Hay un lugar en Nápoles al que las gentes de orden no deberían ir, por muchas ganas que tengan. Señoras que quieran seguir siéndolo, caballeros virtuosos, señoritas inocentes y virginales… deberíais dejar de leer en este punto y pasar a algo mucho más edificante, como el milagro de la sangre de San Genaro, sin ir más lejos.

A partir de aquí no se conoce la decencia, así de claro. El que siga, que se atenga a las consecuencias.
Si estáis leyendo todavía sólo puede ser porque os consume la curiosidad, estáis «echaos a perder» o las dos cosas a la vez. ¿O no? Pues nada, nada, vosotros lo habéis querido. Pasen y vean el… (redoble de tambores, por favor) ¡¡¡¡GABINETE SECRETO!!!! O sea, el lugar en el que se demuestra que os romanos eran una cuadrilla de golfos y despendolaos, ni más ni menos. Pero antes… hagamos un poco de historia de este lugar.

¿A que el Museo Arqueológico de Nápoles parece una institución seria? Pues fíate de la Virgen y no corras
Durante mucho tiempo los visitantes que llegaban a Nápoles hablaban casi entre susurros de un lugar que todos querían visitar aunque ninguno se atrevía a confesarlo: el gabinete secreto del Museo Arqueológico y sus «oggetti pornografici». No cualquiera podía entrar en aquel lugar, porque lo que allí había podía pervertir fácilmente a las mentes débiles y llevarlas directamente al camino de la perdición. Había que pedir permiso y probar una fortaleza moral capaz de soportar cualquier tentación, porque lo que se veía… tenía por lo menos tres rombos, así por lo bajo.
Cuando nació el museo, a mediados del siglo XVIII, se estaban excavando las ruinas de Pompeya y Herculano, sepultadas por la erupción del Vesubio del año 79 d.C. Y continuamente aparecían pinturas, esculturas y todo tipo de objetos de «alto voltaje», con un contenido erótico tan explícito que hacía que la sociedad de la época se fuese poniendo colorada por momentos. Tanto, que se llegó a creer que Pompeya debió ser algo así como Sodoma y Gomorra, y que por eso Dios tuvo que castigarlas a golpe de volcán.

El papel de las cabras en la Historia Universal de la Lujuria no ha sido suficientemente valorado. De hecho, esta escultura les pareció demasiado escandalosa incluso para el «gabinete secreto»
Lo asombroso del asunto es que los objetos que iban apareciendo estaban por todas partes: en cualquier espacio de las casas, en la calle, en joyas… y eso por no hablar de las pinturas eróticas del lupanar, un verdadero manual para «enseñar al que no sabe». ¿Queréis ver una? Pues aquí tenéis lo que toda la vida se ha llamado un trío, en la versión dos hombres+una mujer.
La cuestión es que todo aquello hizo que les salieran los colores a las gentes biempensantes, y se decidió ocultarlo a la vista de todos los que no fuesen investigadores. Lo que se podía transportar se llevó a Nápoles y se encerró dentro del «gabinete secreto», y lo que no, fue cubierto o acordonado para que no corrompiera la sensibilidad de niños, mujeres y obreros que trabajaban en las excavaciones.

El Hércules Farnesio siempre ha estado en el Museo a la vista de todos, pero seguro que su culo perfectamente convexo ha protagonizado muchos sueños húmedos
La cuestión es que hoy el «Gabinete secreto» forma parte de la visita normal a uno de los museos más impresionantes del mundo, así que… ¿a qué estáis esperando a coger el primer patinete que pase y marchar para allí? Seguro que incluso a vosotros, que os creéis tan liberales, hay alguna cosa que os hace mirar para otro lado con cara de «yo pasaba por aquí». Y eso será fantástico, porque significará que no habéis perdido la capacidad de asombro.
Y si queréis más lujuria, con motivo de San Valentín tendremos nuestra ruta UNA HISTORIA DE LA LUJURIA EN ZARAGOZA.
Cuándo – Sábado 14 a las 19’00 y domingo 15 a las 11’30
Dónde – Puerta de la iglesia de la Magdalena
Precio – 8 € (estudiantes menores de 26 años y jubilados, 7 €; parados, 4 €)
Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí
Más información – Entrando aquí
Si queréis seguirnos podéis entrar en http://www.facebook.com/gozARTE y pinchar en “me gusta”, o en twitter @gozARTE. Y ahora, os dejo unos cuantos post de nuestro blog con historias de lo más lujuriosas:
Pecadores encantadores – Rebeca y la lujuria
Lujuria es… el champagne (francés, bien sûr)
Lujuria es… sexo en Nueva York
Lujuria es… unas piernas de cinco millones de dólares
Lujuria es… el teatro chino de Manolita Chen
Lujuria es… el “gabinete secreto” de Nápoles
Lujuria es… la guerra de los biquinis
Lujuria es… San Juan de la Cruz
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