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Posts Tagged ‘Monasterio de Rueda’

Cerca de Zaragoza y a orillas del Ebro se encuentra el monasterio cisterciense de Santa María de Rueda. Los monjes del Císter se instalaron aquí hace más de 800 años, en 1182, y estuvieron viviendo en este lugar nada menos que 653 años.


A finales del siglo XI un monje llamado Roberto se retiró con siete compañeros a un bosque perdido en Francia para intentar recuperar la austeridad de la vida monástica que la orden benedictina, a la que pertenecían, había olvidado. Poco después se trasladaron a una zona llamada Cîteaux, y de ahí vino el nombre con el que se conoció la nueva orden que estaba naciendo: el Císter. Seguramente aquel movimiento no hubiera pasado de ser una anécdota, pero pronto llegó allí San Bernardo, que con su inmensa capacidad organizativa pronto le dio dimensión europea. Para empezar, fundó un nuevo monasterio con 12 compañeros, Clairvaux (de ahí el nombre con el que se le conoce, San Bernardo de Claraval, que es la traducción española).

En la Seo de Zaragoza hay una maravillosa capilla dedicada a San Bernardo. La construyó para enterrarse Don Hernando de Aragón, que antes de ser arzobispo había sido monje cisterciense

San Bernardo murió en 1153, y en aquel momento ya había 343 monasterios masculinos de la Orden. Repito, para que veáis que no me he equivocado al escribir: ¡¡¡343!!! Y lo pondré con letra también, para que no haya error: trescientos cuarenta y tres. Y todo esto en poco más de medio siglo, lo que supone una auténtica barbaridad. Pero es que a finales de la Edad Media había más de 700 monasterios cistercienses masculinos y otros tantos femeninos.

Claustro del Monasterio de Rueda

La Orden se organizó a partir de cuatro casas madres, a partir de las cuales se fueron fundando el resto. El procedimiento era siempre el mismo: un grupo de monjes partía de un monasterio para fundar otro, y entre ellos se establecía una especie de relación filial. Rueda, concretamente, deriva de la línea de Morimond.

Ventanal del claustro de Rueda

Rueda es uno de los monasterios cistercienses mejor conservados de Europa. Aunque el origen de la fundación es como medio siglo anterior, los monjes se instalaron aquí en 1202, en unos terrenos junto al Ebro cedidos por el rey Alfonso II con el objetivo de que los monjes colonizaran los territorios que se iban conquistando a los musulmanes.

Interior de la espectacular iglesia de Rueda

A lo largo del siglo XIII se construyó un monasterio que no es demasiado grande, pero que por un lado es una «maqueta» casi perfecta del monasterio cisterciense tipo, y por otro es de una enorme calidad. El trabajo de la piedra, tan escaso en el valle del Ebro, es de una finura increíble, especialmente en la fachada de la sala capitular, tan recargada como elegante.

La sala capitular es una pequeña joya

Pero no todo iba a ser piedra estando donde estamos. La torre es una estupenda obra mudéjar de ladrillo, iniciada en la Edad Media y acabada en época barroca. En un entorno tan llano como éste, en pleno centro del valle del Ebro, es un mirador excepcional desde el que no sólo se ve una perspectiva alucinante del monasterio, sino también un paisaje en el que contrasta la estepa con el vergel de las orillas del Ebro.

Hay mucho más en el monasterio, porque tanto en el Renacimiento como en época barroca hubo sucesivas ampliaciones (no todo está restaurado aún, pero una gran parte se ha convertido en una Hospedería del Gobierno de Aragón). En cualquier caso, lo más curioso está fuera, porque ¿de dónde viene el nombre de Rueda?

La noria, o rueda, que sube el agua del Ebro hasta el monasterio

En el Ebro se hizo un azud que sirvió para desviar el agua por una especie de canal lateral. La corriente mueve la rueda y el agua llena los cangilones (¡qué palabra más maravillosa!). Cuando va girando y llegan a la parte de arriba el agua cae a un canal, el acueducto que la distribuye por todo el interior del monasterio por medio de tuberías de barro.

A la orilla del Ebro, en medio de la vegetación, con el ruido de la noria y el frescor del agua… se está en la gloria. Y no sólo eso: monasterios bien conservados hay muchos, pero acueductos góticos en funcionamiento, muy pocos. La rueda no sólo está en el escudo y el nombre del monasterio, sino que sigue ahí, cumpliendo su función.

Si os apetece pasar un día «de monasterios», el próximo domingo 2 de octubre repetimos la excursión a la Cartuja de las Fuentes (Lanaja), en plenos monegros, y al Monasterio de Rueda. ¿Queréis saber más sobre el plan? Pues pinchad aquí o llamad al 976207363 y encontraréis toda la información.

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Cuando en 1563 don Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza, fundó la Cartuja de Aula Dei, ya existía un monasterio de esta Orden en Aragón: la Cartuja de las Fuentes, en los Monegros, fundada a principios del siglo XVI. Posteriormente se fundaría otro también al lado de Zaragoza, la Cartuja de la Concepción o Cartuja Baja (de ahí que a Aula Dei también se la conozca como Cartuja Alta).

Las condiciones de subsistencia de los monjes en la Cartuja de las Fuentes eran tan precarias, en un entorno tan pobre y desértico, que se plantearon trasladarse a un lugar más adecuado, cosa que hicieron en 1563. De las tres cartujas aragonesas Aula Dei fue la más rica (su participación en la fundación de la Cartuja Baja fue muy importante) y es la mejor conservada. Antes de construirla se estudiaron las que ya se habían construido antes en Cataluña y Valencia, y después de mucho pensar se diseñó un plano absolutamente racional y que respondía perfectamente a las necesidades de los monjes.

Aquí tenemos el plano de la Cartuja de Aula Dei. Está rodeada por una muralla baja con pequeños torreones, como se podía apreciar en las fotos de arriba. Esa muralla no forma aún un rectángulo perfecto, como en la Cartuja Baja (construida casi un siglo después), pero es bastante regular. En la parte de abajo del plano están las construcciones de servicios, las que están ocupadas por los criados y los hermanos legos (o sea, los que se encargan del funcionamiento diario del monasterio, lo que les obliga a estar en contacto con el mundo exterior). En la parte de arriba está el corazón del monasterio, la iglesia con dos claustros pequeños a los lados (uno de capillas, para que todos los monjes puedan cantar misa a diario, y otro con el refectorio, donde los domingos comen en comunidad) y el gran claustro con las celdas de los monjes detrás, en la parte más alejada de la puerta del recinto. Todo esto fue una auténtica novedad, y todas las cartujas españolas construidas después siguieron el modelo: Ara Christi en Valencia, la Cartuja Baja en Zaragoza, Nuestra Señora de las Fuentes en la provincia de Huesca y la de Jesús Nazareno en Valldemosa (Mallorca).

Aquí podemos ver el aspecto exterior del conjunto, magníficamente conservado. En el dibujo de arriba vemos la iglesia con su torre en primer plano, y detrás el gran claustro con las celdas de los monjes alrededor. En la vista aérea tenemos una impresionante imagen de ese claustro, con el cementerio en el centro (se distingue por el grupo de cipreses) y las 36 celdas alrededor, cada una de ellas con dormitorio, oratorio, estudio, comedor, huerto, taller y solana

La construcción de este magnífico conjunto fue posible gracias al apoyo del arzobispo de Zaragoza (nieto de Fernando el Católico y primo hermano de Carlos V) don Hernando de Aragón, que puso el dinero para que fuera posible una fundación «magnífica, suntuosa y cumplida«, que además pudo construirse en muy pocos años. Hasta el siglo XIX vivirían aquí los monjes sin sobresaltos, algo que acabaría con la Guerra de la Independencia, el Trienio Liberal (1820-1823) y la Desamortización de Mendizábal. Los monjes se marcharon, pero volvieron en 1901 y hasta hoy mismo han vivido en el monasterio. Ahora que se marchan, un tema del que hablaremos próximamente, no sabemos lo que ocurrirá con un lugar que, gracias a haber estado ocupado, se ha mantenido en un excelente estado de conservación.

Dentro del monasterio hay muchos espacios singulares, como la espléndida biblioteca, el claustrillo de capillas decorado con pinturas del siglo XVII de la vida de San Bruno, las pinturas del XVIII dedicadas a los siete sacramentos que los cartujos se trajeron de Francia en 1901, cuando volvieron tras la Desamortización… pero por encima de todo destaca la iglesia, contemporánea de la Lonja, de la última ampliación de la Seo… como en ellas, hay magníficas bóvedas de crucería estrelladas decoradas con florones de madera, muy propios de la arquitectura aragonesa de la época.

La iglesia se redecoró en el siglo XVIII, y fue entonces cuando se hizo el retablo y, sobre todo, las grandes pinturas murales de Goya, de las que hablaremos en el siguiente capítulo. De momento, si queréis descubrir este lugar con nosotros no os podéis perder la visita que hemos preparado.

Cuándo – Todos los sábados a las 12’00

Dónde – Portería de la Cartuja de Aula Dei a las 11’50, o parada del bus 28 en el Coso, nº 118 a las 11’10

Precio – 10 € por persona (8 € para jubilados y estudiantes menores de 26 años, 6 € para parados)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Y si queréis saber más sobre los cartujos aquí os dejo algunos post de nuestro blog, y si queréis seguirnos podéis entrar en http://www.facebook.com/gozARTE y pinchar «me gusta», o entrar en twitter @gozARTE:

Las cartujas de Aragón

La cartuja de Aula Dei

Un paseo nocturno por la Cartuja Baja

Con la tele en la Cartuja Baja

Las sombras de la muerte

Cartujas y tortugas

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