, pero como tenía que contar cinco historias… se hizo pentagonal. En muchas cosas recuerda a los originales, pero en otras incorpora la modernidad. El volumen es similar, los colores también son intensos, las formas son sencillas y poco detallistas… pero el aire es claramente contemporáneo. Reconozcámoslo, no era fácil el reto con el que se enfrentó la pintora Carmen Pérez Ramírez, pero yo creo que lo superó. El Rosario de Cristal de Zaragoza sigue estando en vanguardia, igual que lo estuvo cuando nació hace 122 años ya.

En el próximo post hablaremos de algunas de las carrozas que se fueron incorporando a lo largo del siglo XX, pero si queréis conocer muchas más cosas relacionadas con las Fiestas del Pilar no os podéis la visita que hemos preparado:

LA QUE MÁS ALTARES TIENE: del Pilar al Museo del Rosario de cristal – Si hay una historia de amor que resista al paso tiempo es la que Zaragoza tiene con la Virgen del Pilar. La prueba de ese compromiso no  es solo el  espectacular edificio que todos conocemos, sino también ese increíble tesoro de nuestro patrimonio que es el Rosario de cristal, una joya única y llena de miles de detalles asombrosos.  ¿Os animáis a descubrir todo esto con nosotros visitando el Pilar y el museo en el que se guardan las carrozas durante todo el año?

Cuándo: 28 y 29 de septiembre a las 11:30

Dónde: Centro de la fachada del Pilar

Precio (entradas incluidas) – 10 € (jubilados y suscriptores del Heraldo 9€ parados con tarjeta de demanda de empleo 6€)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Me encantan las Fiestas del Pilar. Los amigos que ya no viven en Zaragoza vuelven, vamos con los sobrinos a los cabezudos, salimos de ronda a cantar jotas, tomamos aperitivos interminables a ritmo de ranchera… Y además, hay pocas cosas que me emocionen tanto como cantar el himno de la Virgen a las cinco de la mañana la noche del 11 al doce de octubre, en la Misa de infantes, con el Pilar hasta los topes; o que me hagan tan feliz como ver a toda mi ciudad en la calle, contenta y disfrutando la mañana del 12. O los ríos de gente que acompañan a los Gigantes y los Cabezudos el último día por el Coso, y que siempre me traen a la cabeza lo que cantaba Pilar, la protagonista de la zarzuela: «Si un preludio suena, del canto famoso / niñas muy bonitas se asoman al Coso«. O alguna noche en El Plata, o en las ferias… en fin, que por muchos recortes que haya el núcleo duro de las fiestas (que es lo verdaderamente único e irreemplazable) sigue intacto, y eso es lo que importa.

¿Qué os parece el cartel del 2011? ¿Creéis que resume lo que son las Fiestas del Pilar?

De todas las tradiciones de las fiestas del Pilar, ¿sabéis cuál es la más peculiar? Gigantes y cabezudos hay en muchos sitios (aunque la comparsa de aquí es una de las más espectaculares, o la que más); la Ofrenda de flores se inspiró en la que se hacía en Valencia a la Virgen de los Desamparados, aunque aquí ha alcanzado unas dimensiones impresionantes; sin embargo, el Rosario de Cristal es una tradición absolutamente nuestra, y los de otros lugares se inspiraron en el de aquí. Si no podéis verlo al anochecer del 13 de octubre, o queréis apreciar los detalles de cada carroza, pasaros por el museo que hay en la Plaza San Pedro Nolasco de Zaragoza.

El cartel de 1946 mostraba el farol de la Hispanidad, regalado ese año por el Ayuntamiento

Pero no tan deprisa. Para empezar, ¿qué es eso del rosario? Acudamos a los clásicos, que nunca fallan. Juanito Valderrama, cuando cantaba «El emigrante«, decía que cuando salió de su España, aparte de volver la cara llorando, «llevaba por compañera / a mi Virgen de San Gil / un recuerdo y una pena / y un rosario de marfil«. Y María Dolores Pradera se ha pasado media vida cantando aquello de «Devuélveme el rosario de mi madre / y quédate con todo lo demás / lo tuyo te lo envío cualquier tarde / no quiero que me veas nunca más«. Queda claro, pues, que el rosario es una cosa seria y a la que se le da mucho valor, porque se asocia a lo más querido, a la madre, a la abuela… o por lo menos a las abuelas de antes, que pasaban las horas muertas rezando con un rosario en las manos, de aquellos de pétalos de rosa o de esos que son un anillo con bolitas que se va girando.

Imagen de Santo Domingo de Guzmán en el Rosario de Cristal

El rosario es, pues, tanto el objeto como la oración que se reza utilizándolo. ¿Y cuál es su origen? Pues parece que en la India ya utilizan algo así para rezar desde hace miles de años, que de ahí pasaría al Cristianismo y al Islam. Lo que cuenta la tradición es que la Virgen se lo entregó a Santo Domingo de Guzmán y le enseñó a rezarlo. ¿Por qué a él? Pues sobre todo por una razón. Estamos a principios del siglo XIII, en pleno auge de la herejía de los cátaros en el sur de Francia. Domingo de Guzmán y la Orden que había creado (los Predicadores, a los que también se llamó dominicos por el nombre de su fundador) se implican especialmente en la lucha contra ellos, y cuenta que la Virgen le había dicho que propagara el rezo del Rosario (una oración que «es obra mía, y no de los hombres«), porque así conseguiría convertir a muchos pecadores y salvar su alma. La cuestión es que a lo largo de la Edad Media el rezo de aquella oración tendría sus altibajos, hasta que llegó un momento crucial en su historia: la batalla de Lepanto.

Nao capitana de la escuadra cristiana. ¿Os imagináis esos fanales encendidos, la noche anterior a la batalla, parpadeando en medio del Golfo de Lepanto?

El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar «la más alta ocasión que vieron los siglos» (o eso decía Cervantes, que se quedó manco allí): la batalla de Lepanto. España, Venecia y el Papa derrotaron a los turcos en el golfo de Lepanto, en Grecia. El Papa, Pío V, se quedó tan convencido de que la victoria se había logrado gracias a la ayuda de la Virgen, agradecida por el rezo del rosario, que aquel día se convirtió en la fiesta de «Nuestra Señora de las Victorias«, que con el tiempo cambiaría el nombre por el de «Nuestra Señora del Rosario» (por cierto, sabemos que en el Pilar hubo una bandera tomada a los turcos en Lepanto)

El farol de la Marina reproduce el fanal de la nao capitana de la escuadra cristiana en la batalla de Lepanto, que se conserva en el espectacular palacio del Marqués de Santa Cruz en El Viso del Marqués, en medio de la Mancha

Con el tiempo irían apareciendo las cofradías del Rosario y los rosarios callejeros. En Híjar (Teruel), por ejemplo, tenemos noticias desde 1733, y aún hoy los Rosarieros siguen cantando el rosario de madrugada por las calles del pueblo algunos domingos del año (ya no todos, como ocurría hasta hace no muchos años) y acompañando a los tambores el Jueves Santo por la noche en una procesión estremecedora que se conoce como «los Despertadores», el nombre que se daba a los que rezaban el rosario por la calle despertando a los que aún estaban en la cama.

Los rosarieros de Híjar, un Viernes Santo de principios del siglo XX. Hoy la cofradía sigue viva, y ya forman parte de ella hombres y mujeres, jóvenes y viejos, lo cual es un signo de excelente salud

Como el rosario es una oración dirigida a la Virgen, el 3 de julio de 1756 Mariana Velilla y siete personas más empezaron a rezar el rosario al amanecer en la Santa Capilla (se estaba construyendo la actual), saliendo a la plaza para los últimos misterios. Aquello fue un éxito (la Virgen del Pilar ya tenía tirón entonces): en menos de un mes eran más de mil quinientas personas y pronto empezó a rezarse otro rosario al atardecer, que el día del Pilar era especialmente solemne.

El farol más antiguo que se conserva

Aquello poco a poco fue a más, y a lo largo del siglo XIX algunos devotos donaron faroles como el de la Santa Capilla (el más antiguo de los que aún salen, de 1823), los leones que se pueden ver en el Museo (no salen en la procesión debido a su deterioro) o el del Pilar, hecho con más de 30.000 piezas y donado como exvoto a la Virgen en 1872 por un particular tras una enfermedad.

Una de las imágenes más curiosas de las fiestas del Pilar. Por mucho que se repita todos los años, sigue siendo sorprendente

Cuando se hizo aquel farol reprodujo el Pilar tal y como estaba, o sea, más o menos como en esta fotografía de aquí abajo. En 1895 Ricardo Magdalena acabó la primera torre y en aquel momento se reformó el farol, añadiéndole también las otras tres.

Esta foto de 1895 es una joya. Además de que el Pilar aparece sin ninguna torre acabada, se ve el antiguo edificio del Ayuntamiento y el arco que los unía

La última torre del Pilar no se inauguró hasta 1961, pero los zaragozanos podían verlo acabado una noche al año, cuando salía el Rosario de Cristal. Tenía que ser una imagen curiosa ver el farol con torres y el Pilar sin ellas. De todas maneras, estamos corriendo demasiado. ¿Cómo se pasó de aquel rosario de devotos a la impresionante procesión que conocemos hoy? Pues tenemos que irnos hasta 1887, cuando nace la Cofradía del Santísimo Rosario de Nuestra Señora del Pilar y se decide embellecer la procesión del 12 de octubre (porque entonces era el 12, y no el 13 como ahora) con faroles monumentales que representasen los misterios y otros «de mano» para los Padrenuestros, las Avemarías, los Glorias y la Letanía.

Faroles de mano

La Cofradía decidió hacer algo espectacular de verdad. Le pidió que lo diseñara al arquitecto municipal, Ricardo Magdalena (que no cobró nada por los dibujos ni por la dirección de la obra), y para financiarlo se pidió la colaboración de todos los zaragozanos. La Virgen del Pilar tiene tirón, no hay más, y se consiguió que el primer año salieran ya los faroles de mano y al siguiente las quince carrozas correspondientes a los misterios (en los que aparecen los escudos o los nombres de las instituciones, familias… que los pagaron). Aquello coincidió con la celebración en nuestra ciudad del II Congreso Católico Nacional, y alguien escribió que «El efecto producido excedió a toda ponderación«, y fue ya entonces cuando empezó a conocerse popularmente como Rosario de Cristal.

Carroza del primer Misterio doloroso

En aquella ciudad todavía mal iluminada el efecto de los faroles llevados a hombros, las velas, la música… tuvo que ser deslumbrante. Al día siguiente se leía en la prensa que “Zaragoza, a partir de anoche, tiene razón especial para vanagloriarse de que ensalza a su excelsa Patrona con una solemnidad especialísima, quizá la primera del mundo en su género«. El éxito estaba servido. León Quintana, el dueño de Talleres Quintana y uno de los primeros que introdujo en España la técnica del grabado en cristal, había hecho el negocio de su vida. No sólo por lo que ganó entonces, sino por todos los encargos que llegarían a raíz de aquello, tanto para pequeños pueblos (Híjar y Aniñón, p.ej., tienen sus rosarios de cristal, y también Tauste y otros) como para ciudades más grandes.

Rosario de Cristal en Aniñón, con las luces del pueblo apagadas

En las décadas siguientes se fueron añadiendo nuevas carrozas, muchas de ellas monumentales y cada una con su historia. Para leer el próximo capítulo entrad aquí, y si queréis conocer muchas más cosas relacionadas con las Fiestas del Pilar no os podéis perder las actividades que hemos preparado:

LA QUE MÁS ALTARES TIENE: del Pilar al Museo del Rosario de cristal – Si hay una historia de amor que resista al paso tiempo es la que Zaragoza tiene con la Virgen del Pilar. La prueba de ese compromiso no  es solo el  espectacular edificio que todos conocemos, sino también ese increíble tesoro de nuestro patrimonio que es el Rosario de cristal, una joya única y llena de miles de detalles asombrosos.  ¿Os animáis a descubrir todo esto con nosotros visitando el Pilar y el museo en el que se guardan las carrozas durante todo el año?

Cuándo: 28 y 29 de septiembre a las 11:30

Dónde: Centro de la fachada del Pilar

Precio (entradas incluidas) – 10 € (jubilados y suscriptores del Heraldo 9€ parados con tarjeta de demanda de empleo 6€)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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No sé para vosotros, pero para mí las melodías de «Gigantes y cabezudos» son uno de los sonidos de mi infancia. Me recuerdo desde siempre cantando con mi familia que «Pa’l Pilar sale lo mejor«, o que «Por ver a la Pilarica, vengo de Calatorao«.

Parece que sean de toda la vida, pero no. Miguel Echegaray y Manuel Fernández Caballero le hicieron a nuestra ciudad un maravilloso regalo cuando en 1898 compusieron esta inolvidable zarzuela. Al fin y al cabo, ¿alguien ha escrito algo más bonito dedicado a Zaragoza que el emocionante «Coro de repatriados» que llegan a la estación del Norte y vuelven a ver su ciudad? «Ya Zaragoza, vuelvo a pisar, allí la Seo, allá el Pilar…«.

Echegaray y Caballero habían estado en Zaragoza documentándose sobre la ciudad, sus fiestas y tradiciones… y utilizaron el final de la Guerra de Cuba como telón de fondo para una historia de amor adornada con todos los tópicos (todos ellos más que positivos) que sobre los aragoneses había en la España de la época. El título, «Gigantes y cabezudos«, no sólo hacía alusión a la comparsa, una de las joyas de nuestro patrimonio, sino también a como se nos veía en España. «Luchando tercos y rudos / grandes para los reveses / somos los aragoneses / gigantes y cabezudos«.

¿Qué os parecería recorrer aquella Zaragoza de 1898 que conocieron Echegaray y Caballero? Todos los escenarios de la zarzuela siguen ahí, y las tradiciones de las fiestas del Pilar que ellos pudieron ver no sólo se conservan sino que tienen un estado de salud excelente, desde el Rosario de Cristal (recién estrenado cuando ellos lo vieron y hoy más que centenario) a la comparsa de gigantes y cabezudos, a los que hoy los chiquillos siguen cantando las mismas cancioncillas que ellos recogieron, mientras las dulzainas y los tambores tocan las melodías de la zarzuela convertidas en algo completamente popular.

Desde el Mercado Central a la estación del Norte, pasando por el Pilar y por algunos otros rincones menos conocidos, descubriremos cómo era aquella ciudad, qué estaba pasando aquí y en España… y todo para poder disfrutar más aún de estos dos maravillosos tesoros de nuestro patrimonio: una zarzuela que forma parte de la memoria no sólo de los zaragozanos, sino de toda España y Sudamérica, y una comparsa que cuenta “otra” historia de nuestra ciudad, la más entrañable, la más cercana, la que más nos toca las fibras sensibles y la que durará para siempre. ¿Y no os parece que una ciudad en la que el pasaporte a la inmortalidad no te lo da una estatua de bronce sino un gigante de cartón tiene que ser muy especial? Pues sí, así es Zaragoza, ni mejor ni peor, pero desde luego distinta, peculiar, rara en el mejor sentido… Y qué queréis que os diga… ¡¡¡Me encanta mi ciudad!!!

Cuándo – 20 y 27 de septiembre, y 5, 7 9 y 11 de octubre a las 18’00

Dónde – Estatua de Augusto, frente al Mercado Central

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Precio – 8 euros (estudiantes menores de 26 años y jubilados, 7 €; parados, 4 €)

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