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Posts Tagged ‘Cena temática’

¿Conocéis el patio de entrada al Museo Diocesano? Es un lugar encantador, con unas vistas maravillosas de la torre de la Seo. ¿Qué os parecería cenar allí?

patio

El palacio de los arzobispos de Zaragoza ha sido también el escenario por donde ha pasado una parte importantísima de la historia de Aragón y de España. Esta vez hemos decidido contarla desde el punto de vista de las REINAS que pasaron por él: Sibila de Forciá (última esposa de Pedro IV, que se casó aquí); Isabel la Católica y su hija Isabel, reina de Portugal que murió aquí; Juana la loca, la infanta Catalina Micaela (la hija a la que Felipe II casó en Zaragoza)… A través de estas mujeres iremos descubriendo los secretos de uno de los espacios más fascinantes y llenos de Historia y de historias de nuestra ciudad.

Reinas

Os dejo el menú:

Entrantes

  • Cucurucho de tomate seco relleno de carne de cabracho
  • Ensalada templada de crujiente de rulo de cabra con frutos secos

Plato

  • Solomillo ibérico con salsa de boletus y cebolletas caramelizadas

Postre

  • Tarta de queso con confitura de frutos del bosque

Y no sólo eso, sino que antes de cenar os ofrecemos la posibilidad de hacer una visita con nosotros al fantástico Museo Diocesano, situado dentro del palacio de los arzobispos de Zaragoza.

Cuándo – Sábado 21 a las 20’00 (visita opcional) y a las 21’30 (cena)

Dónde – Patio del Museo Diocesano, entrando por la plaza de la Seo

Precio – Cena, 28 € por persona; Cena + visita (hora y media de duración), 32 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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El otoño ya está aquí, y para recordárnoslo nadie mejor que Yves Montand con «Les feuilles mortes«, las hojas muertas que nos recuerdan que el tiempo no se detiene y la vida va pasando.

De pronto nos percatamos de algo que durante la primavera se nos olvida, que todo a nuestro alrededor envejece y tiene fecha de caducidad. La muerte se hace más presente en nuestras vidas por unos días, y todo nos recuerda que el tiempo pasa: una gota que cae, el tic-tac de un reloj, una vela que se consume… Hay que ser un poco cenizo para pensar en la muerte en abril, pero desde que el mundo es mundo noviembre es así. No hay más que recordar aquellos versos que escribió Jorge Manrique tras la muerte de su padre: «Recuerde el alma dormida, / avive el seso y despierte / contemplando, / cómo se pasa la vida / como se viene la muerte / tan callando«. La vida se nos escapa como arena entre los dedos, así que… aprovechémosla, porque cuando queramos darnos cuenta ya no habrá vuelta atrás y el tiempo se habrá ido. «Tempus fugit«, que decía el clásico. Así que «Carpe diem«, que dijo otro. Aprovecha el momento, por si acaso es el último.

«In ictu oculi», o sea, «En un abrir y cerrar de ojos»

Un abrir y cerrar de ojos es el tiempo que cuesta apagar con los dedos la llama de una vela, o lo que necesitan las Parcas para cortar con su tijera el hilo de una vida. La muerte está siempre ahí, acechando, y no debemos olvidarlo. ¿Sabéis por qué? Porque tenerlo siempre presente es la mejor manera de disfrutar a tope de ese maravilloso regalo que es la vida. Por eso nos encanta hacer las visitas al cementerio cuando llegan estas fechas, porque es un subidón caer en la cuenta de que uno está vivo y podría no estarlo. Este año os proponemos cinco completamente diferentes, tres diurnas y dos nocturnas, además de nuestras tradicionales cenas teatralizadas con don Juan Tenorio y una excursión al Moncayo mágico y misterioso. Si queréis más información o reservar, pinchad en los enlaces o llamadnos al 976207363.

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DE DÍA

  • Sábados a las 11’30: FUSILADOS EN LAS TAPIAS DEL CEMENTERIO – Las tapias del Cementerio de Torrero fueron durante la Guerra Civil y la posguerra testigo del fusilamiento de miles de personas, cuyos cuerpos fueron arrojados después a las fosas comunes que se construyeron en el mismo cementerio. Lo más fácil es que se hubiera perdido la memoria de lo que pasó allí, pero el padre Gumersindo de Estella, un capuchino que ejercía como confesor en la cárcel de Torrero, llevó un diario de todas las atrocidades que veía y gracias a eso aquellas historias nunca caerán en el olvido. Nuestra ruta nos llevará de la cárcel hasta los diferentes escenarios del cementerio en los que tuvo lugar todo esto, con momentos duros y terribles y otros emocionantes y entrañables. Si queréis saber más entrad aquí, y para reservar aquí. Sábados entre el 18 de octubre y el 29 de noviembre a las 11’30.

 

  • Sábados a las 11’30: EL CEMENTERIO DE LA CARTUJA – El cementerio más antiguo \»en activo\» que hay en Zaragoza es el de la Cartuja Baja, que en un principio era el destino de los que morían en el Hospital de Gracia y no tenían donde enterrarse. Posteriormente pasó a manos de su actual propietario, la Diputación Provincial, y esa es la razón de que en el panteón de la beneficencia descansen personajes cuyos nombres nos suenan a todos, aunque solo sea porque dieron nombre algunas calles de nuestra ciudad: Manuel Lasala, Lasierra Purroy, el alcalde Caballero, el doctor Cerrada… ¿Queréis descubrir con nosotros algunos de los secretos de este lugar? Si queréis más información o reservar entrad aquí. Sábados entre el 8 y el 29 de noviembre a las 11’30.

 

  • Domingos a las 11’30: LA TORRE DE LOS ITALIANOS – A principios de los años 40 Mussolini mandó construir en Zaragoza un Sacrario militare italiano para enterrar aquí los restos de la mayoría de los italianos muertos en la Guerra Civil. El proyecto, una enorme torre que dominara toda la ciudad, se quedaría más o menos en la mitad de lo previsto, pero aún así es espectacular. ¿Habéis entrado alguna vez en la torre de la iglesia de San Antonio? Pues os proponemos descubrir un lugar que os impresionará de verdad, un enorme panteón cuyas paredes están completamente cubiertas de lápidas y de recuerdos de todos aquellos hombres muertos en la guerra de España. Para saber más entrad aquí, y para reservar aquí. Domingos entre el 19 de octubre y el 30 de noviembre a las 11’30.

 

  • Domingos a las 11’30: RUTA ARTÍSTICA DEL CEMENTERIO DE TORRERO – La parte antigua del cementerio es uno de los rincones más bonitos, románticos y sorprendentes de Zaragoza. Tumbas ilustres, panteones espectaculares, esculturas sorprendentes… ¿Por qué no desafiar a la superstición con una visita diferente para las mañanas de domingo? Si queréis más información o reservar entrad aquíDomingos entre el 19 de octubre y el 30 de noviembre a las 11’30.

 

cementerio

DE NOCHE

  • «Una noche en el cementerio» – ¿Qué pasa en un cementerio cuando se cierra la puerta? ¿Tenía razón Bécquer, cuando escribía aquello de “qué solos se quedan los muertos”? ¿O más bien Mecano, cuando cantaba que “No es serio este cementerio”? ¿Por qué no lo comprobamos? Atreveos a recorrer con nosotros el cementerio de noche y con un farol en la mano. Descubriréis un mundo mucho más animado y mucho menos terrorífico de lo que os imaginabais. Al fin y al cabo, ¿quién dijo que los cementerios son lugares tristes? ¿Se os ocurre algo más alegre que poder decir que estamos vivos? Por eso precisamente en nuestro recorrido cantaremos jotas, coplas y hasta alguna romanza de zarzuela, recitaremos versos inolvidables y disfrutaremos al recordar a cada momento que estamos vivos. ¡¡¡Y eso sí que es una gran noticia!!! Para saber más entrad aquí, y para reservar aquíSábados y domingos entre el 18 de octubre y el 30 de noviembre, y viernes 31 de octubre a las 18’30.

 

  • Visita teatralizada nocturna al cementerio – Las noche de alrededor de Todos los Santos el mundo de los muertos y el de los vivos se tocan por unas horas, y cualquier cosa puede ocurrir. Es posible que nos encontremos con algún difunto vuelto a la vida, estatuas que hablan y muchas otras sorpresas que nos demostrarán que nada es tan dramático como parece. ¿Os atrevéis? Para saber más entrad aquí, y para reservar aquí31 de octubre, 1, 2 y 8 de noviembre a a las 20’30; 15 y 22 de noviembre a las 18’00.

Viernes 31 de octubre y sábado 8 de noviembre

Cena teatralizada – UNA NOCHE CON DON JUAN TENORIO 

Ya está aquí Todos los Santos, y ¿cuál es nuestra tradición preferida para estas fechas? Pues aparte de visitar el cementerio, que también, pasar un buen rato con don Juan y con doña Inés, que como de todos es sabido llevan siglos contándonos su historia por estas fechas. Y como nos vuelven locos sus andanzas, y sabemos que a muchos de vosotros también, vamos a viajar cuatrocientos años atrás en el tiempo y nos vamos a cenar ¡¡¡al panteón de la familia Tenorio!!! Si queréis más información entrad aquí, y para reservar aquíViernes 1 de noviembre a las 21’30 y sábado 8 de noviembre a las 21’00.

Inés

Domingos 26 de octubre, 9 y 23 de noviembre

Nos vamos de excursión – MONCAYO MÁGICO Y MISTERIOSO

Si hay un lugar en Aragón cargado de leyenda, magia y misterio, ese es el Moncayo… Por eso, y aprovechando que se acerca Todos los Santos, hemos preparado una excursión para, de la mano de Bécquer, descubrir las leyendas de esa zona y visitar algunos lugares extraordinarios y con historias… difíciles de explicar. Visitaremos el Pozo de los Aines en Grisén, la cueva de Caco en Los Fayos, el castillo de Trasmoz y el monasterio de Veruela. ¿Os animáis? Pues si queréis más información entrad aquí, y para reservar aquí.

Trasmoz

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Continuamos con las cenas en el Palacio Arzobispal, y para las próximas semanas hemos elegido un tema que nos encanta: las tradiciones de las fiestas del Pilar. ¿Desde cuándo la Virgen del Pilar es patrona de la ciudad, y por qué? ¿Qué representa la comparsa de Gigantes y Cabezudos? ¿Cómo nació la Ofrenda de Flores? ¿Y el Rosario de Cristal? Muchas veces se nos olvida que nuestras fiestas son un fantástico conjunto de tradiciones que han ido creciendo a lo largo del tiempo para convertirse en lo que son hoy. manifestaciones multitudinarias que forman parte de los recuerdos y las vivencias de cada uno de nosotros. Si queréis saberlo todo sobre ellas… ¡os esperamos!

Como ya va haciendo fresco, la cena será en la sala de exposiciones del Museo Diocesano. Os dejo el menú, pero recordad que si sois vegetarianos, celíacos, alérgicos… solo tenéis que decírnoslo al reservar y os prepararemos otra cosa.

  • Migas al estilo aragonés con longaniza y uva

  • Bacalao con verduritas

  • Tarta selva negra con base de natilla

 

Cuándo – Viernes 3 y 10 de octubre a las 21’00

Dónde – Patio del Palacio Arzobispal (la cena tendrá lugar en la sala de exposiciones)

Cuánto – 30 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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Roma es una ciudad alegre, bella y luminosa como pocas. Sus piedras milenarias han visto de todo, desde Nerón tocando la lira mientras la veía arder hasta Anita Ekberg bañándose en la Fontana de Trevi o Audrey Hepburn recorriéndola en Vespa.

Sin embargo… Roma es mucho más que lo que se ve. Es también una ciudad llena de fantasmas que conviven pacíficamente (a veces) y con la mayor naturalidad con los romanos de hoy, gente sabia y acostumbrada a todo desde la época de Rómulo y Remo, hace casi 3.000 años. La historia de la ciudad está plagada de aparecidos, espectros, seres del inframundo que no descansan en paz y que intentan comunicarse con los vivos, almas del purgatorio que dejan su huella por todas partes… Al fin y al cabo todos los caminos llevan a Roma, y los de ultratumba parece que también.

¿Queréis conocer la historia de la mano de Constanza de Cupis, que algunas noches se puede ver en los balcones de un palacio de Piazza Navona? ¿Y la de los huesos de un Papa que se agitan cada vez que está a punto de morir uno de sus sucesores? ¿Os venís a ver las huellas de fuego que dejan las almas del Purgatorio cuando se manifiestan? ¿O preferís conocer a Fray Piccolo, el fantasma que vive en la embajada de España en Roma? Espectros, milagros, demonios y aparecidos para una noche fantasmagórica en la que descubriremos que no es tan fiero el león como lo pintan, y que hasta los espectros más gruñones tienen su lado simpático.

Por cierto, los fantasmas no comen (o eso dicen) pero nosotros sí, y hemos preparado para la ocasión un menú típicamente romano, como el que podríamos encontrar en cualquier trattoria del Trastevere. Aquí lo tenéis:

  • Melanzane alla parmigiana (o sea, berenjenas con queso)
  • Saltimbocca alla romana (unos deliciosos rollitos de carne muy fina, jamón y salvia)
  • Arrosto di maiale a l’oglio di rosmarino (asado de carne de cerdo al aceite de romero)
  • Tiramisu alla crema di ricotta (Tiramisú con crema de queso)

Y ya sabéis, si sois celíacos, vegetarianos, alérgicos a algo… no tenéis más que decírnoslo cuando hagáis la reserva y os prepararemos otra cosa. Os esperamos para pasar una noche de lo más romana y fantasmal.

Cuándo – 3, 10, 17, 24 y 31 de julio a las 21’00

Dónde – Restaurante El Atrapamundos (C/ Mefisto, 4)

Precio – 22 € por persona

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Y si queréis más, durante este verano, entre el 19 de julio y el 13 de septiembre, también tendremos «Cenas de los jueves», dedicadas a «L@s amantes de los reyes (y reinas) de España» (si queréis más información entrad aquí), además de nuestras «Cinco rutas a la fresca» y una gymkana muy especial. Entrad aquí y lo encontraréis todo.

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El 14 de abril de 1912 Purificación Castellano estaba cenando tranquilamente en su palacete madrileño cuando, de pronto, un moscardón cayó en su plato de sopa.

Doña Purificación Castellana Moreno

A lo mejor pensáis que es algo que, a pesar de ser asqueroso, entraba dentro de la normalidad, pero Doña Purificación supo en aquel momento que aquello era una señal y que a su hijo, Víctor Peñasco, le había sucedido algo. ¿Tenía razón, o era solo aprensión? Pues bien, para descubrirlo tendremos que retroceder en el tiempo e irnos unos 16 meses atrás, al momento en que Víctor Peñasco Castellana se casó con María Josefa Pérez de Soto, Pepita para la familia, uniéndose dos de las mayores fortunas de España. Era un 8 de diciembre de 1910 y fue una boda de campanillas (el novio era sobrino nieto de José Canalejas, que en aquel momento era presidente del consejo de ministros de España). ¿Queréis conocerlos? Pues aquí los tenéis.

Víctor y Pepita

Él tenía 24 años y ella 22, y después de la boda empezaron una larguísima luna de miel, como se llevaba entonces entre las familias de posibles. Palco en la ópera de Viena, noches de ensueño en el casino de Montecarlo, cenas en Maxim’s, en París, el Orient Express… De vez en cuando se pasaban por Madrid a ver cómo iban las obras de su nueva casa, pues aunque Doña Purificación les había ofrecido la suya ya se sabe que «el casado, casa quiere«, y una suegra es una suegra, así que pudiéndoselo permitir como podían… El caso es que ellos no reparaban en gastos ni en la casa ni en el viaje ni tenían por qué hacerlo, pero todo aquello tenía un límite, uno solo: cuando Doña Purificación se despidió de ellos les dijo que en barco, ni hablar. A la mujer le había dado como un pálpito, un presentimiento, y les pidió por lo más sagrado que le dieran ese gusto y que hicieran el favor de no embarcarse en un trasatlántico de aquellos. Quién sabe si conocía una novela que un tal Morgan Robertson había escrito unos años antes titulada «Futilidad«, en la que un barco llamado Titán se hundía a mitad del recorrido de Nueva York a Southampton tras chocar con un iceberg. ¿Dotes adivinatorias? ¿Pura casualidad? Vaya usted a saber.

Durante una buena temporada Víctor y Pepita se portaron bien y cumplieron su promesa, pero… un día estaban en Maxim’s, en París, y vieron publicidad de ese nuevo barco tan lujoso del que todo el mundo hablaba. ¿Qué hacemos? «Chica, no sé, no conocemos Nueva York…«. «Ya, pero ¿y lo que dijo tu madre? Se lo prometimos«. «Deja a mi madre tranquila en Madrid, que total no se va a enterar«. «Ya, pero si se entera seguro que dice que es cosa de la nuera, que tú te dejaste embolicar por mi, que de bueno te pasas y así te va, y tal y tal y tal«. «Ay, chica, nos vamos y ya está». «Pues venga, nos vamos, pero si se entera tu madre es culpa tuya, ¿estamos o no estamos?». Pues eso, que siendo ricos, jóvenes, enamorados y con ganas de marcharse, ¿quién no lo hubiera hecho? Eso sí, chicos precavidos como eran tomaron la precaución de dejar a su mayordomo, Eulogio, en París. ¿Para qué? Pues le dejaron un fajo de postales para Doña Purificación, para que se las fuera mandando cada día y que ella estuviera tranquila. Un día le contaban que habían ido a la Ópera, otro a Versalles, otro al Louvre… Qué majicos, ¿verdad?

Víctor y Pepita irían en ese transbordador, que acercó hasta el Titanic a los pasajeros que subieron en Cherburgo

El caso es que compraron los billetes y se fueron en tren a Cherburgo, donde embarcaron. Incluso para una pareja tan acostumbrada al lujo y al gran mundo como ellos el Titanic era algo asombroso, así que nos podemos imaginar cómo se quedaría su criada, Fermina Oliva, cuando entrara en aquel barco, el más grande, el más seguro y el más lujoso que existía. Por cierto, aquí la tenéis.

Fermina

Víctor y Pepita eran los únicos españoles en primera clase. Se alojaron en un estupendo camarote y Fermina en otro (también de primera), al otro lado del pasillo. Los elevadísimos precios del Titanic no supondrían ningún problema para ellos, pues hay quien ha calculado que se gastaron el equivalente a unos 110 millones de pesetas (de cuando aún había pesetas, claro) en el año y medio que duró su luna de miel.

Plano del camarote de Víctor y Pepita (arriba) y el de Fermina, su criada

Mucho tiempo después Pepita hablaba de la última cena, y decía: «Aquello era una muestra del mayor lujo que podía verse. Los hombres, de rigurosa etiqueta, las mujeres con sus mejores galas y todas las joyas que sus cuerpos fueran capaces de cargar. Una gran cena amenizada con una gran orquesta. Como buenos españoles, fuimos los últimos en abandonar el salón, ya que nos quedamos charlando con un matrimonio argentino, los únicos con los que habíamos congeniado en el viaje«. Poco después tenía lugar el choque fatídico que acabaría, de un mazazo, con aquella historia de amor y lujo. Su sobrina cuenta que «Mi tía estaba ya en la cama y mi tío todavía estaba desvistiéndose. Oyeron un ruido enorme que no le gustó nada a mi tío. Salió del camarote y se dirigió a cubierta, donde se encontró con un marinero al que le preguntó qué pasaba y dónde estaban los chalecos salvavidas. El marinero simplemente se echó a reír. Volvió al camarote, recogió a Josefa, que solo tuvo tiempo de ponerse un chal por encima del camisón, y a la doncella, que se encontraba en el camarote de enfrente». El barco estaba sentenciado desde el primer momento, y cuando llegó el momento de subirse a los botes… veamos como cuentan la historia desde el punto de vista de Fermina, la criada.

«Las mujeres y los niños primero«, aunque no siempre. Uno de los oficiales permitía que subieran hombres siempre que hubiera sitios vacíos en los botes. Otro, no. Pepita subió en uno de los botes y su criada también, pero Víctor decidió actuar como un caballero español y cedió su sitio a una mujer que iba con un bebé en brazos. Cuenta Fermina que lo último que le dijo a su mujer fue «Que seas muy feliz». 

La gente subiendo a los botes en una película de los años 50, «La última noche del Titanic»

Otra pasajera que iba en el mismo bote contó unos días después todo esto en una entrevista para el New York Herald: «Entonces la señora Peñasco empezó a chillar el nombre de su marido. Fue terrible. Le pasé el timón a mi prima y me puse acurrucada junto a ella, tratando en lo posible de consolarla. Pobre mujer. Sus sollozos ablandaron nuestros corazones y sus palabras eran imposibles de entender debido a su tristeza (…) Cuando el terrible final llegó, utilicé lo mejor de mi misma para intentar distraer a la señora española y que no oyese los agonizantes sonidos de los que se ahogaban en el mar».

Pepita

Aún después de haber visto cómo se hundía el barco Pepita conservó la esperanza de que Víctor hubiera subido en otro bote, pero poco le duró. Ya en el Carpathia, el barco que recogió a los supervivientes, tuvo claro que su marido había muerto en el mar. Al llegar a Nueva York estuvieron esperando a que llegara otro barco que había recogido todos los cadáveres que pudo, pero tampoco estaba allí. La doncella miró los cuerpos uno por uno intentando descubrir el de Víctor, pero nada.

La muerte de Víctor Peñasco en «La Vanguardia»

En las primeras listas aparecidas en la prensa el apellido Peñasco estaba mal transcrito, pero a pesar de todo Doña Purificación tenía un mal presentimiento que pronto se confirmó (recordad el moscardón). Eso sí, pronto se dio cuenta del problema que tenía su nuera, pues según las leyes de la época Víctor no estaría oficialmente muerto hasta 20 años después de su desaparición. Como no podía ser que aquella chica de 23 años no pudiera rehacer su vida, su suegra decidió comprar un cadáver en Halifax (Canadá), hasta donde llegaron flotando muchos que en parte están enterrados allí. Como suena, mandó a Fermina a comprar un cadáver y el correspondiente certificado de defunción. Eso sí, no sabemos dónde está esa supuesta tumba, pues el cementerio que se nombra en el certificado no existe, y en el de Fairview, donde está enterradas las víctimas del Titanic, no hay ninguna con el nombre de Víctor Peñasco.

Cementerio de Halifax

Josefa pudo rehacer su vida y se casó en segundas nupcias en 1918 con Juan Barriobero y Armas Ortuño y Fernández de Arteaga, barón del Río Tovía, con el que tuvo tres hijos. Falleció en 1972 a los 83 años de edad. Fermina Oliva, la doncella que también sobrevivió al «Titanic», murió en 1968. Ella nunca se casó.

Una hija de Pepita nacida de su segundo matrimonio, delante de la fotografía de su madre y de Víctor, su primer marido

De toda esta historia me gusta especialmente la entereza de la madre de Víctor y su generosidad hacia su nuera, pero si me tengo que quedar con una frase elijo una de Elena Ugarte, sobrina nieta de Víctor Peñasco: “A raíz de aquella desgracia, en mi casa cogimos manía a los moscardones. Mi madre ha toreado, ha montado a caballo durante años, era una mujer valiente, atrevida, pero cuando veía un moscardón se ponía mala. No podía evitarlo”. Y ante esto me pregunto, ¿es que antes de aquello les caerían simpáticos?

¿Queréis conocer esta y muchas otras historias sobre el Titanic? Pues si sois un grupo, tenemos una cena temática que podemos hacer cuando queráis. Llamadnos al 976207363 o enviadnos un correo electrónico a educacion@gozarte.net y concretamos. Y si queréis saber más entrad aquí.

Y si queréis conocer otras historias del Titanic, aquí os dejo un post de nuestro blog:

Los Straus y su amor insumergible

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Si hay algo insumergible y que sobreviva a la muerte ese algo es el amor, ¿no? Por eso, de entre los miles de historias que naufragaron con el Titanic la que más me gusta es la de Isador e Ida Straus. ¿Os suenan de algo? Pues antes de nada os los presento:

Dos viejecicos encantadores, ¿verdad? No sé por qué, pero esta foto me inspira muchísima ternura. La forma de sentarse él, y de cogerla con su brazo por detrás (sí, ya sé que eso no se ve y me lo estoy imaginando), su sonrisa, ella un poco más seria mirando a la cámara, pero también con una media sonrisa… Por cierto, ¿habéis oído hablar de ellos? Eran dos pasajeros de primera del Titanic que volvían a Nueva York, donde vivían, desde Europa. Eran dos personajes muy conocidos, pues él era propietario junto con su hermano de Macy’s (la que durante muchos años se ha considerado «la tienda más grande del mundo«), toda una institución en Nueva York.

«The world’s largest store», o sea, «La tienda más grande del mundo». O casi

Macy’s había nacido en 1829 y poco a poco fue creciendo hasta que, en 1893, la compraron Isador Straus y su hermano Nathan, dos judíos germano-americanos que habían llegado con su familia a Estados Unidos unos cuantos años antes, allá por 1854. Seguro que Isador, que tenía nueve años y cuatro hermanos pequeños, vivió aquel viaje a través del inmenso océano como una aventura. No tenía ni idea de lo que le esperaba en aquel país nuevo del que todos hablaban. No sabía que acabaría siendo inmensamente rico y menos aún que cinco años antes, también en Alemania, como él, había nacido Ida, que también emigraría a América con sus padres y sus seis hermanos.

La familia Straus se fue a vivir al Viejo Sur, en unos años que todos conocemos gracias a esa monumental película que es «Lo que el viento se llevó». En la foto podemos ver a Scarlet O’Hara rodeada de heridos en la estación de Atlanta, la capital de Georgia, el estado en el que los Straus abrieron su primer almacén (un «general store» de aquellos que se veían en las películas de vaqueros, en el que se vendía de todo). Eso sí, para bien y para mal les pilló la guerra. ¿Para bien? Pues sí, también para bien, porque después de la guerra vino la reconstrucción y con ella la posibilidad de crear enormes fortunas. Que fue precisamente lo que hicieron, aunque para ello se tuvieron que marchar a… ¡¡¡Nueva York!!!

Broadway en aquellos años

En aquella ciudad, que ya entonces era excitante como pocas, se conocieron Isador e Ida. Habían nacido a tan solo 60 kilómetros de distancia, allá en la lejana Alemania, pero habían tenido que atravesar un océano y esperar algunas décadas para encontrarse. Eso sí, desde aquel momento ya estarían siempre juntos, 41 años de matrimonio y felicidad con los que ni siquiera un naufragio pudo acabar. Pasaron los años, nacieron siete hijos, Isador compró Macy’s a medias con su hermano… y de pronto, sin saber cómo, porque el tiempo se nos escapa entre los dedos, se encontraron en 1912. A principios de año habían viajado a Alemania con su nieta Beatrice, que se quedó allí, y a pesar de que normalmente viajaban en barcos alemanes esta vez decidieron volver en un nuevo trasatlántico del que todo el mundo hablaba y del que se decía que iba a ser el más lujoso del mundo (todavía no se decía aquello de que era «insumergible», pues ese adjetivo apareció después del naufragio).

Titanic

El 10 de marzo los Straus estaban en Southampton, al sur de Inglaterra, listos para embarcar junto con una criada y un mayordomo. Seguro que incluso ellos, que estaban acostumbrados, tuvieron que quedarse asombrados al entrar en aquel barco. No solo era enorme (el más grande del mundo), sino que tenía lujos nunca vistos. Electricidad por todas partes, piscina, baño turco, gimnasio… y unos camarotes mejores que las habitaciones de los mejores hoteles. El precio que se pagaba estaba en consonancia con todo aquello (un viajero de primera pagaría el equivalente a 80.000 euros actuales por una semana de viaje), pero seguro que pensaron que valía la pena. Y más cuando descubrieron que su camarote no era uno cualquiera, sino el mejor del barco, que había quedado libre porque el millonario J.P. Morgan (dueño de la compañía a la que pertenecía el barco) finalmente había decidido no viajar y quedarse unos días con su amante en Europa.

El camarote de los Straus

La vida discurría plácidamente mientras el barco atravesaba las heladas aguas del Atlántico Norte. Todo eran comodidades para los pasajeros (para muchos de tercera, que habían tenido que ahorrar una media de cinco años para poder pagarse el pasaje, era la primera vez en su vida que les servían en la mesa), la comida era estupenda, sonaba la música, el barco estaba superando la velocidad prevista y el cielo estaba completamente despejado. En fin, que nada hacía presagiar lo que iba a pasar. Cuando de repente…

De repente ocurrió lo que todos sabemos. Un iceberg al que nadie había visto llegar abrió el barco por uno de sus costados. Poco después el constructor del buque que reunía más medidas de seguridad que ninguno de su tiempo sabía que se iba a hundir y que no había botes ni para la mitad de las personas que iban en él. En ese momento empieza lo que para mí es más interesante en la historia del Titanic: la reacción de la gente en una situación como esa, en la que la vida está pendiente de un hilo. Pensar que hubo mucha gente que cumplió su deber ayudando a que otros se salvaran, sabiendo que ellos iban a morir, por ejemplo. O que hubo muchos hombres que respetaron hasta el final aquello de que «las mujeres y los niños primero«, y se despidieron de los suyos mientras el bote iba bajando hacia el agua helada. O que prefirieron morir juntos que salvarse solo uno, como los Straus.

Fotograma de la película «Titanic», de James Cameron

Los primeros botes bajaron medio vacíos, y en una de las cubiertas el oficial al mando permitió que en ellos fueran también hombres con tal de salvar a más gente. En la otra, no. Sin embargo, debido a su edad quiso hacer una excepción con el señor Straus, pero este se negó, diciendo que «No subiré a ese bote antes que cualquier otro hombre«. En ese momento su esposa Ida, que ya había subido, dejó en el bote a su criada (gracias a lo que ella contó sabemos qué pasó) y se bajó, diciéndole a su esposo: “Hemos estado juntos durante muchos años, donde tu vayas, yo voy”. Hay quien dice que se sentaron en dos hamacas y rogaron a un tripulante, que resultó ser el panadero jefe del barco, que les atase los pies con una manta. Otros dicen (y es la versión que cuenta James Cameron en su película) que se fueron a su camarote y esperaron a la Muerte en la cama, abrazados. Lo que es seguro es que murieron juntos, que era lo que los dos querían.

La chimenea del camarote de los Straus, con el reloj parado a la hora del hundimiento, tal y como está ahora en el fondo del mar

Pocas historias me conmueven como esta de los Straus. ¿Qué importa el dinero, que importa hasta la propia vida, si no es con la persona a la que quieres más que a nada en este mundo? Diréis que soy un sentimental, y seguramente tenéis razón, pero saber que hay gente como ellos hace que la vida merezca la pena. Nunca encontraron el cuerpo de Ida, pero el de Isador fue rescatado y fue enterrado en un cementerio de Nueva York, en una tumba con los nombres de los dos, después de un multitudinario funeral en el Carnegie Hall.

Tumba de Isador Straus

En la tumba, una inscripción dice: «La inmensidad de las aguas no ahogará el amor, ni las grandes inundaciones lo engullirán». Y como la memoria es frágil, para que el ejemplo de los Straus no se olvide Manhattan los recuerda con este monumento situado en el parque que lleva su nombre.

Si queréis descubrir muchas más HISTORIAS DE AMOR EN FEBRERO, entrad aquí y encontraréis toda nuestra programación:
  • Viernes 13 y sábado 14 de febrero a las 21’30 – CENA TEATRALIZADA: UNA NOCHE CON LOS ROMAÑOS
  • Sábado 14 y domingo 15 de febrero a las 8’00 – NOS VAMOS DE EXCURSIÓN: LOS AMANTES DE TERUEL
  • Sábado 14 a las 19’00 y domingo 15 a las 11’30 – UNA HISTORIA DE LA LUJURIA EN ZARAGOZA
  • Domingo 15 a las 11’00 – AMORES Y DESAMORES EN EL MUSEO DE ZARAGOZA

Y si os apetece conocer más historias sobre el Titánic, aquí os dejo una entrada de nuestro blog:

Un moscardón en la sopa

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El Día de la Madre está a la vuelta de la esquina, y con él llega ese terrible dilema: ¿qué le regalo? ¿Colonia otra vez? ¿Flores como siempre? ¿Otra planta? No puede ser, que ya decía el clásico que «madre no hay más que una / y a ti te encontré en la calle«. Podéis cantarle aquello de «Madrecita María del Carmen« de Manolo Escobar, pero por si queréis estiraros un poco más y quedar divinamente por muy poco dinero, aquí van unas cuantas propuestas para regalar una «experiencia»:

  • Una cena para dos – Cualquiera de nuestras «Cenas de los martes» es un estupendo plan para salir una noche a hacer algo diferente. Durante el mes de mayo las dedicamos a «La última cena del Titanic», y aunque el precio normal son 22 € por persona el «especial Día de la Madre» serán 40 € para dos personas.
  • Un paseo diferente por Zaragoza – En este mes de mayo tenemos dos rutas diferentes, dedicadas a «Las mujeres en los Sitios» (domingos por la mañana) y a las «Historias del Parque Grande» (sábados por la tarde). El precio normal son 8 € por persona, y el «especial Día de la Madre» 12 € por dos visitas, o una visita para dos personas.
  • Una actividad en familia – Para madres y abuelas, ¿hay mejor plan que pasar un rato disfrutando con sus hijos o sus nietos? Tenemos dos propuestas diferentes para descubrir Zaragoza en familia, un paseo para conocer las «Historias de Zaragoza» los sábados por la tarde y una actividad sobre «Las mil y una noches en la Aljafería»El precio normal son 7 € por persona, y con esta oferta serán 6 €.

¿Cómo lo veis? Si os apetece sorprender a vuestra madre con cualquiera de estas propuestas, o combinar más de una, no tenéis más que llamarnos al 976207363 y os lo envolvemos para regalo rápidamente.

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Nazarenos en Sevilla, Domingo de Ramos

Antes de nada, pinchad aquí y escuchad esta música maravillosa mientras seguís leyendo. Es «La madrugá«, de Abel Moreno. Para mí, la mejor banda sonora posible cuando se habla de Semana Santa. Y es que no falta mucho para que llegue el Domingo de Ramos y dé el pistoletazo de salida para los siete días más alucinantes del año. ¿Por qué digo eso? Pues porque es imposible que exista en el mundo una fiesta más espectacular, mejor conservada, con tradiciones tan variadas y con un número de participantes (muchos de ellos, entre los que me incluyo, adictos) tan enorme como la Semana Santa en España. Para millones de personas no es más que un puente festivo en el que si con un poco de suerte hace buen tiempo se irán a la playa. Para otros muchos millones es otra cosa, y no sólo es cuestión de creencias, sino también de algo igualmente intenso y fuerte a lo que llamamos tradición, identidad…

Verges

En esta cena vamos a hablar de algunas de esas tradiciones, de las más conocidas y de otras absolutamente insólitas y peculiares: nazarenos en Sevilla y esqueletos bailando la danza de la muerte en Verges, largas filas de hombres vestidos con sus mortajas en Bercianos de Aliste, «picaos» en San Vicente de la Sonsierra, legionarios en Málaga, tambores en Híjar o en Hellín… y muchas cosas más. No tiene nada que ver estar un jueves Santo de madrugada viendo caer una petalada sobre la Esperanza de Triana mientras suena la música más alegre del mundo, en Híjar mientras los rosarieros cantan su «Ay de mí«, oyendo el Miserere en Zamora… De norte a sur y de este a oeste de España se despliega esos días todo un mundo a veces deslumbrante y a veces sobrecogedor de penitentes, nazarenos, músicos, tamborileros, legionarios, manolas, hebreas, armaos, romanos o alabarderos, que según donde estemos convive con procesiones de borrachos, timbas y muchas otras cosas.

«Empalao» de Valverde de la Vera

Como siempre, contaremos historias, oiremos música, veremos imágenes sorprendentes… y todo ello acompañado de un menú de cuaresma rico, rico:

Menú – Recordad que si sois celíacos, vegetarianos, alérgicos a algo… solo tenéis que decírnoslo en el momento de reservar y os prepararemos otro menú.

  • Hojaldre relleno de mousse de setas y puerros
  • Bacalao al horno con verduritas
  • Torrijas sobre una cama de natillas

Cuándo – 21 y 28 de marzo a las 21’30 h

Dónde – Patio  del Museo diocesano

Precio – 29 € por persona (visita teatralizada a las 20’00 + cena, 39 €; estudiantes y jubilados, 38 €; parados, 35 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

«Romper la hora» en Híjar

Si queréis encontrar todas las propuestas que tenemos para descubrir la Semana Santa entrad aquí. Este es el resumen:

  • 14 y 22 de marzo – Nos vamos de excursión: EL CALVARIO DE ALLOZA Y MUCHO MÁS
  • 29, 30 y 31 de marzo y 1 de abril – DESCUBRE LA SEMANA SANTA DE ZARAGOZA EN LA CALLE
  • 2 de abril, Jueves Santo – Nos vamos de excursión: ROMPER LA HORA EN HÍJAR
  • 4 de abril, Sábado Santo – Nos vamos de excursión: SÁBADO SANTO EN ALCAÑIZ

Y si queréis ir calentando motores aquí os dejo algunas sugerencias de nuestro blog:

Salamanca, el «padre putas» y el Lunes de Aguas

El entierro de Genarín

El besapié de Jesús de Medinaceli en Madrid

Los «picaos» de San Vicente de la Sonsierra

Sevilla y el viacrucis de la Cruz del Campo

Un cristo heroico en Zaragoza

Domingo de Ramos en Elche

La luna y la Semana Santa

El juego de las caras en Calzada de Calatrava

Híjar, la familia y la tradición

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Un beso es algo que te hace sentirte vivo, tremendamente vivo. Estamos de acuerdo en eso, ¿no? Pues bien, aunque resulte paradójico hoy vamos a hablar… de una tumba. Pero no de una cualquiera, claro, sino de la tumba más besada del mundo, que está, como no, en París, y concretamente en el cementerio del Père Lachaise, un lugar realmente romántico (y no lo digo con ironía). ¿Queréis verla? Pues aquí la tenéis:

¿Habíais visto alguna vez una tumba tan llena de besos?

Resulta de lo más peculiar, ¿no? ¿Quién hay enterrado aquí? Porque para llamar la atención en un cementerio lleno hasta los topes de celebridades como el Père Lachaise hay que ser alguien muy importante. Y lo es, vaya que si lo es, porque aquí descansa (bueno, eso de descansar es un decir, con el ajetreo que hay alrededor de la tumba) el mismísimo Oscar Wilde.

Oscar, te queremos

Wilde era irlandés y pasó la mayor parte de su vida en Londres, pero murió en París en 1900. Tenía sólo 46 años pero estaba arruinado moral y económicamente después de su paso de dos años por la cárcel, a la que fue condenado por inmoralidad (era homosexual y no lo ocultó, algo que en la Inglaterra victoriana podía acarrearle serios disgustos). Su historia con Bosie, Lord Alfred Douglas, se convirtió en un escándalo en Europa entera e hizo de él un paria rechazado por toda la sociedad biempensante.

Oscar y Bosie

Sus amigos se hicieron cargo de los gastos que ocasionó la enfermedad que le llevó a la tumba, y también de pagar el entierro. Algo después, cuando volvió a ser autor de éxito y sus obras volvieron a dar dinero, pudieron pagar un terreno en el cementerio del Père Lachaise, pero la tumba… el dinero para la tumba llegó de un donante anónimo, que envió mil libras con la única condición de que el monumento lo hiciera el escultor neoyorquino Jacob Epstein. De los trámites se encargó Robert Baldwin Ross, que fue su primer amante masculino y el que siempre le quiso en lo bueno y en lo malo. Robbie le pidió a Epstein que dejase un hueco para colocar sus propias cenizas, que no descansarían junto a su querido Oscar hasta 1950 (había muerto en 1918).

Una enorme tumba de piedra, para cantar eternamente su fama

Durante nueve meses Epstein talló un enorme bloque de piedra de 20 toneladas. En él esculpió una especie de ángel que probablemente se inspiraba en un poema de Wilde titulado «La esfinge«, aunque también en los toros asirios del Museo Británico, los lamasu.

Un «lamasu» guardando la puerta de alguna ciudad asiria

El problema fue que Epstein talló unos genitales adecuados para el tamaño de la escultura, y algunos no los consideraron «adecuados» para un cementerio respetable. «Pues así se queda«, dijo el escultor. «Pues la tapamos con una lona y punto«, dijeron los responsables del cementerio. «¿Pues qué hacemos?«, pensó Robbie. Pues nada, se le pone una hoja de parra de bronce, que es la solución que se ha tomado en estos casos de toda la vida. Y dicho y hecho, le pusieron la hoja en cuestión, pero… el caso es que en algún momento tanto la inocente hojilla como lo que había debajo desaparecieron. ¿Lo robaron unos estudiantes que solo pretendían arrancar la hoja de parra? ¿Se utilizó en orgías desenfrenadas? ¿Lo rompió una mujer con un paraguas? Muchos piensan que pasó esto último, y que después tiró los enormes atributos sexuales del angelico por cualquier sitio, hasta que el director del cementerio los recogió y los utilizó de pisapapeles. ¿Historia o leyenda? Seguiremos con la duda, porque lo que es cierto es que la castración fue real, y si no me creéis mirad atentamente.

Es evidente que algo falta

Toda esta rocambolesca historia forma ya parte de la historia de esta tumba (declarada monumento nacional en 1997), pero hoy estamos hablando de besos. A lo mejor os estáis preguntando el por qué de tanto beso, y siento deciros que no tengo una respuesta. Supongo que lo que ocurrió fue que a alguien se le ocurrió dar el primero y a partir de ahí la gente se fue animando, hasta que fue un no parar (es lo que pasa también con esa extraña relación que existe entre cualquier charca de agua y el hecho de tirar monedas, aunque en este caso el origen es «La dolce vita» de Fellini, con Anita Ekberg y Marcello Mastroiani bañándose en la Fontana de Trevi). La cuestión es que durante décadas los besos formaron parte de la tumba de Wilde, hasta que hace un tiempo los herederos dijeron que ya valía, que la grasa de los pintalabios deterioraba la piedra y que había que estar continuamente limpiándola, con lo que cada vez estaba peor. ¿Solución? Impedir que la gente pudiera seguir haciendo lo que había hecho durante tantísimo tiempo.

Tumba protegida, pero aburrida

En noviembre de 2011, coincidiendo con el 111 aniversario de la muerte de Wilde, se instalaron unos paneles de metacrilato que protegen la tumba. Y ante esto me pregunto, ¿qué hubiera preferido el bueno de Oscar? Era enemigo acérrimo de la vulgaridad, eso es cierto, pero también de la represión de los afectos, del tipo que fueran. ¿No estaría encantado pensando en todos esos besos de hombres y mujeres? Afortunadamente nunca lo sabremos (él hubiera preferido también esa incertidumbre, que lo hace todo mucho más interesante), y afortunadamente también es imposible poner puertas al campo, con lo que los árboles de alrededor ya están llenos de besos y en breves el metacrilato estará cubierto de arriba a abajo. ¿Nos apostamos algo?

Que sí, que es verdad, que así estará más limpia y mejor protegida, pero ¿no era más bonita antes, llena de besos?

Si queréis conocer otras historias sobre «París en 10 besos» os dejo abajo algunos enlaces de nuestro blog.

«París en 10 besos (V)»

“París en 10 besos (IV)”

“París en 10 besos (II y III)”

“París en 10 besos (I)”

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Nuestro cuatro besos anteriores han sido imágenes conocidísimas, pero hoy la cosa va de anónimos. Sí, sí, de perfectos desconocidos, porque París es una ciudad en la que la gente se besa en cualquier parte, y de ellos vamos a hablar hoy. Bueno, no de todos: concretamente de una joven taiwanesa llamada Tang Ya Ching (o Yang Yaqing, o Yan Ya-Ching, que con todos esos nombres y alguno más la llaman por Internet). ¿Que quién es? Pues para decirlo rápido: una ladrona de besos que anda suelta por París. Me hubiera encantado poneros una foto suya, pero me ha sido imposible encontrar ninguna en la que no esté adosada a algún maromo (siempre diferente), así que os dejo aquí un enlace a su blog, donde la podréis ver. Ahora mismo os cuento de qué va todo esto, pero antes, y para ir entrando en calor, os pongo una canción dedicada a una mujer muy similar, y que comienza diciendo aquello de «María Antonia es la ventera / más linda que he conocido / tiene una tienda de besos / al otro lado del río«.

Resulta que Yang (la llamaremos así) es taiwanesa, pero en su país consideraban que era un poco «suelta». Vamos, una fresca y una desahogada, que dirían las abuelas (las nuestras, claro; las de allí, ni idea). La cosa es que la chica se fue a Francia con varios objetivos: uno, que la dejaran en paz todos aquellos reprimidos; dos, estudiar música (una tapadera tan buena como cualquier otra para su verdadero plan); y tres, conseguir que 100 desconocidos la besaran por la calle y hacerse una foto con cada uno de ellos, para que quedara constancia de que lo había logrado. En esto me recuerda mucho a aquello que cuentan de Luis Miguel Dominguín, que después de haber conseguido los favores de Ava Gardner se levantó corriendo de la cama y empezó a vestirse, hasta que la bellísima Ava, sorprendida, le preguntó dónde iba. «¿Dónde voy a ir? A contarlo«. Pues lo mismo debe pensar Yang, que si no lo cuentas no tiene gracia, y claro, si quieres que se lo crean tendrás que presentar testimonios, ¿no? Pues en eso está.

El primer beso de la serie, delante del Museo d’Orsay

¿Cómo es la estrategia? Pues a mi me gusta imaginarme que se acerca y se pone a cantarles aquello que le decía Pepe Blanco a Carmen Morell: «Me debes un beso / no te lo perdono. / Me debes un beso / me lo cobraré«. Y claro, ellos le contestarán que «No me exijas eso / que un beso se ofrece / y si lo mereces / te lo brindaré«. O a lo mejor la cosa no es así de jacarandosa y retrechera, sino mucho más prosaica, y simplemente ella va, les cuenta el reto que se ha marcado y les dice que se decidan prontico, que no tengo todo el día y mi amigo el fotógrafo cobra por horas. «Qué, ¿quieres ser tú el número 69, o qué?«. En fin, que siento no tener más datos (ella no desvela su estrategia), pero lo que sí sé es que tampoco se lo debe ofrecer al primero que pasa y que no todo es un jardín de rosas, porque según sus datos el 20% aproximadamente le dicen que nones (quién sabe, a lo mejor si no hubiera foto de por medio el porcentaje bajaría).

¿Qué pensará este mocetón mientras mira de reojo al fotógrafo? Y el perro, ¿qué opinará de la fresca de su dueña?

¿Queréis ver las fotos que ya tiene subidas en su blog? Pues entrad aquí, porque la chica no se corta un pelo y las va colgando para que el mundo entero esté al tanto. En vilo nos tiene, no os digo más. ¿Cómo acabará la cosa? ¿Llegará a los 100? ¿Le pasará lo que dicen sus amigas, que se contagiará de cualquier cosa? ¿O se enamorará antes y no será capaz de seguir? ¿O pensará que la fidelidad consiste en estar con una persona cada vez? Es cosa sabida que París te pone besucón, pero lo de esta chica va mucho, pero que mucho más allá.

Otro. Lo de esta chica es un no parar

Otro día más, pero de momento si queréis descubrir muchas más HISTORIAS DE AMOR EN FEBRERO, entrad aquí. Os dejo un resumen de lo que podréis encontrar:

  • Viernes 13 y sábado 14 de febrero a las 21’30 – CENA TEATRALIZADA: UNA NOCHE CON LOS ROMAÑOS
  • Sábado 14 y domingo 15 a las 8’00 – NOS VAMOS DE EXCURSIÓN: LOS AMANTES DE TERUEL
  • Sábado 14 a las 19’00 y domingo 15 a las 11’30 – UNA HISTORIA DE LA LUJURIA EN ZARAGOZA
  • Domingos a las 11’00 – AMORES Y DESAMORES EN EL MUSEO DE ZARAGOZA

«París en 10 besos (IV)»

“París en 10 besos (II y III)”

“París en 10 besos (I)”

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