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Posts Tagged ‘cenas de los jueves’

Más de un millón de personas se concentran cada Nochevieja en Times Square para dar la bienvenida al nuevo año. ¿Os parecen muchos? La verdad es que no sabemos si el dato es de la organización, del gobierno civil o de los sindicatos, pero en este caso da igual, porque lo que importa es que allí se junta mucha gente, pero mucha, mucha, venida del mundo entero para vivir ese momento en directo. ¿Queréis saber más sobre esta tradición neoyorquina que hoy es mundialmente famosa? Pues seguid leyendo.

«Allá donde se cruzan los caminos…»

Lo primero de todo, ¿dónde está Times Square? Pues en el lugar en que se cruzan Broadway, la séptima avenida y la calle 42 con todos los caminos del mundo. Se forma ahí una gran plaza que hasta principios del siglo XX se llamó de otra manera, pero que cambió cuando en 1904 «The New York Times», probablemente el periódico más famoso del mundo, instaló aquí sus oficinas.

New York Times Titanic

¿Veis esta foto? Pues muestra la fachada del periódico en los días que siguieron al hundimiento del Titanic: la gente mira atenta a las enormes pizarras en las que se escribían a mano los titulares de última hora a mano. Hoy el «Times» ya no está aquí, pero a cambio tenemos la mayor concentración de luces y pantallas que se pueda imaginar.

Times Square ayer y hoy

Por aquellos años de principios del siglo XX toda esta zona también se convirtió en el corazón del mundo del espectáculo. Los teatros más famosos, los musicales más increíbles, las grandes estrellas del teatro y la canción, leyendas como Judy Garland, Liza Minnelli, Frank Sinatra o Lauren Bacall… Todo ese mundo es el que aparece en una película extraordinaria de 1950, «Eva al desnudo», que refleja como ninguna el mundo del teatro en Broadway. De 1953 es otra que también me vuelve loco, «Melodías de Broadway«, un inolvidable musical que trata de lo que hay detrás del montaje de una comedia. En ella hay un número extraordinario que cuenta precisamente eso, qué es el espectáculo: «That’s entertainment».

Hoy Times Square ocupa el 0’1% de la superficie de Nueva York, pero en este pequeño espacio trabajan casi 400.000 personas y se concentra el 11% de la actividad económica de la ciudad (para la que solo esta zona aporta unos 2.100 millones de dólares anuales en impuestos, que se dice pronto). En cualquier caso, Times Square no sólo es conocido por sus espectaculares marquesinas y sus teatros, sino también porque allí tiene lugar cada 31 de diciembre una fiesta multitudinaria para recibir el año. ¿Desde cuándo? Pues desde que en 1904 se trasladó aquí el New York Times. Aquel año ya organizaron una fiesta en este lugar, pero la primera vez que bajó la famosa bola (que fue una idea del director del periódico) fue en la Nochevieja de 2007. Por cierto, ¿queréis verla de cerca?

bola Times Square

Parecía pequeña, ¿verdad? Pues para nada. Más de 3’5 metros de diámetro y casi 6.000 kilos de peso, 2.688 triángulos de cristal y 32.256 lámparas LED. Casi nada, ¿no? Os pongo una foto para que la veáis mejor.

Bola

Desde 1907 ha realizado ese descenso cada año, a excepción de 1942 y 1943, cuando a causa de la Segunda Guerra Mundial la ceremonia fue sustituida por un minuto de silencio seguido de unas campanas. Hoy en día la fiesta comienza a las 17’00, y a las 18’00 en punto la bola sube hasta lo alto de un poste que tiene 23 metros de altura. A las 23’59 algún famoso (el año pasado, Lady Gaga) aprieta el botón y la bola comienza a descender mientras todo el mundo corea la cuenta atrás, que puede verse en todas las enormes pantallas de la plaza. 10, 9, 8. 7, 6, 5, 4,3, 2, 1, 0

Happy New Year

Cuando la bola llega al final del poste, justo a las 00.00 del año nuevo, se enciende un enorme cartel luminoso con el número del año en cuestión. En ese momento, la multitud grita enloquecida y cae una impresionante lluvia de confeti. ¿Confeti? Pues eso es lo que parece a primera vista, pero en realidad…

confeti

En realidad son miles y miles de deseos de gente de todo el mundo. Si estás en Nueva York puedes escribirlo tú mismo, y si no puedes mandarlo por Internet y lo imprimirán (entra aquí si quieres escribirlo ahora). Por cierto, como no podía ser menos en Estados Unidos los famosos también escriben el suyo.

Deseos

Una cuestión importante: todo este despliegue exige muchísima electricidad, ¿no? Pues bien, Duracell (los del conejito que dura y dura y dura) instala unas bicicletas estáticas para que todo el que quiera pueda pedalear y contribuir a producir electricidad para el evento, así que mientras uno está ahí dale que te pego a los pedales contribuye a iluminar el mundo. ¿Os parece bonito, o más bien una ñoñería?

Duracell

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. En el momento en que empieza el año todo el que puede se pone a cumplir  con el ritual de besar apasionadamente a su pareja. Y claro, como ya se sabe que en el fragor de la batalla uno pierde el control y se olvida del frío y de que la barba del otro raspa, ahí está Nivea, para repartir miles de barras de cacao. Aquí, como podéis comprobar, nadie da puntada sin hilo y todo el mundo aprovecha para hacerse una buena publicidad, que está la vida muy achuchá. Además, por si alguien hace tiempo que no ve a su pareja y aprovecha este momento tan íntimo para reencontrarse, se instala una «plataforma de besos» para que puedan demostrarle su amor a media Humanidad, recordando a aquel mítico beso de Times Square que fue lo que realmente puso fin a la Segunda Guerra Mundial.

beso Times Square

Y claro, como ya se sabe que en el fragor de la batalla uno pierde el control y se olvida del frío y de que la barba raspa, ahí está Nivea, para repartir miles de barras de cacao. Aquí, como podéis comprobar, nadie da puntada sin hilo y todo el mundo aprovecha para hacerse una buena publicidad, que está la vida muy achuchá. Además, por si alguien hace tiempo que no ve a su pareja y aprovecha este momento tan íntimo para reencontrarse, se instala una «plataforma de besos» para que puedan demostrarle su amor a media Humanidad.

beso Gaga

Aquí tenéis a Lady Gaga besando al alcalde el año pasado (evidentemente ella no es como la española, que «cuando besa, es que besa de verdad, y a ninguna le interesa besar por frivolidad«, sino más bien una fresca y una desahogada, que diría mi abuela), pero hay más. ¿Más? Pues sí, porque hay hasta bodas. ¿Quién querría casarse en medio de todo este follón, con tanto frío y rodeado de cientos de miles de desconocidos? Pues sin ir más lejos hace un par de años lo hicieron estos dos marines que se conocieron en la guerra de Irak. Estuvieron a punto de no poder llegar por la nieve, pero les pagaban todos los gastos de la boda y ya os podéis imaginar que no era cuestión de desaprovechar la ocasión.

Marines

¡Qué majicos y qué enamorados se les ve! En fin, dejemos que disfruten de su amor y nosotros a lo nuestro. ¿Qué, os imaginabais que pasaban tantas cosas a la vez en esta macrofiesta de Times Square? Pues estas y más. Yo no he estado nunca, pero a ver si un año de estos me animo, porque solo hay una forma digna de ser hortera y es serlo a lo grande. Y de eso, de hacer las cosas a lo grande, en Nueva York saben más que en ningún otro sitio.

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La fiesta más increíble de todas las que se celebran en México es el Día de Muertos. Si para nosotros Todos los Santos es una fecha triste y consideramos que visitar los cementerios es una experiencia dolorosa, los mexicanos lo celebran con alegría, porque ese día vuelven del otro mundo todos aquellos a los que tanto quisieron para pasar unas horas con ellos. Y como están encantados les señalan el camino con flores de cempasuchil para que no se pierdan y les reciben como se merecen, con un altar de muertos en el que les dejan su comida y su bebida preferidas, su tabaco, su música… y muchas otras cosas.

día de muertos

¿Qué os parece? Pues hay muchas cosas más: música, comida increíble y de nombres que suenan maravillosamente, papel picado, flores, calaveritas de azúcar… y muchas otras cosas. ¿Sabíais que hay un pueblo en el que cada año todo el mundo limpia cuidadosamente todos y cada uno de los huesos de sus muertos para que estén bien relucientes? ¿O que en las tumbas de algunos narcos hay hasta discoteca? Un mundo tan alucinante y distinto al nuestro que seguro que os fascinará.

Si queréis descubrirlo no os podéis perder nuestra nueva «cena de los jueves», para la que hemos preparado este estupendo menú (recordad que si sois celíacos, vegetarianos, alérgicos… no tenéis más que avisarnos cuando hagáis la reserva y os prepararemos otra cosa):

  • Boca2 de mole poblano (de pollo ecológico del Cinca y de latón d’a Fueva)
  • Pozole mexicano
  • Tacos dorados con tortilla de maíz
  • Pan de muertos en capirotada de manzana
Cuándo - Jueves 14 y 28 de noviembre a las 21'00

Dónde – Restaurante La Scala (C/ Sanclemente, 4)

Precio – 22 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363

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¿Sois de los que creen que un cementerio es un lugar deprimente? ¿O más bien pensáis que son una inyección de vitalidad? Yo estoy cada vez más de acuerdo con la segunda opción, y voy a intentar demostrarlo. Eso sí, hay que reconocer que es cierto que todo en un cementerio nos recuerda que el tiempo pasa, que nada es para siempre y que todo se convertirá «en tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada«, como dijo Góngora. Las tumbas abandonadas, las cruces rotas, las lápidas en las que el musgo oculta el nombre de los que están enterrados allí… Y sin embargo, al menos en teoría, en un cementerio el tiempo se ha congelado a la espera del día del Juicio Final, ese día en que el ángel del panteón de la familia Repullés de la Lata, en el cementerio de Torrero, acabará de bajar la escalera para anunciar que ha llegado la hora de abandonar las tumbas.

Las trompetas convocarán a los muertos, que levantarán la tapa del sepulcro para acudir al Juicio Final en el Valle de Josafat, como en estas pinturas de la pequeña ermita de San Miguel, situada en mitad del minúsculo cementerio de Barluenga, cerca de Huesca.

Pero mientras llega el «Día de la ira», si es que tiene que llegar, lo cierto es que cada lápida, cada esquela, cada flor que vemos nos cuentan historias que no nos dejan olvidar que la muerte viene en un abrir y cerrar de ojos, «In ictu oculi«, como pintó Valdés Leal en este terrible cuadro del Hospital de la Caridad de Sevilla. En él un indiferente esqueleto apaga con sus dedos descarnados la llama de una vela en un segundo, mientras con la otra mano sujeta la guadaña con la que segará nuestra vida y el ataúd que nos está destinado.

Igual de terrible es este bodegón de Antonio de Pereda que se conserva en el Museo de Zaragoza, y al que le cuadra perfectamente el título de «Naturaleza muerta» que se suele dar a este tipo de pinturas. Tres calaveras nos recuerdan esa frase que aparece en muchas tumbas: «Como te ves, yo me vi. Como me ves, te verás«. Y por si no quedara suficientemente claro, junto a ellas hay un reloj con la llave para darle cuerda. Tic, tac, tic, tac, tic, tac…

Tic, tac, tic, tac, tic, tac… Siempre el reloj para recordarnos que el tiempo nunca se detiene y cada vez nos queda menos, menos, menos, menos, menos… Como ese esqueleto que sale bajo la tumba de Alejandro VII mostrándonos un reloj de arena que lleva en la mano, para recordarnos que nuestro turno también está cerca y que ninguno tenemos ni idea de cuántos granos nos quedan.

O como ese otro que ve Don Juan Tenorio en los últimos instantes de su vida, en el diálogo alucinante que mantiene con la estatua del comendador, Don Gonzalo de Ulloa, a la que él mismo había invitado a cenar (mostrando muy poco respeto por los muertos):

Don Juan ¿Y ese reloj?

Estatua                                Es la medida

                         de tu tiempo.

Don Juan                            ¡Expira ya!

Estatua       Sí, en cada grano se va

                          un instante de tu vida.

Don Juan   ¿Y esos me quedan no más?

Estatua       Sí.

Don Juan          ¡Injusto Dios! Tu poder

                          me haces ahora conocer,

                          cuando tiempo no me das

                          de arrepentirme.

Estatua                                             Don Juan,

                          un punto de contrición

                          da a un alma la salvación,

                          y ese punto aún te lo dan.

Don Juan cogió al vuelo la oportunidad que se le brindó en el último momento, y gracias al amor de Doña Inés se arrepintió de todas las barrabasadas que había hecho justo en el momento en que caía el último grano en el reloj de su vida. Pero como todos tenemos el nuestro, os voy a hablar de otro reloj de arena que, lamentablemente, no os puedo enseñar porque hace tiempo que desapareció. Estaba en el cementerio de Torrero, al pie de esta impresionante escultura:

Estamos en 1907 y Enrique Clarasó, uno de los mejores escultores funerarios que ha habido en España, nos dejó aquí una obra magnífica hecha para la familia Gómez y Sancho (propietaria de un almacén de tejidos que estaba en la calle Manifestación y que cerró hace no mucho): El Tiempo pasa las hojas del libro de la vida.  Un anciano calvo y de larga barba, que mira no sabemos dónde, tiene entre sobre sus rodillas un gran libro cuyas hojas va pasando sin mirarlas siquiera…

Eso sí, las hojas del libro de la vida no se pasan y ya está. ¿Acaso es posible releerlo? No, porque cada minuto que vivimos pasa para siempre, no hay vuelta atrás, y por eso cada hoja que pasa la arruga entre sus manos y la arranca (la haya leído o no), arrojándola al suelo. ¿Queréis ver una de ellas? Pues aquí la tenéis. «Breves son las horas de los hombres«, dice, una cita del libro de Job que nos sigue recordando que el tiempo pasa inexorablemente.

Clarasó se inspiró para esta espectacular escultura en otra no menos impresionante, que casualmente también se hizo para una tumba: el «Moisés«, hecho por Miguel Angel para la del Papa Julio II a principios del siglo XVI. El mismo anciano de largas barbas, la misma torsión del cuerpo, la misma mirada dirigida al infinito… pero contemplando algo distinto. En el caso de Moisés, seguramente el terrible poder de Yahvé después de entregarle las tablas de la ley en el Sinaí, o quizá a los israelitas adorando el becerro de oro; en el caso del Tiempo, quizá esté contemplando la eternidad y le baje un escalofrío por la columna vertebral al darse cuenta de lo que eso significa. Siempre, siempre, siempre, siempre, siempre… sin la consoladora posibilidad de un final.

El Moisés es pura tensión y movimiento, aunque debido a su colocación en la tumba solo podemos verlo de frente y en parte desde los lados. En cambio la escultura de Clarasó está colocada en el centro, de forma que podemos girar alrededor de ella y cada punto de vista nos cuenta nuevas cosas.

¿Cuántas hojas quedan en nuestro libro? ¿Cuántos granos quedaban en el reloj de arena que estaba a los pies de la escultura? No lo sabemos, nadie lo sabe, y por eso cada una de las tumbas que vemos en un cementerio nos está gritando que aprovechemos el tiempo que nos quede, sea mucho o poco, y que disfrutemos de ese inmenso regalo que es la Vida, con mayúsculas. Y por eso los cementerios son una enorme inyección de optimismo, porque uno sale de ellos sintiéndose mucho más vivo que cuando entró y deseando exprimir al máximo las posibilidades de cada segundo. Lo único malo es lo pronto que se nos olvida. ¿O no?

Y si queréis pasar UN OTOÑO DE MUERTE con nosotros, recorriendo el cementerio y muchos otros rincones desconocidos de nuestra ciudad, disfrutando con los versos del Tenorio y descubriendo las historias de los zaragozanos «del otro lado», tenemos un montón de propuestas para vosotros. Entrad aquí y las encontraréis, o si lo preferís llamadnos al 976207363 y os las contaremos.

Y si queréis leer otros post de nuestro blog dedicados a este tema, aquí os dejo unos cuantos:

Drácula, Don Juan, el Amor y la Muerte

El triunfo de la Muerte… y los nuestros

La Belleza y la Muerte

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El otoño ya está aquí, y para recordárnoslo nadie mejor que Yves Montand con «Les feuilles mortes«, las hojas muertas que nos recuerdan que el tiempo no se detiene y la vida va pasando.

De pronto nos percatamos de algo que durante la primavera se nos olvida, que todo a nuestro alrededor envejece y tiene fecha de caducidad. La muerte se hace más presente en nuestras vidas por unos días, y todo nos recuerda que el tiempo pasa: una gota que cae, el tic-tac de un reloj, una vela que se consume… Hay que ser un poco cenizo para pensar en la muerte en abril, pero desde que el mundo es mundo noviembre es así. No hay más que recordar aquellos versos que escribió Jorge Manrique tras la muerte de su padre: «Recuerde el alma dormida, / avive el seso y despierte / contemplando, / cómo se pasa la vida / como se viene la muerte / tan callando«. La vida se nos escapa como arena entre los dedos, así que… aprovechémosla, porque cuando queramos darnos cuenta ya no habrá vuelta atrás y el tiempo se habrá ido. «Tempus fugit«, que decía el clásico. Así que «Carpe diem«, que dijo otro. Aprovecha el momento, por si acaso es el último.

«In ictu oculi», o sea, «En un abrir y cerrar de ojos»

Un abrir y cerrar de ojos es el tiempo que cuesta apagar con los dedos la llama de una vela, o lo que necesitan las Parcas para cortar con su tijera el hilo de una vida. La muerte está siempre ahí, acechando, y no debemos olvidarlo. ¿Sabéis por qué? Porque tenerlo siempre presente es la mejor manera de disfrutar a tope de ese maravilloso regalo que es la vida. Por eso nos encanta hacer las visitas al cementerio cuando llegan estas fechas, porque es un subidón caer en la cuenta de que uno está vivo y podría no estarlo. Este año os proponemos cinco completamente diferentes, tres diurnas y dos nocturnas, además de nuestras tradicionales cenas teatralizadas con don Juan Tenorio y una excursión al Moncayo mágico y misterioso. Si queréis más información o reservar, pinchad en los enlaces o llamadnos al 976207363.

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DE DÍA

  • Sábados a las 11’30: FUSILADOS EN LAS TAPIAS DEL CEMENTERIO – Las tapias del Cementerio de Torrero fueron durante la Guerra Civil y la posguerra testigo del fusilamiento de miles de personas, cuyos cuerpos fueron arrojados después a las fosas comunes que se construyeron en el mismo cementerio. Lo más fácil es que se hubiera perdido la memoria de lo que pasó allí, pero el padre Gumersindo de Estella, un capuchino que ejercía como confesor en la cárcel de Torrero, llevó un diario de todas las atrocidades que veía y gracias a eso aquellas historias nunca caerán en el olvido. Nuestra ruta nos llevará de la cárcel hasta los diferentes escenarios del cementerio en los que tuvo lugar todo esto, con momentos duros y terribles y otros emocionantes y entrañables. Si queréis saber más entrad aquí, y para reservar aquí. Sábados entre el 18 de octubre y el 29 de noviembre a las 11’30.

 

  • Sábados a las 11’30: EL CEMENTERIO DE LA CARTUJA – El cementerio más antiguo \»en activo\» que hay en Zaragoza es el de la Cartuja Baja, que en un principio era el destino de los que morían en el Hospital de Gracia y no tenían donde enterrarse. Posteriormente pasó a manos de su actual propietario, la Diputación Provincial, y esa es la razón de que en el panteón de la beneficencia descansen personajes cuyos nombres nos suenan a todos, aunque solo sea porque dieron nombre algunas calles de nuestra ciudad: Manuel Lasala, Lasierra Purroy, el alcalde Caballero, el doctor Cerrada… ¿Queréis descubrir con nosotros algunos de los secretos de este lugar? Si queréis más información o reservar entrad aquí. Sábados entre el 8 y el 29 de noviembre a las 11’30.

 

  • Domingos a las 11’30: LA TORRE DE LOS ITALIANOS – A principios de los años 40 Mussolini mandó construir en Zaragoza un Sacrario militare italiano para enterrar aquí los restos de la mayoría de los italianos muertos en la Guerra Civil. El proyecto, una enorme torre que dominara toda la ciudad, se quedaría más o menos en la mitad de lo previsto, pero aún así es espectacular. ¿Habéis entrado alguna vez en la torre de la iglesia de San Antonio? Pues os proponemos descubrir un lugar que os impresionará de verdad, un enorme panteón cuyas paredes están completamente cubiertas de lápidas y de recuerdos de todos aquellos hombres muertos en la guerra de España. Para saber más entrad aquí, y para reservar aquí. Domingos entre el 19 de octubre y el 30 de noviembre a las 11’30.

 

  • Domingos a las 11’30: RUTA ARTÍSTICA DEL CEMENTERIO DE TORRERO – La parte antigua del cementerio es uno de los rincones más bonitos, románticos y sorprendentes de Zaragoza. Tumbas ilustres, panteones espectaculares, esculturas sorprendentes… ¿Por qué no desafiar a la superstición con una visita diferente para las mañanas de domingo? Si queréis más información o reservar entrad aquíDomingos entre el 19 de octubre y el 30 de noviembre a las 11’30.

 

cementerio

DE NOCHE

  • «Una noche en el cementerio» – ¿Qué pasa en un cementerio cuando se cierra la puerta? ¿Tenía razón Bécquer, cuando escribía aquello de “qué solos se quedan los muertos”? ¿O más bien Mecano, cuando cantaba que “No es serio este cementerio”? ¿Por qué no lo comprobamos? Atreveos a recorrer con nosotros el cementerio de noche y con un farol en la mano. Descubriréis un mundo mucho más animado y mucho menos terrorífico de lo que os imaginabais. Al fin y al cabo, ¿quién dijo que los cementerios son lugares tristes? ¿Se os ocurre algo más alegre que poder decir que estamos vivos? Por eso precisamente en nuestro recorrido cantaremos jotas, coplas y hasta alguna romanza de zarzuela, recitaremos versos inolvidables y disfrutaremos al recordar a cada momento que estamos vivos. ¡¡¡Y eso sí que es una gran noticia!!! Para saber más entrad aquí, y para reservar aquíSábados y domingos entre el 18 de octubre y el 30 de noviembre, y viernes 31 de octubre a las 18’30.

 

  • Visita teatralizada nocturna al cementerio – Las noche de alrededor de Todos los Santos el mundo de los muertos y el de los vivos se tocan por unas horas, y cualquier cosa puede ocurrir. Es posible que nos encontremos con algún difunto vuelto a la vida, estatuas que hablan y muchas otras sorpresas que nos demostrarán que nada es tan dramático como parece. ¿Os atrevéis? Para saber más entrad aquí, y para reservar aquí31 de octubre, 1, 2 y 8 de noviembre a a las 20’30; 15 y 22 de noviembre a las 18’00.

Viernes 31 de octubre y sábado 8 de noviembre

Cena teatralizada – UNA NOCHE CON DON JUAN TENORIO 

Ya está aquí Todos los Santos, y ¿cuál es nuestra tradición preferida para estas fechas? Pues aparte de visitar el cementerio, que también, pasar un buen rato con don Juan y con doña Inés, que como de todos es sabido llevan siglos contándonos su historia por estas fechas. Y como nos vuelven locos sus andanzas, y sabemos que a muchos de vosotros también, vamos a viajar cuatrocientos años atrás en el tiempo y nos vamos a cenar ¡¡¡al panteón de la familia Tenorio!!! Si queréis más información entrad aquí, y para reservar aquíViernes 1 de noviembre a las 21’30 y sábado 8 de noviembre a las 21’00.

Inés

Domingos 26 de octubre, 9 y 23 de noviembre

Nos vamos de excursión – MONCAYO MÁGICO Y MISTERIOSO

Si hay un lugar en Aragón cargado de leyenda, magia y misterio, ese es el Moncayo… Por eso, y aprovechando que se acerca Todos los Santos, hemos preparado una excursión para, de la mano de Bécquer, descubrir las leyendas de esa zona y visitar algunos lugares extraordinarios y con historias… difíciles de explicar. Visitaremos el Pozo de los Aines en Grisén, la cueva de Caco en Los Fayos, el castillo de Trasmoz y el monasterio de Veruela. ¿Os animáis? Pues si queréis más información entrad aquí, y para reservar aquí.

Trasmoz

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En algunas ciudades el santo patrón es la excusa para celebrar las fiestas, y poco más. En Zaragoza, sin embargo, la situación es completamente diferente. La Virgen del Pilar es la protagonista absoluta de las fiestas, debido a la larguísima historia de amor que tiene con los zaragozanos, y las tradiciones que tienen que ver con ella son absolutamente multitudinarias. ¿Queréis conocer su origen, descubrir cómo han sido en otras épocas y cómo han evolucionado…? 

farol-del-pilar

Os proponemos una actividad en la que vamos a descubrir las historias y secretos del Pilar, las tradiciones que tienen que ver con las fiestas, visitando también el Museo del Rosario de Cristal, para descubrir los increíbles detalles de esa espectacular joya de nuestro patrimonio. Aquí os dejo todos los datos:

Cuándo – 27 y 28 de septiembre a las 11’00

Donde – Centro de la fachada del Pilar

Precio (entradas incluidas) – 10 €  (jubilados, 9 €; parados, 6 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Y además, también relacionado con las fiestas del Pilar, Un viaje a la Zaragoza de “Gigantes y cabezudos”. En 1898 se estrena Gigantes y cabezudos, una zarzuela que hizo reír y llorar a España entera. La zarzuela se ambienta en plenas fiestas del Pilar, y como ya se aproximan os proponemos recorrer sus escenarios, conocer la ciudad de 1898 y, si os animáis, cantar alguno de los fragmentos más famosos. Si queréis saber más entrad aquí.

 

Si queréis ir leyendo más sobre las tradiciones de las Fiestas del Pilar, aquí os dejo algunos posts de nuestro blog (en los próximos días, iremos colgando más):

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Continuamos con las cenas en el Palacio Arzobispal, y para las próximas semanas hemos elegido un tema que nos encanta: las tradiciones de las fiestas del Pilar. ¿Desde cuándo la Virgen del Pilar es patrona de la ciudad, y por qué? ¿Qué representa la comparsa de Gigantes y Cabezudos? ¿Cómo nació la Ofrenda de Flores? ¿Y el Rosario de Cristal? Muchas veces se nos olvida que nuestras fiestas son un fantástico conjunto de tradiciones que han ido creciendo a lo largo del tiempo para convertirse en lo que son hoy. manifestaciones multitudinarias que forman parte de los recuerdos y las vivencias de cada uno de nosotros. Si queréis saberlo todo sobre ellas… ¡os esperamos!

Como ya va haciendo fresco, la cena será en la sala de exposiciones del Museo Diocesano. Os dejo el menú, pero recordad que si sois vegetarianos, celíacos, alérgicos… solo tenéis que decírnoslo al reservar y os prepararemos otra cosa.

  • Migas al estilo aragonés con longaniza y uva

  • Bacalao con verduritas

  • Tarta selva negra con base de natilla

 

Cuándo – Viernes 3 y 10 de octubre a las 21’00

Dónde – Patio del Palacio Arzobispal (la cena tendrá lugar en la sala de exposiciones)

Cuánto – 30 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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El Pilar es el edificio más visitado de Zaragoza y, probablemente, el menos conocido. Suena chocante, ¿verdad? La extraordinaria atracción de la Virgen del Pilar hace que el resto del edificio quede prácticamente en sombra y no le hagamos mucho caso. Es verdad que de esa situación se salva Goya, y en todo caso las bombas, pero poco más.

Santa Capilla

Pues bien, para acercarnos a descubrir este increíble lugar, su historia, sus tradiciones, sus leyendas, sus tesoros artísticos… y sobre todo, para intentar comprender el origen de esa relación tan estrecha, íntima, entrañable y peculiar que tiene Zaragoza con la Virgen del Pilar, hemos preparado una visita muy especial en la que recorreremos detenidamente el edificio, su historia, sus tradiciones y leyendas, sus obras de arte…

Cuándo – 4 y 11 de octubre a las 11’00, y 6, 8 y 10 de octubre a las 18’00

Dónde – Puerta principal del Pilar (junto al Ayuntamiento)

Precio – 8 € por persona (jubilados y estudiantes menores de 26 años, 7 €; parados, 4 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Este verano nuestras cenas de los martes también tendrán lugar los jueves, aunque con un tema distinto. ¿Quieres conocer lo que hay detrás de los cuadros de Velázquez y Goya y descubrir cuánto hay de verdad en los chismes alrededor de muchos de los reyes y reinas de España?  El cine, la copla… la mayor parte de las veces nos han dado una versión edulcorada y oficial que se corresponde poco con la realidad. Valga como ejemplo la desgraciada historia de amor de Alfonso XII y María de las Mercedes, que dio lugar a una famosísima película («¿Dónde vas, Alfonso XII?», si queréis verla entrad aquí) y a una no menos famosa copla:

En realidad, la lista de las amantes conocidas de Alfonso XII podría llenar (y lo hace) libros enteros, aunque eso no es nada al lado de las aventuras amorosas de su madre, la castiza Isabel II. O de su hijo, Alfonso XIII, con historias que incluyen a alguna de las cupletistas que triunfaban en aquel Madrid de principios del siglo XX. Pero hay más: los «deslices» de Carlos V, que dieron lugar a un personaje tan conocido como su hijo bastardo, Don Juan de Austria; o los de Felipe IV con la Calderona, una famosa actriz, e incluso con cierta monja del convento de San Plácido, para el que Velázquez pintó su famoso Cristo casi como una compensación. En fin, que el tema, además de inagotable es pícaro, alegre, divertido y fresco, algo perfecto para una época como el verano.

Isabel II y su marido, Francisco de Asís. ¿Fue él padre de alguno de los hijos que tuvieron? Parece ser que de ninguno de los que llegaron a mayores, incluido Alfonso XII

Os proponemos, pues, una cena en la que vamos a conocer historias de alta cuna y (a veces) de baja cama, pintorescas, truculentas, divertidas… Un plan estupendo para una noche de verano. Aquí os dejamos el menú:

  • Ajoblanco con uvas
  • Huevos de fraile – Ensalada con bizcocho de garbanzos
  • Caprichos de la reina castiza – Lomo de atún estofado en salsa de tomate sobre lecho de patatas
  • Huevo quimbo

Y ya sabéis, si sois celíacos, vegetarianos, alérgicos a algo… no tenéis más que decírnoslo cuando hagáis la reserva y os prepararemos otra cosa.

Cuándo – Todos los jueves desde el 19 de julio al 13 de septiembre, a las 21’00

Dónde – Restaurante El Atrapamundos (C/ Mefisto, 4)

Precio – 22 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363

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Modernidad en Zaragoza: a finales del XIX y a principios del XXI

Los primeros grandes faroles del Rosario de Cristal, o sea, los de los quince misterios, son como pequeños edificios en vidrio, así que tenemos que hablar un poco de cómo era la arquitectura de aquella época. Durante gran parte del siglo XIX y principios del XX los arquitectos recuperan los «estilos» históricos. Los medievales, por ejemplo, se consideran los más adecuados para construir una iglesia, mientras que para un banco o un edificio público nada es mejor que la solemnidad de las grandes columnas clásicas. En cualquier caso, más habitual que el puro Historicismo (o sea, inspirarse en un momento concreto y hacer, por ejemplo, un edificio Neogótico) es lo que llamamos Eclecticismo. Vamos, que el arquitecto dispone a su gusto de los diferentes lenguajes históricos, coge una pizca de aquí, otra de allí, lo mezcla y sale algo nuevo pero con aire antiguo.

Retrato de Ricardo Magdalena en el Grupo Escolar Gascón y Marín, dentro de una galería de aragoneses ilustres que los chavales veían como ejemplo cada mañana antes de entrar a clase

Ricardo Magdalena y Félix Navarro fueron los arquitectos que cambiaron la cara de Zaragoza en esos años, haciéndola más hermosa, europea y moderna. El primero, más conservador, mira al pasado y adapta el lenguaje del Renacimiento zaragozano a los nuevos tiempos. Félix Navarro, republicano y de talante liberal, viaja por el mundo y está al tanto de las últimas novedades, que en sus obras conviven con la tradición arquitectónica de la ciudad (no hay mejor ejemplo que el Mercado Central). Hoy nos interesa Magdalena, que diseñó todo el núcleo original del Rosario de Cristal. ¿Quién era? Os daré un dato: cuando murió en 1910 la Guardia Municipal a caballo escoltó el féretro, llevado por seis bomberos y seguido por el Ayuntamiento en pleno y el resto de autoridades civiles y religiosas. ¿Qué había hecho para alcanzar un reconocimiento público semejante? Aquí van tres ejemplos:

Museo de Zaragoza, en la Plaza de los Sitios

Antigua Facultad de Medicina y Ciencias

Antiguo Matadero, en la Avenida de Miguel Servet

Probablemente nadie ha influido tanto (y tan bien) en la arquitectura y el urbanismo de Zaragoza como lo hizo Ricardo Magdalena desde su puesto de arquitecto municipal. Por poner sólo tres ejemplos, de distintos momentos de su carrera: su primer gran proyecto es el Matadero, inaugurado en 1885. A raíz de este éxito el Ministerio de Fomento le encarga el edificio de las facultades de Medicina y Ciencias, en el que adapta lo mejor de la tradición histórica de la ciudad al gusto de los tiempos. La Exposición Hispano-Francesa de 1.908 fue la culminación de su carrera, hasta el punto de que la prensa la llamó “la bella ciudad de Magdalena”, pues además de dirigir las obras fue quien más edificios diseñó (p.ej., el del Museo de Zaragoza).

Esta imagen hubiera sido imposible en aquella época, porque hasta 1958 no nació la Ofrenda de Flores

El caso es que diseñó también los faroles del Rosario de Cristal, tanto los faroles «de mano» (Avemarías, Padrenuestros, Glorias y Letanías) como las carrozas correspondientes a cada uno de los quince misterios. Y en su diseño empleó el mismo lenguaje que en sus edificios, el Historicismo. Eso sí, para sus edificios eligió el Renacimiento, porque consideraba que era el mejor momento de la arquitectura zaragozana. En cambio, aquí mezcló el Románico y el Gótico de una manera muy peculiar y colorista, pues se creía que eran los que mejor expresaban la espiritualidad cristiana.

¿No os parece que las carrozas recuerdan mucho al remate del Big Ben? No sabemos si sirvió de inspiración o no, pero lo cierto es que se hizo unos años antes, en 1858

Por cierto, hay una palabra que estamos usando mucho y de la que todavía no hemos hablado: Misterios. Simplificando podríamos decir que son los capítulos principales de la historia de la redención. Se agrupan de cinco en cinco, y hasta el año 2002 eran quince: cinco gozosos, cinco dolorosos y cinco gloriosos (Juan Pablo II añadió los luminosos). El rezo del Rosario consiste en «contemplar» (o sea, recordar, reflexionar sobre ellos…) cada uno de estos misterios. La persona que lo dirige (en mi pueblo se llama «la rezadora«) dice el nombre del misterio correspondiente, un breve comentario y a continuación se rezan un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria (la rezadora comienza con la primera parte de cada una de esas oraciones, y los demás responden con el resto).

«Tengo que hacer un rosario / con tus dientes de marfil / para que pueda rezarlo / cuando esté lejos de tí». No sé a vosotros, pero a mí se me ponen los pelos de punta cuando oigo a Juanito Valderrama cantar eso

Con tanta oración es fácil perder la cuenta, así que hubo que buscar una solución. Yo recuerdo ver, de niño, a mi abuela con el rosario en la mano y rezándolo con la radio. ¿Qué llevaba? Pues una especie de collar con cincuenta bolitas pequeñas agrupadas de diez en diez, y separando cada decena una bola un poco más grande. Con eso se rezan cinco misterios, que es lo habitual, y si se quiere rezar un rosario completo se le dan tres vueltas y ya está. Se podía rezar de forma individual, en grupo, en la iglesia o en la calle, pero la cofradía del Santísimo Rosario de Zaragoza dio un paso más: convertir esas pequeñas cuentas (que a veces se hacían con huesos de oliva traídos del mismísimo Getsemaní, el monte de los olivos, o con perlas, o con bolitas de marfil, o de pétalos de rosa…) en un enorme rosario que llenase las calles de luz y de color, llevado por cientos de personas. La calle se hace templo, que hubiera dicho un cursi de la época. Cada uno de los misterios (o sea, las bolitas un poco más grandes) se convertía en una carroza; cada una de las bolitas pequeñas, las Avemarías, en un farol de mano que llevaba una persona sobre un mástil; y además se añadía (esos no tenían bola, aunque se rezaban también) un Padrenuestro y un Gloria por cada grupo de Avemarías.

Vamos a fijarnos ahora en uno de los misterios, el 5º Misterio Glorioso: «La coronación de Ntra. Sra» (había que utilizar abreviaturas, porque si no aquello no cabía). Ya hemos hablado del diseño arquitectónico, pero hay más. Para empezar, la caligrafía es lo que llamamos letra «gótica», aunque eso no significa que en la Edad Media todo el mundo escribiese así. Y ¿qué pasa con las imagenes? Son vidrieras inspiradas en las medievales (en Aragón era más habitual cerrar los ventanales con planchas de alabastro y pintarlas de colores, imitando el efecto de los vidrios de colores).

La novedad no era hacer vidrieras, sino que éstas salieran a la calle

Una vidriera medieval es como un puzzle: piezas de vidrio de diferentes colores unidas por una estructura de plomo (las líneas negras). Colores básicos, intensos, como un fogonazo, y lo mismo para las formas. No es un arte para el detalle, pues se ven de lejos y lo que se busca con ellas es otra cosa: crear una atmósfera casi mágica y llena de espiritualidad en el interior de las iglesias, gracias a la luz de colores que lo inunda todo. O sea, dar la sensación de que estamos en la mismísima Gloria celestial, ni más ni menos.

Vidriera de la Sainte Chapelle de París

Fijaos en esta vidriera de la Sainte Chapelle de París: hay pocos colores, pero muy intensos; sobre las piezas de cristal se han pintado líneas negras para darle algo más de realismo, pero no demasiado. Sin embargo, si viéramos una vidriera del siglo XVI la sensación sería completamente distinta: se ha multiplicado el número de colores, intentando reproducir así todos y cada uno de los matices  de la Naturaleza; se utiliza la perspectiva para dar sensación de profundidad… todo para lograr un efecto más realista. A mayor realismo, menor espiritualidad, eso no falla.

Las vidrieras renacentistas de la catedral de Granada ya no buscaban crear una sensación de irrealidad, sino de realismo

Cuando Ricardo Magdalena diseña las vidrieras de sus carrozas vuelve sus ojos a las del siglo XIII, sobre todo (aunque, como siempre, mezclando cosillas de aquí y allá). Y de allí también recoge la importancia del simbolismo de los colores. En los misterios gozosos domina el rojo, en los dolorosos es muy importante el morado y en los gloriosos el azul.

León Quintana, agradecido, regaló la «Gran Cruz» que abre la procesión, con la Virgen del Pilar y los escudos de Zaragoza, Aragón y el Cabildo

Eso sí, puede hacer todo eso porque en toda Europa hay un movimiento de recuperación de las artesanías (que cada vez se valoran más, ante la invasión de productos hechos a máquina), y en Zaragoza está surgiendo una estupenda generación de artesanos (entre ellos León Quintana, fundador de los talleres de los que saldrá el Rosario de Cristal), que irá a más gracias al nacimiento en 1895 de la Escuela de Artes y Oficios. Esa tradición de la vidriera artística en Zaragoza se prolongará en el tiempo hasta hoy mismo, dando lugar a muchas de las carrozas que hoy salen en la procesión.

Una tradición viva

Las dejaremos para el próximo capítulo, pero hay una que tenemos que incluir aquí: la más moderna de todas es la única que forma parte del núcleo del Rosario, los Misterios. En el año 2002, con motivo del XXV aniversario de su pontificado, Juan Pablo II incorporó cinco nuevos, los Misterios Luminosos. El Cabildo decidió entonces encargar un nuevo farol dedicado a ellos, pero como tenía que contar cinco historias… se hizo pentagonal. En muchas cosas recuerda a los originales, pero en otras incorpora la modernidad. El volumen es similar, los colores también son intensos, las formas son sencillas y poco detallistas… pero el aire es claramente contemporáneo. Reconozcámoslo, no era fácil el reto con el que se enfrentó la pintora Carmen Pérez Ramírez, pero yo creo que lo superó. El Rosario de Cristal de Zaragoza sigue estando en vanguardia, igual que lo estuvo cuando nació hace 122 años ya.

En el próximo post hablaremos de algunas de las carrozas que se fueron incorporando a lo largo del siglo XX, pero si queréis conocer muchas más cosas relacionadas con las Fiestas del Pilar no os podéis la visita que hemos preparado:

LA QUE MÁS ALTARES TIENE: del Pilar al Museo del Rosario de cristal – Si hay una historia de amor que resista al paso tiempo es la que Zaragoza tiene con la Virgen del Pilar. La prueba de ese compromiso no  es solo el  espectacular edificio que todos conocemos, sino también ese increíble tesoro de nuestro patrimonio que es el Rosario de cristal, una joya única y llena de miles de detalles asombrosos.  ¿Os animáis a descubrir todo esto con nosotros visitando el Pilar y el museo en el que se guardan las carrozas durante todo el año?

Cuándo: 28 y 29 de septiembre a las 11:30

Dónde: Centro de la fachada del Pilar

Precio (entradas incluidas) – 10 € (jubilados y suscriptores del Heraldo 9€ parados con tarjeta de demanda de empleo 6€)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Me encantan las Fiestas del Pilar. Los amigos que ya no viven en Zaragoza vuelven, vamos con los sobrinos a los cabezudos, salimos de ronda a cantar jotas, tomamos aperitivos interminables a ritmo de ranchera… Y además, hay pocas cosas que me emocionen tanto como cantar el himno de la Virgen a las cinco de la mañana la noche del 11 al doce de octubre, en la Misa de infantes, con el Pilar hasta los topes; o que me hagan tan feliz como ver a toda mi ciudad en la calle, contenta y disfrutando la mañana del 12. O los ríos de gente que acompañan a los Gigantes y los Cabezudos el último día por el Coso, y que siempre me traen a la cabeza lo que cantaba Pilar, la protagonista de la zarzuela: «Si un preludio suena, del canto famoso / niñas muy bonitas se asoman al Coso«. O alguna noche en El Plata, o en las ferias… en fin, que por muchos recortes que haya el núcleo duro de las fiestas (que es lo verdaderamente único e irreemplazable) sigue intacto, y eso es lo que importa.

¿Qué os parece el cartel del 2011? ¿Creéis que resume lo que son las Fiestas del Pilar?

De todas las tradiciones de las fiestas del Pilar, ¿sabéis cuál es la más peculiar? Gigantes y cabezudos hay en muchos sitios (aunque la comparsa de aquí es una de las más espectaculares, o la que más); la Ofrenda de flores se inspiró en la que se hacía en Valencia a la Virgen de los Desamparados, aunque aquí ha alcanzado unas dimensiones impresionantes; sin embargo, el Rosario de Cristal es una tradición absolutamente nuestra, y los de otros lugares se inspiraron en el de aquí. Si no podéis verlo al anochecer del 13 de octubre, o queréis apreciar los detalles de cada carroza, pasaros por el museo que hay en la Plaza San Pedro Nolasco de Zaragoza.

El cartel de 1946 mostraba el farol de la Hispanidad, regalado ese año por el Ayuntamiento

Pero no tan deprisa. Para empezar, ¿qué es eso del rosario? Acudamos a los clásicos, que nunca fallan. Juanito Valderrama, cuando cantaba «El emigrante«, decía que cuando salió de su España, aparte de volver la cara llorando, «llevaba por compañera / a mi Virgen de San Gil / un recuerdo y una pena / y un rosario de marfil«. Y María Dolores Pradera se ha pasado media vida cantando aquello de «Devuélveme el rosario de mi madre / y quédate con todo lo demás / lo tuyo te lo envío cualquier tarde / no quiero que me veas nunca más«. Queda claro, pues, que el rosario es una cosa seria y a la que se le da mucho valor, porque se asocia a lo más querido, a la madre, a la abuela… o por lo menos a las abuelas de antes, que pasaban las horas muertas rezando con un rosario en las manos, de aquellos de pétalos de rosa o de esos que son un anillo con bolitas que se va girando.

Imagen de Santo Domingo de Guzmán en el Rosario de Cristal

El rosario es, pues, tanto el objeto como la oración que se reza utilizándolo. ¿Y cuál es su origen? Pues parece que en la India ya utilizan algo así para rezar desde hace miles de años, que de ahí pasaría al Cristianismo y al Islam. Lo que cuenta la tradición es que la Virgen se lo entregó a Santo Domingo de Guzmán y le enseñó a rezarlo. ¿Por qué a él? Pues sobre todo por una razón. Estamos a principios del siglo XIII, en pleno auge de la herejía de los cátaros en el sur de Francia. Domingo de Guzmán y la Orden que había creado (los Predicadores, a los que también se llamó dominicos por el nombre de su fundador) se implican especialmente en la lucha contra ellos, y cuenta que la Virgen le había dicho que propagara el rezo del Rosario (una oración que «es obra mía, y no de los hombres«), porque así conseguiría convertir a muchos pecadores y salvar su alma. La cuestión es que a lo largo de la Edad Media el rezo de aquella oración tendría sus altibajos, hasta que llegó un momento crucial en su historia: la batalla de Lepanto.

Nao capitana de la escuadra cristiana. ¿Os imagináis esos fanales encendidos, la noche anterior a la batalla, parpadeando en medio del Golfo de Lepanto?

El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar «la más alta ocasión que vieron los siglos» (o eso decía Cervantes, que se quedó manco allí): la batalla de Lepanto. España, Venecia y el Papa derrotaron a los turcos en el golfo de Lepanto, en Grecia. El Papa, Pío V, se quedó tan convencido de que la victoria se había logrado gracias a la ayuda de la Virgen, agradecida por el rezo del rosario, que aquel día se convirtió en la fiesta de «Nuestra Señora de las Victorias«, que con el tiempo cambiaría el nombre por el de «Nuestra Señora del Rosario» (por cierto, sabemos que en el Pilar hubo una bandera tomada a los turcos en Lepanto)

El farol de la Marina reproduce el fanal de la nao capitana de la escuadra cristiana en la batalla de Lepanto, que se conserva en el espectacular palacio del Marqués de Santa Cruz en El Viso del Marqués, en medio de la Mancha

Con el tiempo irían apareciendo las cofradías del Rosario y los rosarios callejeros. En Híjar (Teruel), por ejemplo, tenemos noticias desde 1733, y aún hoy los Rosarieros siguen cantando el rosario de madrugada por las calles del pueblo algunos domingos del año (ya no todos, como ocurría hasta hace no muchos años) y acompañando a los tambores el Jueves Santo por la noche en una procesión estremecedora que se conoce como «los Despertadores», el nombre que se daba a los que rezaban el rosario por la calle despertando a los que aún estaban en la cama.

Los rosarieros de Híjar, un Viernes Santo de principios del siglo XX. Hoy la cofradía sigue viva, y ya forman parte de ella hombres y mujeres, jóvenes y viejos, lo cual es un signo de excelente salud

Como el rosario es una oración dirigida a la Virgen, el 3 de julio de 1756 Mariana Velilla y siete personas más empezaron a rezar el rosario al amanecer en la Santa Capilla (se estaba construyendo la actual), saliendo a la plaza para los últimos misterios. Aquello fue un éxito (la Virgen del Pilar ya tenía tirón entonces): en menos de un mes eran más de mil quinientas personas y pronto empezó a rezarse otro rosario al atardecer, que el día del Pilar era especialmente solemne.

El farol más antiguo que se conserva

Aquello poco a poco fue a más, y a lo largo del siglo XIX algunos devotos donaron faroles como el de la Santa Capilla (el más antiguo de los que aún salen, de 1823), los leones que se pueden ver en el Museo (no salen en la procesión debido a su deterioro) o el del Pilar, hecho con más de 30.000 piezas y donado como exvoto a la Virgen en 1872 por un particular tras una enfermedad.

Una de las imágenes más curiosas de las fiestas del Pilar. Por mucho que se repita todos los años, sigue siendo sorprendente

Cuando se hizo aquel farol reprodujo el Pilar tal y como estaba, o sea, más o menos como en esta fotografía de aquí abajo. En 1895 Ricardo Magdalena acabó la primera torre y en aquel momento se reformó el farol, añadiéndole también las otras tres.

Esta foto de 1895 es una joya. Además de que el Pilar aparece sin ninguna torre acabada, se ve el antiguo edificio del Ayuntamiento y el arco que los unía

La última torre del Pilar no se inauguró hasta 1961, pero los zaragozanos podían verlo acabado una noche al año, cuando salía el Rosario de Cristal. Tenía que ser una imagen curiosa ver el farol con torres y el Pilar sin ellas. De todas maneras, estamos corriendo demasiado. ¿Cómo se pasó de aquel rosario de devotos a la impresionante procesión que conocemos hoy? Pues tenemos que irnos hasta 1887, cuando nace la Cofradía del Santísimo Rosario de Nuestra Señora del Pilar y se decide embellecer la procesión del 12 de octubre (porque entonces era el 12, y no el 13 como ahora) con faroles monumentales que representasen los misterios y otros «de mano» para los Padrenuestros, las Avemarías, los Glorias y la Letanía.

Faroles de mano

La Cofradía decidió hacer algo espectacular de verdad. Le pidió que lo diseñara al arquitecto municipal, Ricardo Magdalena (que no cobró nada por los dibujos ni por la dirección de la obra), y para financiarlo se pidió la colaboración de todos los zaragozanos. La Virgen del Pilar tiene tirón, no hay más, y se consiguió que el primer año salieran ya los faroles de mano y al siguiente las quince carrozas correspondientes a los misterios (en los que aparecen los escudos o los nombres de las instituciones, familias… que los pagaron). Aquello coincidió con la celebración en nuestra ciudad del II Congreso Católico Nacional, y alguien escribió que «El efecto producido excedió a toda ponderación«, y fue ya entonces cuando empezó a conocerse popularmente como Rosario de Cristal.

Carroza del primer Misterio doloroso

En aquella ciudad todavía mal iluminada el efecto de los faroles llevados a hombros, las velas, la música… tuvo que ser deslumbrante. Al día siguiente se leía en la prensa que “Zaragoza, a partir de anoche, tiene razón especial para vanagloriarse de que ensalza a su excelsa Patrona con una solemnidad especialísima, quizá la primera del mundo en su género«. El éxito estaba servido. León Quintana, el dueño de Talleres Quintana y uno de los primeros que introdujo en España la técnica del grabado en cristal, había hecho el negocio de su vida. No sólo por lo que ganó entonces, sino por todos los encargos que llegarían a raíz de aquello, tanto para pequeños pueblos (Híjar y Aniñón, p.ej., tienen sus rosarios de cristal, y también Tauste y otros) como para ciudades más grandes.

Rosario de Cristal en Aniñón, con las luces del pueblo apagadas

En las décadas siguientes se fueron añadiendo nuevas carrozas, muchas de ellas monumentales y cada una con su historia. Para leer el próximo capítulo entrad aquí, y si queréis conocer muchas más cosas relacionadas con las Fiestas del Pilar no os podéis perder las actividades que hemos preparado:

LA QUE MÁS ALTARES TIENE: del Pilar al Museo del Rosario de cristal – Si hay una historia de amor que resista al paso tiempo es la que Zaragoza tiene con la Virgen del Pilar. La prueba de ese compromiso no  es solo el  espectacular edificio que todos conocemos, sino también ese increíble tesoro de nuestro patrimonio que es el Rosario de cristal, una joya única y llena de miles de detalles asombrosos.  ¿Os animáis a descubrir todo esto con nosotros visitando el Pilar y el museo en el que se guardan las carrozas durante todo el año?

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