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Posts Tagged ‘Belén napolitano’

Estamos a 24 de diciembre de 1223, a punto de asistir al nacimiento de una de nuestras tradiciones más queridas: el belén. Eso sí, el belén viviente, que fue el que montó San Francisco de Asís en aquella lejana Nochebuena. El primer Belén que figuras, que sepamos, se hizo para un monasterio alemán en 1252, y el primero en España fue el de la catedral de Barcelona de 1300. Poco a poco fueron apareciendo los nacimientos hechos con grandes figuras de madera o de barro cocido, que en el siglo XVII pasarían de las iglesias, donde se instalaron los primeros, a las casas (con figuras de tamaño más pequeño). Eso sí, donde se convirtieron en una auténtica modalidad artística fue en el Nápoles del siglo XVIII, de donde Carlos III se los trajo a España. El fue quien en 1760 encargó para su hijo (el futuro Carlos IV, que entonces era Príncipe de Asturias) el maravilloso Belén del Príncipe, que es el que todos los años se monta en el Palacio Real de Madrid.

Un detalle del Belén del Príncipe

Se cuenta que en su mejor momento este belén llegó a tener casi 6.000 piezas (hoy sólo se conserva una pequeñísima parte), y que en el montaje participaba toda la Familia Real, incluidas la Reina y sus damas cose que te cose. Eran necesarias varias salas de palacio para montarlo y el público, igual que ahora, podía verlo. Si queréis ver algunas fotografías magníficas (publicadas por ¡Hola!), pinchad aquí. Y para que veáis cómo se recrean en él todos los más pequeños detalles de la vida cotidiana os dejó aquí una muestra, la tienda de un librero hecha con todo lujo de detalles. Todo lo que se podía ver en una calle napolitana del siglo XVIII aparece en estos maravillosos belenes.

El librero, y al fondo a la derecha el panadero

Si queréis conocer algo más sobre los orígenes del belén napolitano podéis pinchar aquí  para leer otro post de este blog, titulado «Curiosidades napolitanas: Se armó el Belén». Allí podréis viajar hasta la Vía San Gregorio Armeno, en pleno corazón de Nápoles, donde se encuentran hoy los mejores talleres de artesanos belenistas, que siguen manteniendo las tradiciones del siglo XVIII a la hora de hacer las figuras. En cualquier caso, hoy vamos a viajar hasta Nueva York, pues una de las tradiciones navideñas más arraigadas en la Gran Manzana es ir a ver el belén napolitano del Metropolitan Museum, el Met.

La tradición mediterránea del belén y el árbol del norte de Europa conviven aquí sin ningún problema. Sincretismo neoyorquino elevado a la máxima potencia

¿Cómo llegó este belén de más de 200 figuras al Met? Pues como muchas de las grandes obras de los museos americanos, por una donación. Loretta Hines Howard comenzó a coleccionarlo en 1925, y lo mostró al público por primera vez en 1957. Pocos años después, en el 64, lo donó al museo. Desde entonces y hasta su muerte lo montó personalmente cada año hasta su muerte en 1982. Hoy la encargada del montaje es su hija Linn, y su nieta, Andrea, estará encantada de tomar el relevo cuando llegue el momento. La continuidad está garantizada (para que luego digan que los americanos no tienen tradiciones).

¿Es o no espectacular?

De todas maneras, este belén no sería lo mismo sin el fondo de la reja de la catedral de Valladolid (otra forma muy americana de crear un museo es a golpe de talonario, comprando en Europa lo que no tienen) y sin el árbol de Navidad de siete u ocho metros con 50 ángeles napolitanos revoloteando entre sus ramas. Por cierto, ¿de dónde viene la tradición del árbol? Pues parece que en el norte de Europa se celebraba por estas fechas el nacimiento del dios del Sol, y lo hacían adornando un árbol de hoja perenne que simbolizaba el Universo: en la copa estaba la morada de los dioses y el palacio de Odín (el Valhalla), y en las raíces el reino de los muertos. Igual que habían hecho con las Saturnalia de los romanos y con otras fiestas los cristianos acabaron por incorporar esa tradición a la Navidad, que caía por las mismas fechas. Siempre es más fácil sumar que restar, ¿no? Pues eso. La costumbre se iría extendiendo a Alemania (1605), Inglaterra (1829), España (1870) y por supuesto Estados Unidos, donde cada año se enciende el Rockefeller Christmas Tree en medio de una auténtica multitud.

Uno de los 50 ángeles del árbol de Navidad del Met

Si queréis conocer estas y otras muchas historias sobre LAS TRADICIONES DE LA NAVIDAD, no os podéis perder la cena que hemos preparado para el sábado 28 de diciembre en el MUSEO DIOCESANO. Si queréis toda la información entrad aquí.

Cuándo – Sábados 21 y 28 de diciembre a las 21’30
Dónde – Taquillas del Museo Diocesano
Precio – 29 € por persona
Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí
Y si queréis conocer más historias, aquí os dejo algunos posts de nuestro blog:

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A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que tengo un serio problema de adicción a Nápoles, pero lo que todavía no he confesado es que una de las cosas que más me gusta hacer allí es ir a ver… ¡¡¡BELENES!!! Sí, sí, belenes, porque Nápoles es la capital mundial del Belén, esto es un hecho indiscutible. Y más concretamente una pequeña callejuela en Spaccanapoli, el corazón de Nápoles: la via San Gregorio Armeno.

Hay pocos lugares más mágicos en el mundo que ésta pequeña callejuela, estrecha, oscura y…           M-A-R-A-V-I-L-L-O-S-A

El niño que todos llevamos dentro va a pegar saltos de alegría en cuanto dobléis la esquina y entréis en un mundo en el que el tiempo se paró hace mucho, mucho tiempo… los mejores artesanos belenistas tienen aquí sus tiendas y talleres, y en cualquier momento del año las figuras del Belén son las protagonistas. ¿Queréis ver cómo es una de estas tiendas por dentro? Pues aquí tenéis una imagen de mi preferida, Ferrigno (no me pagan por hacerles publicidad, aunque no me importaría que me diera alguna figurita como comisión).

Esto del Belén nació cuando San Francisco empezó a montar belenes vivientes con sus frailes hace unos 800 años, pero se convirtió en arte en el Nápoles del siglo XVIII

Cuando vayáis no os quedéis aquí, vosotros hasta la cocina. Subid a la planta de arriba, donde están las mejores piezas (y las más caras, claro) y el taller donde trabajan. Si vais con niños, va a ser una experiencia que recordaréis toda la vida, seguro. Si no, también. Por encima de vuestras cabezas veréis revolotear docenas de ángeles de todos los colores, y miréis donde miréis habrá todo tipo de personajes que os contarán cómo era la vida en esta ciudad hace doscientos y pico años. Viva, bulliciosa, un poco caótica, colorista, animada… vamos, exactamente igual que ahora.

¿Qué os parece esta charcutería, con todos los detalles? Sus jamones, sus chorizos, su de tó.

Pero corro mucho. ¿Veis la figura del tendero? Pues vamos a ver cómo se hacen. Aquí tenéis unas cuantas desnudas. Las cabezas de barro, las manos de madera y el resto del cuerpo de alambre envuelto en esparto, para que se pueda cambiar la posición de brazos y piernas a la hora de montar el Belén.

Las figuras hay que vestirlas, claro, pero no de cualquier manera. Con todo lujo de detalles y telas de calidad, especialmente la estupenda seda de San Leucio, que se producía para toda Europa y que hoy sigue presente en los mejores lugares. Por poner sólo un par de ejemplos, las banderas de la Casa Blanca o del palacio de Buckingham están hechas con ella. Igual que las ropas de estas figuras. ¿O es que esta chica no puede ir a cualquier sitio con este estupendo traje?

Lo más curioso de los belenes napolitanos es que intentan captar la vida de la ciudad, y tanto esfuerzo se dedica a la tienda del pescadero, del que vende piezas de vidrio, de la lotera, del que vende cuadritos de devoción… como al portal. Y no sólo al personaje, sino a cada uno de los infinitos detalles que forman parte de su establecimiento.

Mis sardinitas, qué ricas son…

Y claro, si tenemos en cuenta que cada figura tiene entre 35 y 45 cm, y que hay belenes que tienen cuatrocientas o más… pues podremos imaginar que en un rincón de casa no nos caben (aunque los hay desde tres figuras, la Virgen, San José y el niño). Los montajes son muchas veces espectaculares, y la vista se pierde por todos los rincones.

¿Qué os parece éste? Pues la foto muestra sólo una parte, pero sólo con el torbellino de ángeles os podéis hacer una idea del conjunto. Está en uno de los lugares más bonitos de Nápoles, la cartuja de San Martino, junto con otros muchos, grandes y pequeños. ¿A qué estáis esperando para hacer las maletas y marcharos para allí?

Si queréis conocer estas y otras muchas historias sobre LAS TRADICIONES DE LA NAVIDAD, no os podéis perder la cena que hemos preparado para el sábado 28 de diciembre en el MUSEO DIOCESANO. Si queréis toda la información entrad aquí.

Cuándo – Sábados 21 y 28 de diciembre a las 21’30
Dónde – Taquillas del Museo Diocesano
Precio – 29 € por persona
Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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