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Posts Tagged ‘cenas de los martes’

Más de un millón de personas se concentran cada Nochevieja en Times Square para dar la bienvenida al nuevo año. ¿Os parecen muchos? La verdad es que no sabemos si el dato es de la organización, del gobierno civil o de los sindicatos, pero en este caso da igual, porque lo que importa es que allí se junta mucha gente, pero mucha, mucha, venida del mundo entero para vivir ese momento en directo. ¿Queréis saber más sobre esta tradición neoyorquina que hoy es mundialmente famosa? Pues seguid leyendo.

«Allá donde se cruzan los caminos…»

Lo primero de todo, ¿dónde está Times Square? Pues en el lugar en que se cruzan Broadway, la séptima avenida y la calle 42 con todos los caminos del mundo. Se forma ahí una gran plaza que hasta principios del siglo XX se llamó de otra manera, pero que cambió cuando en 1904 «The New York Times», probablemente el periódico más famoso del mundo, instaló aquí sus oficinas.

New York Times Titanic

¿Veis esta foto? Pues muestra la fachada del periódico en los días que siguieron al hundimiento del Titanic: la gente mira atenta a las enormes pizarras en las que se escribían a mano los titulares de última hora a mano. Hoy el «Times» ya no está aquí, pero a cambio tenemos la mayor concentración de luces y pantallas que se pueda imaginar.

Times Square ayer y hoy

Por aquellos años de principios del siglo XX toda esta zona también se convirtió en el corazón del mundo del espectáculo. Los teatros más famosos, los musicales más increíbles, las grandes estrellas del teatro y la canción, leyendas como Judy Garland, Liza Minnelli, Frank Sinatra o Lauren Bacall… Todo ese mundo es el que aparece en una película extraordinaria de 1950, «Eva al desnudo», que refleja como ninguna el mundo del teatro en Broadway. De 1953 es otra que también me vuelve loco, «Melodías de Broadway«, un inolvidable musical que trata de lo que hay detrás del montaje de una comedia. En ella hay un número extraordinario que cuenta precisamente eso, qué es el espectáculo: «That’s entertainment».

Hoy Times Square ocupa el 0’1% de la superficie de Nueva York, pero en este pequeño espacio trabajan casi 400.000 personas y se concentra el 11% de la actividad económica de la ciudad (para la que solo esta zona aporta unos 2.100 millones de dólares anuales en impuestos, que se dice pronto). En cualquier caso, Times Square no sólo es conocido por sus espectaculares marquesinas y sus teatros, sino también porque allí tiene lugar cada 31 de diciembre una fiesta multitudinaria para recibir el año. ¿Desde cuándo? Pues desde que en 1904 se trasladó aquí el New York Times. Aquel año ya organizaron una fiesta en este lugar, pero la primera vez que bajó la famosa bola (que fue una idea del director del periódico) fue en la Nochevieja de 2007. Por cierto, ¿queréis verla de cerca?

bola Times Square

Parecía pequeña, ¿verdad? Pues para nada. Más de 3’5 metros de diámetro y casi 6.000 kilos de peso, 2.688 triángulos de cristal y 32.256 lámparas LED. Casi nada, ¿no? Os pongo una foto para que la veáis mejor.

Bola

Desde 1907 ha realizado ese descenso cada año, a excepción de 1942 y 1943, cuando a causa de la Segunda Guerra Mundial la ceremonia fue sustituida por un minuto de silencio seguido de unas campanas. Hoy en día la fiesta comienza a las 17’00, y a las 18’00 en punto la bola sube hasta lo alto de un poste que tiene 23 metros de altura. A las 23’59 algún famoso (el año pasado, Lady Gaga) aprieta el botón y la bola comienza a descender mientras todo el mundo corea la cuenta atrás, que puede verse en todas las enormes pantallas de la plaza. 10, 9, 8. 7, 6, 5, 4,3, 2, 1, 0

Happy New Year

Cuando la bola llega al final del poste, justo a las 00.00 del año nuevo, se enciende un enorme cartel luminoso con el número del año en cuestión. En ese momento, la multitud grita enloquecida y cae una impresionante lluvia de confeti. ¿Confeti? Pues eso es lo que parece a primera vista, pero en realidad…

confeti

En realidad son miles y miles de deseos de gente de todo el mundo. Si estás en Nueva York puedes escribirlo tú mismo, y si no puedes mandarlo por Internet y lo imprimirán (entra aquí si quieres escribirlo ahora). Por cierto, como no podía ser menos en Estados Unidos los famosos también escriben el suyo.

Deseos

Una cuestión importante: todo este despliegue exige muchísima electricidad, ¿no? Pues bien, Duracell (los del conejito que dura y dura y dura) instala unas bicicletas estáticas para que todo el que quiera pueda pedalear y contribuir a producir electricidad para el evento, así que mientras uno está ahí dale que te pego a los pedales contribuye a iluminar el mundo. ¿Os parece bonito, o más bien una ñoñería?

Duracell

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. En el momento en que empieza el año todo el que puede se pone a cumplir  con el ritual de besar apasionadamente a su pareja. Y claro, como ya se sabe que en el fragor de la batalla uno pierde el control y se olvida del frío y de que la barba del otro raspa, ahí está Nivea, para repartir miles de barras de cacao. Aquí, como podéis comprobar, nadie da puntada sin hilo y todo el mundo aprovecha para hacerse una buena publicidad, que está la vida muy achuchá. Además, por si alguien hace tiempo que no ve a su pareja y aprovecha este momento tan íntimo para reencontrarse, se instala una «plataforma de besos» para que puedan demostrarle su amor a media Humanidad, recordando a aquel mítico beso de Times Square que fue lo que realmente puso fin a la Segunda Guerra Mundial.

beso Times Square

Y claro, como ya se sabe que en el fragor de la batalla uno pierde el control y se olvida del frío y de que la barba raspa, ahí está Nivea, para repartir miles de barras de cacao. Aquí, como podéis comprobar, nadie da puntada sin hilo y todo el mundo aprovecha para hacerse una buena publicidad, que está la vida muy achuchá. Además, por si alguien hace tiempo que no ve a su pareja y aprovecha este momento tan íntimo para reencontrarse, se instala una «plataforma de besos» para que puedan demostrarle su amor a media Humanidad.

beso Gaga

Aquí tenéis a Lady Gaga besando al alcalde el año pasado (evidentemente ella no es como la española, que «cuando besa, es que besa de verdad, y a ninguna le interesa besar por frivolidad«, sino más bien una fresca y una desahogada, que diría mi abuela), pero hay más. ¿Más? Pues sí, porque hay hasta bodas. ¿Quién querría casarse en medio de todo este follón, con tanto frío y rodeado de cientos de miles de desconocidos? Pues sin ir más lejos hace un par de años lo hicieron estos dos marines que se conocieron en la guerra de Irak. Estuvieron a punto de no poder llegar por la nieve, pero les pagaban todos los gastos de la boda y ya os podéis imaginar que no era cuestión de desaprovechar la ocasión.

Marines

¡Qué majicos y qué enamorados se les ve! En fin, dejemos que disfruten de su amor y nosotros a lo nuestro. ¿Qué, os imaginabais que pasaban tantas cosas a la vez en esta macrofiesta de Times Square? Pues estas y más. Yo no he estado nunca, pero a ver si un año de estos me animo, porque solo hay una forma digna de ser hortera y es serlo a lo grande. Y de eso, de hacer las cosas a lo grande, en Nueva York saben más que en ningún otro sitio.

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En algunas ciudades el santo patrón es la excusa para celebrar las fiestas, y poco más. En Zaragoza, sin embargo, la situación es completamente diferente. La Virgen del Pilar es la protagonista absoluta de las fiestas, debido a la larguísima historia de amor que tiene con los zaragozanos, y las tradiciones que tienen que ver con ella son absolutamente multitudinarias. ¿Queréis conocer su origen, descubrir cómo han sido en otras épocas y cómo han evolucionado…? 

farol-del-pilar

Os proponemos una actividad en la que vamos a descubrir las historias y secretos del Pilar, las tradiciones que tienen que ver con las fiestas, visitando también el Museo del Rosario de Cristal, para descubrir los increíbles detalles de esa espectacular joya de nuestro patrimonio. Aquí os dejo todos los datos:

Cuándo – 27 y 28 de septiembre a las 11’00

Donde – Centro de la fachada del Pilar

Precio (entradas incluidas) – 10 €  (jubilados, 9 €; parados, 6 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Y además, también relacionado con las fiestas del Pilar, Un viaje a la Zaragoza de “Gigantes y cabezudos”. En 1898 se estrena Gigantes y cabezudos, una zarzuela que hizo reír y llorar a España entera. La zarzuela se ambienta en plenas fiestas del Pilar, y como ya se aproximan os proponemos recorrer sus escenarios, conocer la ciudad de 1898 y, si os animáis, cantar alguno de los fragmentos más famosos. Si queréis saber más entrad aquí.

 

Si queréis ir leyendo más sobre las tradiciones de las Fiestas del Pilar, aquí os dejo algunos posts de nuestro blog (en los próximos días, iremos colgando más):

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Continuamos con las cenas en el Palacio Arzobispal, y para las próximas semanas hemos elegido un tema que nos encanta: las tradiciones de las fiestas del Pilar. ¿Desde cuándo la Virgen del Pilar es patrona de la ciudad, y por qué? ¿Qué representa la comparsa de Gigantes y Cabezudos? ¿Cómo nació la Ofrenda de Flores? ¿Y el Rosario de Cristal? Muchas veces se nos olvida que nuestras fiestas son un fantástico conjunto de tradiciones que han ido creciendo a lo largo del tiempo para convertirse en lo que son hoy. manifestaciones multitudinarias que forman parte de los recuerdos y las vivencias de cada uno de nosotros. Si queréis saberlo todo sobre ellas… ¡os esperamos!

Como ya va haciendo fresco, la cena será en la sala de exposiciones del Museo Diocesano. Os dejo el menú, pero recordad que si sois vegetarianos, celíacos, alérgicos… solo tenéis que decírnoslo al reservar y os prepararemos otra cosa.

  • Migas al estilo aragonés con longaniza y uva

  • Bacalao con verduritas

  • Tarta selva negra con base de natilla

 

Cuándo – Viernes 3 y 10 de octubre a las 21’00

Dónde – Patio del Palacio Arzobispal (la cena tendrá lugar en la sala de exposiciones)

Cuánto – 30 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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El Pilar es el edificio más visitado de Zaragoza y, probablemente, el menos conocido. Suena chocante, ¿verdad? La extraordinaria atracción de la Virgen del Pilar hace que el resto del edificio quede prácticamente en sombra y no le hagamos mucho caso. Es verdad que de esa situación se salva Goya, y en todo caso las bombas, pero poco más.

Santa Capilla

Pues bien, para acercarnos a descubrir este increíble lugar, su historia, sus tradiciones, sus leyendas, sus tesoros artísticos… y sobre todo, para intentar comprender el origen de esa relación tan estrecha, íntima, entrañable y peculiar que tiene Zaragoza con la Virgen del Pilar, hemos preparado una visita muy especial en la que recorreremos detenidamente el edificio, su historia, sus tradiciones y leyendas, sus obras de arte…

Cuándo – 4 y 11 de octubre a las 11’00, y 6, 8 y 10 de octubre a las 18’00

Dónde – Puerta principal del Pilar (junto al Ayuntamiento)

Precio – 8 € por persona (jubilados y estudiantes menores de 26 años, 7 €; parados, 4 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Allá por el año 999 fue elegido el primer papa francés, Gerberto de Aurillac, que llegaría al año 1000 con el nombre de Silvestre II. Era un sabio que había aprendido algunos de los muchos saberes que dominaba en Córdoba y Sevilla. Fue allí, con los árabes, con los que llegó a convertirse en un experto astrónomo y matemático, algo que en la Europa cristiana de aquellos años no tenía nada de normal.

Silvestre II con una esfera armilar, con la tierra en el centro y las órbitas de los planetas alrededor

Sería por aquello, y también por historias políticas en las que no vamos a entrar ahora, que algunos de sus contemporáneos, de esos que siempre prefieren buscarle tres pies al gato, decidieron que todos aquellos saberes no eran normales, y que se debían… ¡¡¡a un pacto con el demonio!!! Y claro, enseguida empezaron a inventarse todo tipo de historias. Se llegó a decir, por ejemplo que mientras él nacía en Francia, a miles de kilómetros de allí, en Jordania, un gallo cantó tres veces y se escuchó hasta en Roma. También se contaba que cuando era niño un temible ermitaño que vivía en una cueva y decía que era descendiente de los druidas le había predicho un magnífico futuro, enseñándole además la magia celta. Y que cuando tenía 12 años unos monjes lo vieron tallando una rama para hacerse un tubo con el que observar las estrellas, y se lo llevaron a estudiar a la abadía. En fin, ya se sabe: cuando un personaje llega a ser importante desde abajo lo normal es inventarle una infancia que esté a la altura de las circunstancias para justificar semejante ascenso, cuanto más legendaria mejor.

Relieve en la base del monumento que hay en Aurillac, en el que se ve a los monjes encontrando al niño que fabrica un tubo para mirar las estrellas

Después de aquella estancia por tierras andaluzas de la que hemos hablado antes empezó a hacer carrera en serio: fue a Roma y el emperador de Alemania lo nombró tutor de su hijo; el arzobispo de Reims lo llamó para que diera clases en la escuela que tenía en la catedral; y como además introdujo en Francia el sistema decimal y el cero, construyó un globo terrestre, un órgano, relojes… y hasta unas cabezas parlantes que respondían a lo que se les preguntaba e incluso predecían el futuro, pronto empezaron a correr rumores de que practicaba la brujería.

El papa Silvestre II con un demonio que, de tan feíco que es, da ternura

La cuestión es que en el año 999 fue elegido papa. Por cierto, ¿sabéis cómo funciona la elección? Hoy se encierra a los cardenales en la capilla Sixtina y se cierra con llave («cum clavis«, de ahí la palabra cónclave) para asegurarse de que no haya intromisiones. Sin embargo, en época de Silvestre II la capilla todavía no se había construido, y la nobleza romana participaba en la elección. En cualquier caso, nos olvidamos de la cuestión más importante: es el Espíritu Santo el que inspira a los electores, pero… los enemigos de Silvestre II (que en aquellos tiempos tan revueltos eran muchos) hicieron correr la voz de que el demonio, viejo conocido suyo según se decía, había entretenido al Espíritu Santo y había manipulado la elección en favor de su candidato. Vamos, el típico pucherazo de toda la vida.

Monumento a Silvestre II en Aurillac, su ciudad natal

Poco duró su pontificado, pues cuatro años después murió. Ahora bien, ¿cómo? Pues hay todo tipo de leyendas. Se dice que se arrepintió de su pacto con el diablo y que pidió que su cuerpo fuera descuartizado y que no lo enterraran en tierra sagrada. También se cuenta que el acuerdo consistía en que el demonio tomaría su alma cuando él fuera a Jerusalén, cosa que no tenía ninguna intención de hacer, pero… resulta que entre sus muchos conocimientos no debía estar un detalle que conocía todo el mundo: la basílica de Santa Cruz en Jerusalén, en Roma, había sido construida sobre tierra traída… Ya sabéis de dónde, ¿no? Pues claro, de la mismísima Jerusalén. Así que cuando un día el papa fue a visitarla…

Basílica de Santa Croce in Gerusalemme

Poner el papa un pie dentro y venir el demonio a cobrar su deuda fue todo uno. Eso sí, cuentan que en el acto el papa se arrepintió muchísimo de todo, cayó muerto y unos caballos alados recogieron su cuerpo y se lo llevaron a San Juan de Letrán, lo que todo el mundo interpretó como una señal clarísima de que Dios le había perdonado. ¿No hubierais pensado lo mismo vosotros? Pues claro que sí, no pongáis esa cara de incredulidad. El caso es que está enterrado allí, en una tumba de lo más misteriosa.

Para empezar, se cuenta que no está solo. ¿Quién duerme con él el sueño eterno? Una mujer. Sí, sí, una mujer en la tumba de un papa, pero aún hay más. Dicen que Satanás le había puesto para vigilarle un demonio femenino que se enamoró de él, renunció a la inmortalidad, se hizo mujer, vivió amancebada con él y están enterrados juntos. Cierto o no, esto no es lo más fuerte, ni mucho menos. Lo más impresionante es la leyenda que dice que esta tumba predice la muerte de los papas. Durante siglos, cada vez que un papa iba a morir los huesos de Silvestre II empezaban a chocar entre sí tan ruidosamente que cualquiera podía oírlos.

Tan llamativa era la cosa que un papa decidió abrirla para ver qué podía haber dentro, y en ese momento, al contacto con el aire los huesos se desintegraron y se convirtieron en polvo. ¿Fue aquello el fin de las predicciones? Pues para nada, porque parece que desde entonces la lápida suda cuando un papa va a morir, hasta el punto de que según algunos se llega a formar barro en el suelo. ¿Una exageración? Probablemente. ¿Hay algo de cierto en todo esto? Probablemente no. Pero ¿no es verdad que la vida es más bonita con historias como esta?

¿Queréis conocer esta y muchas otras historias? Pues si sois un grupo podemos organizar nuestra cena sobre no os podéis perder nuestra cena  sobre Los secretos de los papas. Para saber más y conocer el menú puedes entrar aquí, y para reservar llámanos al 976207363.

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Este verano nuestras cenas de los martes también tendrán lugar los jueves, aunque con un tema distinto. ¿Quieres conocer lo que hay detrás de los cuadros de Velázquez y Goya y descubrir cuánto hay de verdad en los chismes alrededor de muchos de los reyes y reinas de España?  El cine, la copla… la mayor parte de las veces nos han dado una versión edulcorada y oficial que se corresponde poco con la realidad. Valga como ejemplo la desgraciada historia de amor de Alfonso XII y María de las Mercedes, que dio lugar a una famosísima película («¿Dónde vas, Alfonso XII?», si queréis verla entrad aquí) y a una no menos famosa copla:

En realidad, la lista de las amantes conocidas de Alfonso XII podría llenar (y lo hace) libros enteros, aunque eso no es nada al lado de las aventuras amorosas de su madre, la castiza Isabel II. O de su hijo, Alfonso XIII, con historias que incluyen a alguna de las cupletistas que triunfaban en aquel Madrid de principios del siglo XX. Pero hay más: los «deslices» de Carlos V, que dieron lugar a un personaje tan conocido como su hijo bastardo, Don Juan de Austria; o los de Felipe IV con la Calderona, una famosa actriz, e incluso con cierta monja del convento de San Plácido, para el que Velázquez pintó su famoso Cristo casi como una compensación. En fin, que el tema, además de inagotable es pícaro, alegre, divertido y fresco, algo perfecto para una época como el verano.

Isabel II y su marido, Francisco de Asís. ¿Fue él padre de alguno de los hijos que tuvieron? Parece ser que de ninguno de los que llegaron a mayores, incluido Alfonso XII

Os proponemos, pues, una cena en la que vamos a conocer historias de alta cuna y (a veces) de baja cama, pintorescas, truculentas, divertidas… Un plan estupendo para una noche de verano. Aquí os dejamos el menú:

  • Ajoblanco con uvas
  • Huevos de fraile – Ensalada con bizcocho de garbanzos
  • Caprichos de la reina castiza – Lomo de atún estofado en salsa de tomate sobre lecho de patatas
  • Huevo quimbo

Y ya sabéis, si sois celíacos, vegetarianos, alérgicos a algo… no tenéis más que decírnoslo cuando hagáis la reserva y os prepararemos otra cosa.

Cuándo – Todos los jueves desde el 19 de julio al 13 de septiembre, a las 21’00

Dónde – Restaurante El Atrapamundos (C/ Mefisto, 4)

Precio – 22 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363

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Roma es una ciudad alegre, bella y luminosa como pocas. Sus piedras milenarias han visto de todo, desde Nerón tocando la lira mientras la veía arder hasta Anita Ekberg bañándose en la Fontana de Trevi o Audrey Hepburn recorriéndola en Vespa.

Sin embargo… Roma es mucho más que lo que se ve. Es también una ciudad llena de fantasmas que conviven pacíficamente (a veces) y con la mayor naturalidad con los romanos de hoy, gente sabia y acostumbrada a todo desde la época de Rómulo y Remo, hace casi 3.000 años. La historia de la ciudad está plagada de aparecidos, espectros, seres del inframundo que no descansan en paz y que intentan comunicarse con los vivos, almas del purgatorio que dejan su huella por todas partes… Al fin y al cabo todos los caminos llevan a Roma, y los de ultratumba parece que también.

¿Queréis conocer la historia de la mano de Constanza de Cupis, que algunas noches se puede ver en los balcones de un palacio de Piazza Navona? ¿Y la de los huesos de un Papa que se agitan cada vez que está a punto de morir uno de sus sucesores? ¿Os venís a ver las huellas de fuego que dejan las almas del Purgatorio cuando se manifiestan? ¿O preferís conocer a Fray Piccolo, el fantasma que vive en la embajada de España en Roma? Espectros, milagros, demonios y aparecidos para una noche fantasmagórica en la que descubriremos que no es tan fiero el león como lo pintan, y que hasta los espectros más gruñones tienen su lado simpático.

Por cierto, los fantasmas no comen (o eso dicen) pero nosotros sí, y hemos preparado para la ocasión un menú típicamente romano, como el que podríamos encontrar en cualquier trattoria del Trastevere. Aquí lo tenéis:

  • Melanzane alla parmigiana (o sea, berenjenas con queso)
  • Saltimbocca alla romana (unos deliciosos rollitos de carne muy fina, jamón y salvia)
  • Arrosto di maiale a l’oglio di rosmarino (asado de carne de cerdo al aceite de romero)
  • Tiramisu alla crema di ricotta (Tiramisú con crema de queso)

Y ya sabéis, si sois celíacos, vegetarianos, alérgicos a algo… no tenéis más que decírnoslo cuando hagáis la reserva y os prepararemos otra cosa. Os esperamos para pasar una noche de lo más romana y fantasmal.

Cuándo – 3, 10, 17, 24 y 31 de julio a las 21’00

Dónde – Restaurante El Atrapamundos (C/ Mefisto, 4)

Precio – 22 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Y si queréis más, durante este verano, entre el 19 de julio y el 13 de septiembre, también tendremos «Cenas de los jueves», dedicadas a «L@s amantes de los reyes (y reinas) de España» (si queréis más información entrad aquí), además de nuestras «Cinco rutas a la fresca» y una gymkana muy especial. Entrad aquí y lo encontraréis todo.

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El 14 de abril de 1912 Purificación Castellano estaba cenando tranquilamente en su palacete madrileño cuando, de pronto, un moscardón cayó en su plato de sopa.

Doña Purificación Castellana Moreno

A lo mejor pensáis que es algo que, a pesar de ser asqueroso, entraba dentro de la normalidad, pero Doña Purificación supo en aquel momento que aquello era una señal y que a su hijo, Víctor Peñasco, le había sucedido algo. ¿Tenía razón, o era solo aprensión? Pues bien, para descubrirlo tendremos que retroceder en el tiempo e irnos unos 16 meses atrás, al momento en que Víctor Peñasco Castellana se casó con María Josefa Pérez de Soto, Pepita para la familia, uniéndose dos de las mayores fortunas de España. Era un 8 de diciembre de 1910 y fue una boda de campanillas (el novio era sobrino nieto de José Canalejas, que en aquel momento era presidente del consejo de ministros de España). ¿Queréis conocerlos? Pues aquí los tenéis.

Víctor y Pepita

Él tenía 24 años y ella 22, y después de la boda empezaron una larguísima luna de miel, como se llevaba entonces entre las familias de posibles. Palco en la ópera de Viena, noches de ensueño en el casino de Montecarlo, cenas en Maxim’s, en París, el Orient Express… De vez en cuando se pasaban por Madrid a ver cómo iban las obras de su nueva casa, pues aunque Doña Purificación les había ofrecido la suya ya se sabe que «el casado, casa quiere«, y una suegra es una suegra, así que pudiéndoselo permitir como podían… El caso es que ellos no reparaban en gastos ni en la casa ni en el viaje ni tenían por qué hacerlo, pero todo aquello tenía un límite, uno solo: cuando Doña Purificación se despidió de ellos les dijo que en barco, ni hablar. A la mujer le había dado como un pálpito, un presentimiento, y les pidió por lo más sagrado que le dieran ese gusto y que hicieran el favor de no embarcarse en un trasatlántico de aquellos. Quién sabe si conocía una novela que un tal Morgan Robertson había escrito unos años antes titulada «Futilidad«, en la que un barco llamado Titán se hundía a mitad del recorrido de Nueva York a Southampton tras chocar con un iceberg. ¿Dotes adivinatorias? ¿Pura casualidad? Vaya usted a saber.

Durante una buena temporada Víctor y Pepita se portaron bien y cumplieron su promesa, pero… un día estaban en Maxim’s, en París, y vieron publicidad de ese nuevo barco tan lujoso del que todo el mundo hablaba. ¿Qué hacemos? «Chica, no sé, no conocemos Nueva York…«. «Ya, pero ¿y lo que dijo tu madre? Se lo prometimos«. «Deja a mi madre tranquila en Madrid, que total no se va a enterar«. «Ya, pero si se entera seguro que dice que es cosa de la nuera, que tú te dejaste embolicar por mi, que de bueno te pasas y así te va, y tal y tal y tal«. «Ay, chica, nos vamos y ya está». «Pues venga, nos vamos, pero si se entera tu madre es culpa tuya, ¿estamos o no estamos?». Pues eso, que siendo ricos, jóvenes, enamorados y con ganas de marcharse, ¿quién no lo hubiera hecho? Eso sí, chicos precavidos como eran tomaron la precaución de dejar a su mayordomo, Eulogio, en París. ¿Para qué? Pues le dejaron un fajo de postales para Doña Purificación, para que se las fuera mandando cada día y que ella estuviera tranquila. Un día le contaban que habían ido a la Ópera, otro a Versalles, otro al Louvre… Qué majicos, ¿verdad?

Víctor y Pepita irían en ese transbordador, que acercó hasta el Titanic a los pasajeros que subieron en Cherburgo

El caso es que compraron los billetes y se fueron en tren a Cherburgo, donde embarcaron. Incluso para una pareja tan acostumbrada al lujo y al gran mundo como ellos el Titanic era algo asombroso, así que nos podemos imaginar cómo se quedaría su criada, Fermina Oliva, cuando entrara en aquel barco, el más grande, el más seguro y el más lujoso que existía. Por cierto, aquí la tenéis.

Fermina

Víctor y Pepita eran los únicos españoles en primera clase. Se alojaron en un estupendo camarote y Fermina en otro (también de primera), al otro lado del pasillo. Los elevadísimos precios del Titanic no supondrían ningún problema para ellos, pues hay quien ha calculado que se gastaron el equivalente a unos 110 millones de pesetas (de cuando aún había pesetas, claro) en el año y medio que duró su luna de miel.

Plano del camarote de Víctor y Pepita (arriba) y el de Fermina, su criada

Mucho tiempo después Pepita hablaba de la última cena, y decía: «Aquello era una muestra del mayor lujo que podía verse. Los hombres, de rigurosa etiqueta, las mujeres con sus mejores galas y todas las joyas que sus cuerpos fueran capaces de cargar. Una gran cena amenizada con una gran orquesta. Como buenos españoles, fuimos los últimos en abandonar el salón, ya que nos quedamos charlando con un matrimonio argentino, los únicos con los que habíamos congeniado en el viaje«. Poco después tenía lugar el choque fatídico que acabaría, de un mazazo, con aquella historia de amor y lujo. Su sobrina cuenta que «Mi tía estaba ya en la cama y mi tío todavía estaba desvistiéndose. Oyeron un ruido enorme que no le gustó nada a mi tío. Salió del camarote y se dirigió a cubierta, donde se encontró con un marinero al que le preguntó qué pasaba y dónde estaban los chalecos salvavidas. El marinero simplemente se echó a reír. Volvió al camarote, recogió a Josefa, que solo tuvo tiempo de ponerse un chal por encima del camisón, y a la doncella, que se encontraba en el camarote de enfrente». El barco estaba sentenciado desde el primer momento, y cuando llegó el momento de subirse a los botes… veamos como cuentan la historia desde el punto de vista de Fermina, la criada.

«Las mujeres y los niños primero«, aunque no siempre. Uno de los oficiales permitía que subieran hombres siempre que hubiera sitios vacíos en los botes. Otro, no. Pepita subió en uno de los botes y su criada también, pero Víctor decidió actuar como un caballero español y cedió su sitio a una mujer que iba con un bebé en brazos. Cuenta Fermina que lo último que le dijo a su mujer fue «Que seas muy feliz». 

La gente subiendo a los botes en una película de los años 50, «La última noche del Titanic»

Otra pasajera que iba en el mismo bote contó unos días después todo esto en una entrevista para el New York Herald: «Entonces la señora Peñasco empezó a chillar el nombre de su marido. Fue terrible. Le pasé el timón a mi prima y me puse acurrucada junto a ella, tratando en lo posible de consolarla. Pobre mujer. Sus sollozos ablandaron nuestros corazones y sus palabras eran imposibles de entender debido a su tristeza (…) Cuando el terrible final llegó, utilicé lo mejor de mi misma para intentar distraer a la señora española y que no oyese los agonizantes sonidos de los que se ahogaban en el mar».

Pepita

Aún después de haber visto cómo se hundía el barco Pepita conservó la esperanza de que Víctor hubiera subido en otro bote, pero poco le duró. Ya en el Carpathia, el barco que recogió a los supervivientes, tuvo claro que su marido había muerto en el mar. Al llegar a Nueva York estuvieron esperando a que llegara otro barco que había recogido todos los cadáveres que pudo, pero tampoco estaba allí. La doncella miró los cuerpos uno por uno intentando descubrir el de Víctor, pero nada.

La muerte de Víctor Peñasco en «La Vanguardia»

En las primeras listas aparecidas en la prensa el apellido Peñasco estaba mal transcrito, pero a pesar de todo Doña Purificación tenía un mal presentimiento que pronto se confirmó (recordad el moscardón). Eso sí, pronto se dio cuenta del problema que tenía su nuera, pues según las leyes de la época Víctor no estaría oficialmente muerto hasta 20 años después de su desaparición. Como no podía ser que aquella chica de 23 años no pudiera rehacer su vida, su suegra decidió comprar un cadáver en Halifax (Canadá), hasta donde llegaron flotando muchos que en parte están enterrados allí. Como suena, mandó a Fermina a comprar un cadáver y el correspondiente certificado de defunción. Eso sí, no sabemos dónde está esa supuesta tumba, pues el cementerio que se nombra en el certificado no existe, y en el de Fairview, donde está enterradas las víctimas del Titanic, no hay ninguna con el nombre de Víctor Peñasco.

Cementerio de Halifax

Josefa pudo rehacer su vida y se casó en segundas nupcias en 1918 con Juan Barriobero y Armas Ortuño y Fernández de Arteaga, barón del Río Tovía, con el que tuvo tres hijos. Falleció en 1972 a los 83 años de edad. Fermina Oliva, la doncella que también sobrevivió al «Titanic», murió en 1968. Ella nunca se casó.

Una hija de Pepita nacida de su segundo matrimonio, delante de la fotografía de su madre y de Víctor, su primer marido

De toda esta historia me gusta especialmente la entereza de la madre de Víctor y su generosidad hacia su nuera, pero si me tengo que quedar con una frase elijo una de Elena Ugarte, sobrina nieta de Víctor Peñasco: “A raíz de aquella desgracia, en mi casa cogimos manía a los moscardones. Mi madre ha toreado, ha montado a caballo durante años, era una mujer valiente, atrevida, pero cuando veía un moscardón se ponía mala. No podía evitarlo”. Y ante esto me pregunto, ¿es que antes de aquello les caerían simpáticos?

¿Queréis conocer esta y muchas otras historias sobre el Titanic? Pues si sois un grupo, tenemos una cena temática que podemos hacer cuando queráis. Llamadnos al 976207363 o enviadnos un correo electrónico a educacion@gozarte.net y concretamos. Y si queréis saber más entrad aquí.

Y si queréis conocer otras historias del Titanic, aquí os dejo un post de nuestro blog:

Los Straus y su amor insumergible

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Si hay algo insumergible y que sobreviva a la muerte ese algo es el amor, ¿no? Por eso, de entre los miles de historias que naufragaron con el Titanic la que más me gusta es la de Isador e Ida Straus. ¿Os suenan de algo? Pues antes de nada os los presento:

Dos viejecicos encantadores, ¿verdad? No sé por qué, pero esta foto me inspira muchísima ternura. La forma de sentarse él, y de cogerla con su brazo por detrás (sí, ya sé que eso no se ve y me lo estoy imaginando), su sonrisa, ella un poco más seria mirando a la cámara, pero también con una media sonrisa… Por cierto, ¿habéis oído hablar de ellos? Eran dos pasajeros de primera del Titanic que volvían a Nueva York, donde vivían, desde Europa. Eran dos personajes muy conocidos, pues él era propietario junto con su hermano de Macy’s (la que durante muchos años se ha considerado «la tienda más grande del mundo«), toda una institución en Nueva York.

«The world’s largest store», o sea, «La tienda más grande del mundo». O casi

Macy’s había nacido en 1829 y poco a poco fue creciendo hasta que, en 1893, la compraron Isador Straus y su hermano Nathan, dos judíos germano-americanos que habían llegado con su familia a Estados Unidos unos cuantos años antes, allá por 1854. Seguro que Isador, que tenía nueve años y cuatro hermanos pequeños, vivió aquel viaje a través del inmenso océano como una aventura. No tenía ni idea de lo que le esperaba en aquel país nuevo del que todos hablaban. No sabía que acabaría siendo inmensamente rico y menos aún que cinco años antes, también en Alemania, como él, había nacido Ida, que también emigraría a América con sus padres y sus seis hermanos.

La familia Straus se fue a vivir al Viejo Sur, en unos años que todos conocemos gracias a esa monumental película que es «Lo que el viento se llevó». En la foto podemos ver a Scarlet O’Hara rodeada de heridos en la estación de Atlanta, la capital de Georgia, el estado en el que los Straus abrieron su primer almacén (un «general store» de aquellos que se veían en las películas de vaqueros, en el que se vendía de todo). Eso sí, para bien y para mal les pilló la guerra. ¿Para bien? Pues sí, también para bien, porque después de la guerra vino la reconstrucción y con ella la posibilidad de crear enormes fortunas. Que fue precisamente lo que hicieron, aunque para ello se tuvieron que marchar a… ¡¡¡Nueva York!!!

Broadway en aquellos años

En aquella ciudad, que ya entonces era excitante como pocas, se conocieron Isador e Ida. Habían nacido a tan solo 60 kilómetros de distancia, allá en la lejana Alemania, pero habían tenido que atravesar un océano y esperar algunas décadas para encontrarse. Eso sí, desde aquel momento ya estarían siempre juntos, 41 años de matrimonio y felicidad con los que ni siquiera un naufragio pudo acabar. Pasaron los años, nacieron siete hijos, Isador compró Macy’s a medias con su hermano… y de pronto, sin saber cómo, porque el tiempo se nos escapa entre los dedos, se encontraron en 1912. A principios de año habían viajado a Alemania con su nieta Beatrice, que se quedó allí, y a pesar de que normalmente viajaban en barcos alemanes esta vez decidieron volver en un nuevo trasatlántico del que todo el mundo hablaba y del que se decía que iba a ser el más lujoso del mundo (todavía no se decía aquello de que era «insumergible», pues ese adjetivo apareció después del naufragio).

Titanic

El 10 de marzo los Straus estaban en Southampton, al sur de Inglaterra, listos para embarcar junto con una criada y un mayordomo. Seguro que incluso ellos, que estaban acostumbrados, tuvieron que quedarse asombrados al entrar en aquel barco. No solo era enorme (el más grande del mundo), sino que tenía lujos nunca vistos. Electricidad por todas partes, piscina, baño turco, gimnasio… y unos camarotes mejores que las habitaciones de los mejores hoteles. El precio que se pagaba estaba en consonancia con todo aquello (un viajero de primera pagaría el equivalente a 80.000 euros actuales por una semana de viaje), pero seguro que pensaron que valía la pena. Y más cuando descubrieron que su camarote no era uno cualquiera, sino el mejor del barco, que había quedado libre porque el millonario J.P. Morgan (dueño de la compañía a la que pertenecía el barco) finalmente había decidido no viajar y quedarse unos días con su amante en Europa.

El camarote de los Straus

La vida discurría plácidamente mientras el barco atravesaba las heladas aguas del Atlántico Norte. Todo eran comodidades para los pasajeros (para muchos de tercera, que habían tenido que ahorrar una media de cinco años para poder pagarse el pasaje, era la primera vez en su vida que les servían en la mesa), la comida era estupenda, sonaba la música, el barco estaba superando la velocidad prevista y el cielo estaba completamente despejado. En fin, que nada hacía presagiar lo que iba a pasar. Cuando de repente…

De repente ocurrió lo que todos sabemos. Un iceberg al que nadie había visto llegar abrió el barco por uno de sus costados. Poco después el constructor del buque que reunía más medidas de seguridad que ninguno de su tiempo sabía que se iba a hundir y que no había botes ni para la mitad de las personas que iban en él. En ese momento empieza lo que para mí es más interesante en la historia del Titanic: la reacción de la gente en una situación como esa, en la que la vida está pendiente de un hilo. Pensar que hubo mucha gente que cumplió su deber ayudando a que otros se salvaran, sabiendo que ellos iban a morir, por ejemplo. O que hubo muchos hombres que respetaron hasta el final aquello de que «las mujeres y los niños primero«, y se despidieron de los suyos mientras el bote iba bajando hacia el agua helada. O que prefirieron morir juntos que salvarse solo uno, como los Straus.

Fotograma de la película «Titanic», de James Cameron

Los primeros botes bajaron medio vacíos, y en una de las cubiertas el oficial al mando permitió que en ellos fueran también hombres con tal de salvar a más gente. En la otra, no. Sin embargo, debido a su edad quiso hacer una excepción con el señor Straus, pero este se negó, diciendo que «No subiré a ese bote antes que cualquier otro hombre«. En ese momento su esposa Ida, que ya había subido, dejó en el bote a su criada (gracias a lo que ella contó sabemos qué pasó) y se bajó, diciéndole a su esposo: “Hemos estado juntos durante muchos años, donde tu vayas, yo voy”. Hay quien dice que se sentaron en dos hamacas y rogaron a un tripulante, que resultó ser el panadero jefe del barco, que les atase los pies con una manta. Otros dicen (y es la versión que cuenta James Cameron en su película) que se fueron a su camarote y esperaron a la Muerte en la cama, abrazados. Lo que es seguro es que murieron juntos, que era lo que los dos querían.

La chimenea del camarote de los Straus, con el reloj parado a la hora del hundimiento, tal y como está ahora en el fondo del mar

Pocas historias me conmueven como esta de los Straus. ¿Qué importa el dinero, que importa hasta la propia vida, si no es con la persona a la que quieres más que a nada en este mundo? Diréis que soy un sentimental, y seguramente tenéis razón, pero saber que hay gente como ellos hace que la vida merezca la pena. Nunca encontraron el cuerpo de Ida, pero el de Isador fue rescatado y fue enterrado en un cementerio de Nueva York, en una tumba con los nombres de los dos, después de un multitudinario funeral en el Carnegie Hall.

Tumba de Isador Straus

En la tumba, una inscripción dice: «La inmensidad de las aguas no ahogará el amor, ni las grandes inundaciones lo engullirán». Y como la memoria es frágil, para que el ejemplo de los Straus no se olvide Manhattan los recuerda con este monumento situado en el parque que lleva su nombre.

Si queréis descubrir muchas más HISTORIAS DE AMOR EN FEBRERO, entrad aquí y encontraréis toda nuestra programación:
  • Viernes 13 y sábado 14 de febrero a las 21’30 – CENA TEATRALIZADA: UNA NOCHE CON LOS ROMAÑOS
  • Sábado 14 y domingo 15 de febrero a las 8’00 – NOS VAMOS DE EXCURSIÓN: LOS AMANTES DE TERUEL
  • Sábado 14 a las 19’00 y domingo 15 a las 11’30 – UNA HISTORIA DE LA LUJURIA EN ZARAGOZA
  • Domingo 15 a las 11’00 – AMORES Y DESAMORES EN EL MUSEO DE ZARAGOZA

Y si os apetece conocer más historias sobre el Titánic, aquí os dejo una entrada de nuestro blog:

Un moscardón en la sopa

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¿Sabías que la Semana Santa y los juegos de azar tienen mucha más relación de lo que parece? ¿No te lo crees? Vámonos para Calzada de Calatrava (Ciudad Real), el pueblo de Pedro Almodóvar. ¿Habéis oído hablar del juego de las caras? Pues cada Viernes Santo tiene lugar allí una especie de timba multitudinaria en la que cientos de miles de euros cambian de mano. ¿Os parece inapropiado convertir el pueblo en un casino en plena Semana Santa? Pues para nada, porque la cosa tiene antecedentes de lo más prestigiosos que se remontan nada menos que al primer Viernes Santo. ¿O es que no os acordáis que los romanos despojaron a Jesús de sus vestiduras y se las jugaron a los dados?

Cristo con los instrumentos de su pasión

A finales de la Edad Media, en un mundo en el que se identifica a cualquier personaje importante por su escudo, sus armas, se empieza a pensar cuáles serían las de Cristo y se llega a una conclusión claro: los instrumentos de su pasión. Al principio aparecen la cruz, la corona de espinas, la columna a la que fue atado para flagelarlo… pero pronto se multiplican y podemos encontrar al gallo Antes de que el gallo cante dos veces tú me habrás negado tres«, le dijo Jesús a Pedro), la bolsa de las 30 monedas que cobró Judas por su traición, la lámpara con la que iluminaron el camino los soldados que subieron a prenderle al monte de los olivos, la escalera para subir a la cruz… y también su túnica y los dados con los que se la jugaron. ¿Los veis en esta imagen? Os pongo otra en la que también se pueden apreciar perfectamente:

A los pies de Cristo, en el suelo, hay una túnica roja, y sobre ella los dados. Podríamos ver montones de imágenes más en las que aparecen (por cierto, dados ya tenían los romanos, incluso trucados), pero sólo os pongo otro: la cruz de guía de la Hermandad del Gran Poder, en Sevilla:

¿Dónde están la túnica y los dados?

Con esto queda claro que está más que justificado jugar en Viernes Santo, ¿no? Al fin y al cabo lo que se hace es recordar un episodio concreto de la pasión de Cristo (hay otra hipótesis, que recuerda que Judas se jugó las treinta monedas que cobró por entregar a Cristo). Ahora bien, en Calzada de Calatrava no juegan con dados, sino con monedas de época de Alfonso XII (que llevan la cara del rey, claro, y de ahí el nombre del juego). Dos monedas, concretamente.

La gente forma corros en las calles y en alguno locales del pueblo. En esta imagen vemos uno en el Casino Círculo Agrícola, en donde están los que mueven más dinero y por lo tanto generan mayor expectación a su alrededor.

La mecánica del juego es sencilla. Por un lado está la banca, por otro los apostantes (llamados «puntos») y por otro el «baratero», que organiza y controla para que todo discurra con normalidad. Este comienza pintando un gran círculo en el suelo y empieza el juego. Cada «punto» hace una apuesta (dejando el dinero dentro del círculo), la banca la cubre obligatoriamente y se lanzan las dos monedas al aire. ¿Que salen caras? Todo para la banca. ¿Que salen cruces? Cada apostante se lleva lo que había puesto y otro tanto, puesto por la banca. ¿Que sale cara y cruz? Se vuelve a tirar. ¿Que la banca se arruina? Pues uno de los «puntos» la sustituye, y no pasa nada. Lo impresionante del asunto no son sólo las cantidades que se mueven, sino que todo el mundo juega, mucho o poco, y vienen gente de toda España a jugar también, todo el Viernes Santo sin interrupción hasta que empieza la procesión del Santo Entierro. Eso sí, se pierda o se gane el ambiente es cordial, el que gana invita y cuando por la noche unos preguntan a otros cómo les ha ido todos dicen que se han quedado en paz. «Nos ha tocao salud«, como el día de la lotería de Navidad.

Parece increíble, pero hay gente que ahorra todo el año para este día, y por lo visto los cajeros automáticos de Calzada de Calatrava se tienen que reponer varias veces a medida que avanza el Viernes Santo. Los hay que vienen de Madrid y antes de empezar a jugar llenan el depósito del coche, para poder volver aunque se queden sin blanca. ¿Queréis verlo? Pues os dejo este reportaje para que os quede completamente claro cómo funciona.

Está claro que la Semana Santa española no puede ser más variada y peculiar, ¿no? En las próximas semanas seguiremos contando historias sobre la Semana Santa insólita, pero si queréis conocer muchas más aquí os dejo el programa que hemos preparado (entrad aquí para encontrar toda la información):

  • 14 y 22 de marzo – NOS VAMOS DE EXCURSIÓN: el Calvario de Alloza y mucho más
  • 21 y 28 de marzo – CENAS EN PALACIO: Semana Santa insólita
  • Del 30 de marzo al 2 de abril – TRAS TUS PASOS: Rutas para descubrir la Semana Santa de Zaragoza en la calle
  • 2 de abril, Jueves Santo – NOS VAMOS DE EXCURSIÓN: Romper la hora en Híjar
  • 4 de abril – NOS VAMOS DE EXCURSIÓN: Sábado Santo en Alcañiz

Y si queréis seguir leyendo, aquí os dejo unos cuantos posts de nuestro blog sobre el tema:

Salamanca, el “padre putas” y el Lunes de Aguas

El entierro de Genarín en León

El besapié de Jesús de Medinaceli en Madrid

Los “picaos” de San Vicente de la Sonsierra

Sevilla y el viacrucis de la Cruz del Campo

Un Cristo heroico en Zaragoza

Domingo de Ramos en Elche

La luna y la Semana Santa

Híjar, la familia y la tradición

Romper la Hora en Híjar

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