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Archive for the ‘teatralizada’ Category

Lo primero de todo: ¿por qué existe un día de Todos los Santos, si cada santo tiene su fiesta? Sin ir más lejos, para tal día como el 30 de octubre he encontrado a San Marcelo, San Alonso Rodríguez (viudo y portero, según el santoral católico), Santa Bienvenida Bolani, San Gerardo de Potenza y los beatos Angel de Acri, Terencio Alberto O’Brien, Alejandro Zaryzkyj y Dorotea de Montau. Y si vas a la Santopedia (juro que existe) todavía añade a San Claudio, San Lupercio, San Victorio y San Marcelo de León, Santa Eutropia de Alejandría, San Germán de Capua,  San Marciano de Siracusa, San Máximo de Cuma, San Serapión de Antioquía y un par de beatos más, Miguel Langevín y Juan Slade. Diecinueve, entre santos y beatos, y no sigo buscando porque seguro que encuentro más. Habrá días con más y otros con menos, pero si uno echa cuentas así por lo bajo se puede acabar preguntando: ¿pero tantos santos ha habido? Pues parece ser que sí, y aún deben parecer pocos, porque ya desde el principio la Iglesia pensó que alguno seguro que se les escapaba sin canonizar, que llevar el control de tanto martirio, tanto eremita que se retiraba al desierto a rezar toda la vida, tanta prostituta que se arrepiente y se pasa cuarenta años llorando encima de una calavera… en fin, que era complicado, y al final el papa Urbano II, allá por el lejano siglo XIII, decidió instituir la fiesta de Todos los Santos. Así, si alguno se había ido al cielo sin pasar por los altares se quedaba compensada la cosa, y en paz.

La infanta Elena sí que sabe: le puso a su chico Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, y así no queda mal con nadie

Tradiciones para Todos los Santos las hay de todos los colores. A mí el Halloween éste de los americanos me da bastante igual, la verdad sea dicha. Al fin y al cabo no deja de ser lo de siempre: tradiciones europeas que los americanos transforman más o menos y que luego nos devuelven como si fueran nuevas. Yo, en este caso, prefiero lo de toda la vida. Me encanta, por ejemplo, comer «huesos de santo«, y no sólo por lo ricos que están, sino por que me fascina que se llamen así y que encima intenten imitar a los de verdad, con el hueso de mazapán y el tuétano de yema. Mmmmmmm. Una deliciosa profanación, ¿no? Muy español, por otra parte, eso de que la santidad y el pecado vayan de la mano.

Ni más ni menos que desde el siglo XVII llevamos comiendo «huesos de santo». Y aún quedan

¿Santidad y pecado juntos y revueltos? Pues sí, y precisamente eso es lo que encontramos (y en cantidades industriales) en la principal tradición española relacionada con Todos los Santos. ¿Y cuál es? Pues el Tenorio, claro. No puedo imaginarme un 31 de octubre sin escuchar sus versos. «Oh, Don Juan, Don Juan, yo imploro / de tu hidalga compasión, / o arráncame el corazón / o ámame, porque te adoro«. Desde hace siglos la fiesta de Todos los Santos y la representación de la historia de Don Juan van de la mano en España, y aunque durante un tiempo pareció que poco a poco se iba a acabar perdiendo, lo cierto es que está resurgiendo cada vez con más fuerza. Se vuelve a representar cada vez en más teatros, pero también en iglesias (p.ej., en Sevilla utilizan la iglesia barroca de San Luis de los Franceses, un escenario que pone los pelos de punta), en cementerios… Nosotros, este año, otra vez vamos a dedicarle una cena teatralizada que va camino de convertirse también en tradicional.

La pareja, posando junto a la tumba de Doña Inés

¿Por qué se representa el Tenorio para Todos los Santos? ¿Y desde cuándo? La respuesta a la primera pregunta es fácil: una parte de la obra se desarrolla en un cementerio, entre tumbas y muertos que vuelven a la vida. Y en cuanto a la segunda, resulta que Zorrilla estrenó su obra en 1844, pero ya desde mucho antes se representaba la historia de Don Juan por estas fechas. Nada menos que desde que Tirso de Molina, allá por el primer tercio del siglo XVII, escribió «El burlador de Sevilla o el convidado de piedra«, creando así uno de los personajes más grandes de todos los tiempos. Luego vendrían muchas otras obras, como «No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, o el convidado de piedra«, de Antonio de Zamora, que se estaría representando hasta que Zorrilla escribió su «Don Juan Tenorio» en pleno Romanticismo. Y fuera de España también, porque Don Juan pronto se convirtió en un personaje universal. Moliére escribió su «Dom Juan oú le festin de pierre«, Mozart compuso una ópera inmortal, «Don Giovanni«, y así podríamos seguir hasta hoy mismo, porque el cine sigue volviendo al personaje de vez en cuando. Sin ir más lejos, de 1995 es «Don Juan de Marco«, protagonizada por Jonny Deep y con el mismísimo Marlon Brando en el reparto.

Don Juan

Doña Inés

¿Conocéis algún verso del Tenorio? A pesar de las muchas «versiones» de la historia que hay, los que todo el mundo conoce son los de Zorrilla, que no lo sabía, pero los escribió para que mucho tiempo después Paco Rabal los recitara con esa voz maravillosa. Entre él y su Doña Inés, Concha Velasco, hubo una química que pocas veces se ha dado entre esos dos personajes míticos. Una lástima que TVE no reponga aquellos «Estudio 1» en los que nuestros mejores actores representaban nuestros mejores textos clásicos. Al fin y al cabo, eran una estupenda forma de crear afición, ¿o no? Así se mantienen las tradiciones, haciendo que los chavales de hoy las sientan también como suyas. Y para ello nada mejor que encontrarse a Don Juan también en televisión.

Don Juan en la sevillana plaza de Refinadores

¿De qué va la obra? Pues resulta que Don Juan Tenorio y Don Luis Mejía, calaveras notorios, borrachos, pendencieros, jugadores, mujeriegos… se juntan en Sevilla y ya se sabe, fanfarrones los dos… «que apostaron, me es notorio, /a quién haría en un año / con más fortuna, más daño«. Y un año justo después se vuelven a encontrar en torno a una mesa de La hostería del laurel de Sevilla, teniendo como testigos a sus amigotes y, sin saberlo (estamos en pleno Carnaval, así que pueden ir enmascarados) Don Diego Tenorio, padre de nuestro héroe, y Don Gonzalo, el comendador, padre de Doña Inés. Y con ese selecto público cada uno de ellos empieza a contar las barrabasadas que ha hecho en esos doce meses (y a fe mía que les cundió). Os dejo con Paco Rabal en el papel de Don Juan y a Fernando Guillén en el de Don Luis.

Si queréis conocer éstas y muchas otras historias, os proponemos vivir con nosotros UN OTOÑO DE MUERTE: visitas al cementerio (de día y de noche), excursiones, cenas… entrad aquí y encontraréis toda la información. Y si queréis pasar una noche CENANDO CON DON JUAN, los próximos días 1 y 2 de noviembre hemos organizado una CENA TEATRALIZADA en el mismísimo panteón de la familia Tenorio que no os podéis perder. Entrando aquí encontraréis todos los detalles. Y aún hay más, porque si queréis seguir los pasos de Don Juan por SEVILLA, os esperamos en la excursión que hemos preparado para el PUENTE DE LA INMACULADA. Entrad aquí y encontraréis el programa.

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¿Sabéis cuál es nuestra tradición preferida por estas fechas de Todos los Santos? Pues aparte de visitar el cementerio, que también, pasar un buen rato con don Juan y con doña Inés, que como de todos es sabido llevan siglos contándonos su historia cada mes de noviembre. Y como nos vuelven locos sus andanzas, y sabemos que a muchos de vosotros también, vamos a viajar cuatrocientos años atrás en el tiempo y nos vamos a cenar ¡¡¡al panteón de la familia Tenorio!!!

Don Juan y doña Inés, encantada junto a su tumba

¿Dónde? Pues en el mismísimo Palacio Arzobispal de Zaragoza. Allí, entre tumbas, conoceremos al mismísimo don Juan, pero también al posadero Buttarelli, a Brígida (liante y celestina como ella sola) y al fantasma de doña Inés, que intentará convencer a su chico de que tiene que arrepentirse en esa misma noche si no quiere que acaben los dos en el caldero de Pedro Botero. ¿Serán felices y comerán perdices o se pudrirán en el infierno? La cosa está dificililla, pero entre plato y plato nos iremos enterando de cómo acaba.

«Yo a Dios mi alma entregué / en precio de tu alma impura / y Dios, al ver la ternura / con que te amaba mi afán / me dijo: espera a Don Juan / en tu misma sepultura»

Os dejo el menú, pero recordad que si sois vegetarianos, celíacos, alérgicos… solo tenéis que decírnoslo al reservar y os prepararemos otra cosa.

  • Hojaldre de mousse de longaniza con frutos del bosque
  • Dados de rabo de toro deshuesado con mousse de patata
  • Panellets de piñones

Cuándo – Viernes 31 de octubre a las 21’30 y sábado 8 de noviembre a las 21’00

Dónde – Museo Diocesano de Zaragoza, Plaza de la Seo s/n

Precio – 35 € por persona

Reserva – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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¿Habéis estado alguna vez en un cementerio por la noche? ¿Qué pasa cuando se cierra la puerta? ¿Tenía razón Bécquer, cuando escribía aquello de «¡Qué solos se quedan los muertos!«? ¿O tenía razón Mecano, cuando cantaban que «No es serio este cementerio«?

La luz del anochecer…

Las sombras de un farol…

Siluetas fantasmales…

Si no habéis participado todavía en nuestra actividad Una noche en el cementerio ahora tenéis la ocasión de vivir una experiencia muy, muy especial, recorriendo el cementerio a la luz de un farol y descubriendo este lugar fantástico mientras disfrutamos de la maravillosa sensación de estar vivos. No vamos a pasar miedo, pero sí viviremos experiencias intensas, como a nosotros nos gustan. Cantaremos, recitaremos versos inolvidables, nos emocionaremos e incluso nos reiremos… ¿Os baja un escalofrío de emoción por la espalda pensando en recorrer el cementerio tras la sombra de los zaragozanos «del otro lado«? ¿O más bien os da respeto, miedo, repelús…? Pues si queréis ver más, pinchad aquí y moved la barra del tiempo hasta 1 hora, 20 minutos, 13 segundos, ni uno más ni uno menos.

La luz del crepúsculo le da a todo un matiz especial

Atreveos a disfrutar de una experiencia poco común y os aseguramos que no sólo no os arrepentiréis, sino que disfrutaréis de un lugar muchísimo más fascinante de lo que podáis imaginar, lleno de historias increíbles en las que el amor es, casi siempre, el protagonista. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa es un cementerio sino un acto de amor, una lucha titánica y desesperada para impedir que el Tiempo y el Olvido nos arrebaten aquello que tanto hemos querido?

Cuándo – Sábados y domingos desde el 18 de octubre hasta el 30 de noviembre, a las 18’30

Dónde – Puerta antigua del Cementerio de Torrero (junto al Tercer Cinturón)

Precio – 10 € (estudiantes menores de 26 años y jubilados, 8 €; parados, 5 €)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

Tenemos muchas más propuestas para pasar juntos UN OTOÑO DE MUERTE: diferentes rutas por el cementerio, tanto de día como de noche; una visita a la torre de los italianos, en la iglesia de San Antonio de Torrero; excursiones; cenas temáticas y teatralizadas… Si quieres conocer toda la información, llámanos al 976207363.

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Conste que no me gusta decir Pilarica, porque prácticamente no conozco a nadie de Zaragoza que la llame así (la Virgen del Pilar, o la Virgen, y ya está), pero en este caso… Lola es mucha Lola, y una canción suya se titulaba precisamente así, «Pilarica y Macarena». ¿Queréis escuchar un trozo? Pues pinchad aquí y cuando entréis dadle al símbolo de «play» que hay sobre la carátula del disco.

La imagen de plata de la Virgen del Pilar, del siglo XVII, montada en la carroza sobre la que sale en procesión el día 12 de octubre

Si sois de los que os gusta fijaros en los detalles, a lo mejor os habéis preguntado qué hace una pequeña imagen de la Macarena a los pies de la Virgen del Pilar en la carroza de plata que sale en la procesión del 12 de octubre (el resto del año la podéis ver en el  Museo Pilarista). Pues bien, esa pregunta tiene una segunda parte: ¿qué hace una imagen de la Virgen del Pilar a los pies de la Macarena cada Viernes Santo? Parece que no puedan vivir la una sin la otra, ¿no?

La Macarena, preparada para salir en la Madrugá del Viernes Santo

Un integrista, o un cristiano postconciliar, diría que esto no es más que politeísmo, que Virgen sólo hay una y todas esas cosas. Lo cual querría decir que es incapaz de entender dos ciudades tan peculiares como Zaragoza y Sevilla, Sevilla y Zaragoza. ¿Sabéis que muchos sevillanos dicen que Zaragoza es la ciudad del Norte que más parece del Sur? Y en gran parte lo dicen por la relación tan peculiar que nuestra ciudad tiene con la Virgen del Pilar, esa historia de amor que dura ya muchos siglos y que hace que la veamos como alguien de la familia, de casa. «¿De dónde vienes?«, «De ver a la Virgen, que hacía muchos días que no iba«. Podría parecer el diálogo de una película de Buñuel, pero no: es una conversación que en Zaragoza se puede escuchar a cualquier hora y entre personas aparentemente cuerdas. Tan cuerdas como las que cada 18 de diciembre, día de la Esperanza, hacen una fila interminable para ir al besamanos de la Macarena, por ejemplo. O como los cientos de miles que cada día del Pilar llevan sus flores en la Ofrenda, haga sol o llueva. O como los que se agolpan cada Viernes Santo por la mañana por los callejones macarenos para ver a su Virgen volver a casa… En fin, que así podríamos seguir, y seguir, y seguir, para llegar a la siguiente conclusión: si bien la Virgen del Pilar es claramente «la que más altares tiene«, la Macarena es la segunda en este peculiar ránking de las vírgenes más populares.

La duquesa de Alba y Juanita Reina con la Macarena

Carmen Sevilla y Augusto Algueró, después de casarse ante la Virgen del Pilar

Imperio Argentina rezaba a la Virgen del Pilar en «Nobleza Baturra»

Lo curioso del caso es que, siendo las dos primeras clasificadas en el top ten de las vírgenes la relación sea tan, pero tan buena que prácticamente cada una de ellas no salga a la calle sin la otra, y la otra sin la una. ¿A qué se debe esto? Pues vamos a ponernos serios y a hacer un poco de historia, pero antes hay una cuestión esencial: la Macarena no es la única virgen sevillana que va con la del Pilar cuando sale en Semana Santa.

La Virgen de las Aguas, de la hermandad del Museo, la lleva en la delantera de su paso de palio

La Virgen de Guadalupe, de la Hermandad de las Aguas, la lleva en el cielo del palio

La que lleva la Virgen de la Salud, de la Hermandad de San Gonzalo, en una capillita de plata, la trajo una hermana de Zaragoza

Y no solo estas, sino alguno más. También aparece en el basamento de uno de los varales del palio de la Paz, y en otro del palio de la Virgen de la Merced, que saca la Hermandad de Pasión cada Jueves Santo.

¿Os imaginabais que la virgen que más sale a la calle en la Semana Santa sevillana es nuestra Virgen del Pilar? Y no sólo eso: tiene una capilla en la catedral y hasta una cofradía de gloria (las de Semana Santa son de penitencia), la Primitiva, Real y Muy Ilustre y Fervorosa Hermandad de María Santísima del Pilar y Santiago Apóstol, que se cuenta que fundaron los caballeros aragoneses que fueron para la conquista de la ciudad, allá por 1248. ¿Y eso a qué se debe? Pues todo, pero todo, tiene una explicación: cuenta una tradición que además de aparecerse a Santiago la Virgen del Pilar se le apareció a San Pío, primer obispo de Sevilla, y a eso se debería que también fuese patrona de aquella ciudad. Si es que no hay más, ya lo dice la jota y es verdad:

Es la Virgen del Pilar

la que más altares tiene,

que no hay pecho aragonés

que en su fondo no la lleve.

Aragonés, y no aragonés, que no hay más que ver la cantidad de peregrinaciones que llegan de todo el mundo, y especialmente de Hispanoamérica.

El palio de la Macarena quedó configurado como lo vemos hoy a principios del siglo XX

La imagen de la Virgen del Pilar de plata que lleva actualmente se añadió en 1942

Fue entonces cuando Sevilla regaló la Macarena de plata y marfil que hay en Zaragoza

Tanto la Macarena como, sobre todo, la Virgen del Pilar, fueron utilizadas como símbolos por el franquismo (en la basílica de la primera está la tumba de Queipo de Llano, y en el Pilar siguen colgadas las bombas de la Guerra Civil), pero su relación no arranca de ahí sino de mucho antes. Parece que ya en fotos de finales del siglo XIX se ve una Virgen del Pilar en el palio de la Macarena.

En esta fotografía, que debe ser de hacia 1898, ya se ve claramente una Virgen del Pilar entre las velas

En 1908, con motivo del Centenario de la Guerra de la Independencia, se organizó una procesión con la Macarena, y el Grupo Aragonés Virgen del Pilar le regaló una imagen de su patrona. Pero es que además hay otra cuestión, y ésta es la que a mí más me gusta. La cosa es que la temporada taurina en España arranca el Domingo de Resurrección en Sevilla y acaba con la Feria del Pilar, así que la aspiración lógica de cualquier torero era llegar hasta el final. «Objetivo Zaragoza«, podríamos decir, y esto no ha cambiado (para descubrir hasta qué punto sigue siendo taurina nuestra ciudad, lo mejor es pinchar aquí).

El espectacular mausoleo de Joselito «el Gallo» en el cementerio de San Fernando, en Sevilla

Una de las personas lleva la imagen de la Macarena

Cuando Joselito murió en la plaza de Talavera vistieron a la Macarena de luto

El torero «macareno» por excelencia fue Joselito el Gallo, que le regaló a su Virgen, por ejemplo, las mariquillas. ¿No sabéis lo que son? Pues son esas flores que le bailan sobre el pecho, y que según algunos son esmeraldas y según otros cristal de roca, pero el caso es que son verde esperanza, que era de lo que se trataba.

Las mariquillas de Joselito

La cuestión es que Joselito empezaba la temporada encomendándose a su Virgen en la iglesia de San Gil («Llevaba por compañera / a mi Virgen de San Gil / un recuerdo y una pena / y un rosario de marfil«) y la acababa dando las gracias en el Pilar. Y en su capilla particular, la que iba montando de plaza de toros en plaza de toros, tenía a la Macarena y al Gran Poder, y entre ellos una Virgen del Pilar de escayola que alguien le regaló. ¿Sabéis lo que hacía? Pues cada Semana Santa se la dejaba a la Hermandad de la Macarena para que la colocasen a los pies de su Virgen durante la estación de penitencia, en la Madrugá y la mañana del Viernes Santo, y al acabar la recogía para que le acompañara durante su periplo por España en la temporada que tenía por delante. Cuando Joselito murió (en 1920 le cogió en Talavera de la Reina un toro que se llamaba Bailaor) vistieron a la Macarena de luto y quisieron llevarle al cementerio en su palio (cuentan que el párroco se negó diciendo «Hombre, si por lo menos hubiera sido Belmonte…«).

La imagen que sale actualmente es algo posterior. Después de la Guerra Civil un hombre donó unas monedas de plata que habían pertenecido un hijo suyo que había muerto en la batalla del Ebro, y con aquellas monedas se fundió la Virgen del Pilar que, desde 1942, no ha dejado de salir con la Macarena. Fue entonces cuando Sevilla regaló la Macarena de plata y marfil que sigue saliendo en la carroza cada día del Pilar, uniendo así todavía más mis dos ciudades preferidas. Y por cierto, igual que empezábamos con una canción de Lola Flores que unía Zaragoza y Sevilla, os dejo aquí algo de lo más singular que he encontrado por youtube, «España, madre querida», que también es un viaje de ida y vuelta de Aragón a Andalucía, y viceversa.

Si queréis conocer esta y muchas otras historias, no os podéis perder las actividades que hemos preparado para descubrir las TRADICIONES DE LAS FIESTAS DEL PILAR durante estas fiestas. Entrad aquí y encontraréis toda la información.

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Me encantan las Fiestas del Pilar. Los amigos que ya no viven en Zaragoza vuelven, vamos con los sobrinos a los cabezudos, salimos de ronda a cantar jotas, tomamos aperitivos interminables a ritmo de ranchera… Y además, hay pocas cosas que me emocionen tanto como cantar el himno de la Virgen a las cinco de la mañana la noche del 11 al doce de octubre, en la Misa de infantes, con el Pilar hasta los topes; o que me hagan tan feliz como ver a toda mi ciudad en la calle, contenta y disfrutando la mañana del 12. O los ríos de gente que acompañan a los Gigantes y los Cabezudos el último día por el Coso, y que siempre me traen a la cabeza lo que cantaba Pilar, la protagonista de la zarzuela: «Si un preludio suena, del canto famoso / niñas muy bonitas se asoman al Coso«. O alguna noche en El Plata, o en las ferias… en fin, que por muchos recortes que haya el núcleo duro de las fiestas (que es lo verdaderamente único e irreemplazable) sigue intacto, y eso es lo que importa.

¿Qué os parece el cartel del 2011? ¿Creéis que resume lo que son las Fiestas del Pilar?

De todas las tradiciones de las fiestas del Pilar, ¿sabéis cuál es la más peculiar? Gigantes y cabezudos hay en muchos sitios (aunque la comparsa de aquí es una de las más espectaculares, o la que más); la Ofrenda de flores se inspiró en la que se hacía en Valencia a la Virgen de los Desamparados, aunque aquí ha alcanzado unas dimensiones impresionantes; sin embargo, el Rosario de Cristal es una tradición absolutamente nuestra, y los de otros lugares se inspiraron en el de aquí. Si no podéis verlo al anochecer del 13 de octubre, o queréis apreciar los detalles de cada carroza, pasaros por el museo que hay en la Plaza San Pedro Nolasco de Zaragoza.

El cartel de 1946 mostraba el farol de la Hispanidad, regalado ese año por el Ayuntamiento

Pero no tan deprisa. Para empezar, ¿qué es eso del rosario? Acudamos a los clásicos, que nunca fallan. Juanito Valderrama, cuando cantaba «El emigrante«, decía que cuando salió de su España, aparte de volver la cara llorando, «llevaba por compañera / a mi Virgen de San Gil / un recuerdo y una pena / y un rosario de marfil«. Y María Dolores Pradera se ha pasado media vida cantando aquello de «Devuélveme el rosario de mi madre / y quédate con todo lo demás / lo tuyo te lo envío cualquier tarde / no quiero que me veas nunca más«. Queda claro, pues, que el rosario es una cosa seria y a la que se le da mucho valor, porque se asocia a lo más querido, a la madre, a la abuela… o por lo menos a las abuelas de antes, que pasaban las horas muertas rezando con un rosario en las manos, de aquellos de pétalos de rosa o de esos que son un anillo con bolitas que se va girando.

Imagen de Santo Domingo de Guzmán en el Rosario de Cristal

El rosario es, pues, tanto el objeto como la oración que se reza utilizándolo. ¿Y cuál es su origen? Pues parece que en la India ya utilizan algo así para rezar desde hace miles de años, que de ahí pasaría al Cristianismo y al Islam. Lo que cuenta la tradición es que la Virgen se lo entregó a Santo Domingo de Guzmán y le enseñó a rezarlo. ¿Por qué a él? Pues sobre todo por una razón. Estamos a principios del siglo XIII, en pleno auge de la herejía de los cátaros en el sur de Francia. Domingo de Guzmán y la Orden que había creado (los Predicadores, a los que también se llamó dominicos por el nombre de su fundador) se implican especialmente en la lucha contra ellos, y cuenta que la Virgen le había dicho que propagara el rezo del Rosario (una oración que «es obra mía, y no de los hombres«), porque así conseguiría convertir a muchos pecadores y salvar su alma. La cuestión es que a lo largo de la Edad Media el rezo de aquella oración tendría sus altibajos, hasta que llegó un momento crucial en su historia: la batalla de Lepanto.

Nao capitana de la escuadra cristiana. ¿Os imagináis esos fanales encendidos, la noche anterior a la batalla, parpadeando en medio del Golfo de Lepanto?

El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar «la más alta ocasión que vieron los siglos» (o eso decía Cervantes, que se quedó manco allí): la batalla de Lepanto. España, Venecia y el Papa derrotaron a los turcos en el golfo de Lepanto, en Grecia. El Papa, Pío V, se quedó tan convencido de que la victoria se había logrado gracias a la ayuda de la Virgen, agradecida por el rezo del rosario, que aquel día se convirtió en la fiesta de «Nuestra Señora de las Victorias«, que con el tiempo cambiaría el nombre por el de «Nuestra Señora del Rosario» (por cierto, sabemos que en el Pilar hubo una bandera tomada a los turcos en Lepanto)

El farol de la Marina reproduce el fanal de la nao capitana de la escuadra cristiana en la batalla de Lepanto, que se conserva en el espectacular palacio del Marqués de Santa Cruz en El Viso del Marqués, en medio de la Mancha

Con el tiempo irían apareciendo las cofradías del Rosario y los rosarios callejeros. En Híjar (Teruel), por ejemplo, tenemos noticias desde 1733, y aún hoy los Rosarieros siguen cantando el rosario de madrugada por las calles del pueblo algunos domingos del año (ya no todos, como ocurría hasta hace no muchos años) y acompañando a los tambores el Jueves Santo por la noche en una procesión estremecedora que se conoce como «los Despertadores», el nombre que se daba a los que rezaban el rosario por la calle despertando a los que aún estaban en la cama.

Los rosarieros de Híjar, un Viernes Santo de principios del siglo XX. Hoy la cofradía sigue viva, y ya forman parte de ella hombres y mujeres, jóvenes y viejos, lo cual es un signo de excelente salud

Como el rosario es una oración dirigida a la Virgen, el 3 de julio de 1756 Mariana Velilla y siete personas más empezaron a rezar el rosario al amanecer en la Santa Capilla (se estaba construyendo la actual), saliendo a la plaza para los últimos misterios. Aquello fue un éxito (la Virgen del Pilar ya tenía tirón entonces): en menos de un mes eran más de mil quinientas personas y pronto empezó a rezarse otro rosario al atardecer, que el día del Pilar era especialmente solemne.

El farol más antiguo que se conserva

Aquello poco a poco fue a más, y a lo largo del siglo XIX algunos devotos donaron faroles como el de la Santa Capilla (el más antiguo de los que aún salen, de 1823), los leones que se pueden ver en el Museo (no salen en la procesión debido a su deterioro) o el del Pilar, hecho con más de 30.000 piezas y donado como exvoto a la Virgen en 1872 por un particular tras una enfermedad.

Una de las imágenes más curiosas de las fiestas del Pilar. Por mucho que se repita todos los años, sigue siendo sorprendente

Cuando se hizo aquel farol reprodujo el Pilar tal y como estaba, o sea, más o menos como en esta fotografía de aquí abajo. En 1895 Ricardo Magdalena acabó la primera torre y en aquel momento se reformó el farol, añadiéndole también las otras tres.

Esta foto de 1895 es una joya. Además de que el Pilar aparece sin ninguna torre acabada, se ve el antiguo edificio del Ayuntamiento y el arco que los unía

La última torre del Pilar no se inauguró hasta 1961, pero los zaragozanos podían verlo acabado una noche al año, cuando salía el Rosario de Cristal. Tenía que ser una imagen curiosa ver el farol con torres y el Pilar sin ellas. De todas maneras, estamos corriendo demasiado. ¿Cómo se pasó de aquel rosario de devotos a la impresionante procesión que conocemos hoy? Pues tenemos que irnos hasta 1887, cuando nace la Cofradía del Santísimo Rosario de Nuestra Señora del Pilar y se decide embellecer la procesión del 12 de octubre (porque entonces era el 12, y no el 13 como ahora) con faroles monumentales que representasen los misterios y otros «de mano» para los Padrenuestros, las Avemarías, los Glorias y la Letanía.

Faroles de mano

La Cofradía decidió hacer algo espectacular de verdad. Le pidió que lo diseñara al arquitecto municipal, Ricardo Magdalena (que no cobró nada por los dibujos ni por la dirección de la obra), y para financiarlo se pidió la colaboración de todos los zaragozanos. La Virgen del Pilar tiene tirón, no hay más, y se consiguió que el primer año salieran ya los faroles de mano y al siguiente las quince carrozas correspondientes a los misterios (en los que aparecen los escudos o los nombres de las instituciones, familias… que los pagaron). Aquello coincidió con la celebración en nuestra ciudad del II Congreso Católico Nacional, y alguien escribió que «El efecto producido excedió a toda ponderación«, y fue ya entonces cuando empezó a conocerse popularmente como Rosario de Cristal.

Carroza del primer Misterio doloroso

En aquella ciudad todavía mal iluminada el efecto de los faroles llevados a hombros, las velas, la música… tuvo que ser deslumbrante. Al día siguiente se leía en la prensa que “Zaragoza, a partir de anoche, tiene razón especial para vanagloriarse de que ensalza a su excelsa Patrona con una solemnidad especialísima, quizá la primera del mundo en su género«. El éxito estaba servido. León Quintana, el dueño de Talleres Quintana y uno de los primeros que introdujo en España la técnica del grabado en cristal, había hecho el negocio de su vida. No sólo por lo que ganó entonces, sino por todos los encargos que llegarían a raíz de aquello, tanto para pequeños pueblos (Híjar y Aniñón, p.ej., tienen sus rosarios de cristal, y también Tauste y otros) como para ciudades más grandes.

Rosario de Cristal en Aniñón, con las luces del pueblo apagadas

En las décadas siguientes se fueron añadiendo nuevas carrozas, muchas de ellas monumentales y cada una con su historia. Para leer el próximo capítulo entrad aquí, y si queréis conocer muchas más cosas relacionadas con las Fiestas del Pilar no os podéis perder las actividades que hemos preparado:

LA QUE MÁS ALTARES TIENE: del Pilar al Museo del Rosario de cristal – Si hay una historia de amor que resista al paso tiempo es la que Zaragoza tiene con la Virgen del Pilar. La prueba de ese compromiso no  es solo el  espectacular edificio que todos conocemos, sino también ese increíble tesoro de nuestro patrimonio que es el Rosario de cristal, una joya única y llena de miles de detalles asombrosos.  ¿Os animáis a descubrir todo esto con nosotros visitando el Pilar y el museo en el que se guardan las carrozas durante todo el año?

Cuándo: 28 y 29 de septiembre a las 11:30

Dónde: Centro de la fachada del Pilar

Precio (entradas incluidas) – 10 € (jubilados y suscriptores del Heraldo 9€ parados con tarjeta de demanda de empleo 6€)

Reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí

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¿Habéis participado alguna vez en una de nuestras cenas teatralizadas? Pues lo primero que tenéis que saber es que en cada una de ellas viajamos en el tiempo hasta otra época. ¿Queréis verlo? Pues aquí os pongo un par de vídeos de algunas que hemos hecho. El primero, nuestras cenas con Don Juan, para Todos los Santos. Si no veis la pantalla, pinchad aquí para viajar al panteón de la familia Tenorio.

Y si preferís viajar al tiempo de la copla, a 1950, para conocer las andanzas y desventuras de Manolo Centeno y Lola Puñales, pinchad aquí y no tendréis que esperar hasta febrero.

¿Os hacéis una idea? Pues hemos montado algo distinto, una cena a la que hemos llamado Amor que vienes cantando. El título lo dice todo, ¿no? El baturro del monumento de la plaza del Portillo ha decidido que ya vale, que tiene ganas de fiestas y que deja el puesto por unos días. Coge su guitarra y… por cosas de la vida ha acabado en El Atrapamundos. Se va a encontrar con unas cuantas mujeres de lo más singulares (desde una loca que se cree Agustina de Aragón hasta la mismísima Agustina, pasando por la maja de Goya y una señorita que busca marido desesperadamente después de dos romances «frustrados»), y a todas les va a alegrar la vida cantando.


¿Queréis verlo? Pues aquí tenéis unas cuantas fotos de las que hicimos en las pasadas fiestas del Pilar. Cantamos, bailamos, comemos, bebemos, nos reímos y hasta nos emocionamos un poco.

¿Qué le dirá a nuestro baturro la maja de Goya, toda rechula ella?

La señorita Eugenia no sabe lo que es ponerse colorada, que ella ya no tiene tiempo de tener vergüenza. Busca marido y lo quiere ¡¡¡YA!!!

"Así son los besos / según dicen maña / como las cerezas. / Que si coges una / que si coges una / se va toa la cesta"

Marcándonos un pasodoble mientras suena "La ronda del Rabal"

Y para que no falte de nada Laura deja la guitarra, coge las castañuelas y se marca una jota mientras suena "Gigantes y cabezudos"

¿Queréis conocer el menú? Pues como siempre lo prepara El Atrapamundos y su estupendo cocinero, Jorge Cano, así que combina lo más tradicional con un toque moderno, siempre con un aire muy aragonés, que para eso estamos en fiestas.

  • Timbal de verduras aragonesas
  • Arroz caldoso con borrajas y frutos del mar
  • Ternasco asado en crujiente de frutos secos
  • Trenza de Almudévar con turrón helado y chocolate

¿Cómo lo veis? ¿Aún no sabíais dónde ir a cenar con los amigos, o a dónde llevar a la suegra, que viene de visita? Pues ya tenéis la solución. Amor, desamor, traición, celos y sobre todo mucha música, alegría y buena comida. Si sois un grupo y os interesa podéis poneros en contacto con nosotros en el 976207363. Y si ya tenéis un restaurante buscado no hay ningún problema: también podemos organizarlo allí.

Y por cierto, si queréis recorrer con nosotros la Zaragoza de Gigantes y cabezudos, pinchad aquí y encontraréis todos los detalles.

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Zaragoza está llena de Goya por todas partes. No sólo tenemos su obra, sino también la ciudad en la que pasó toda su infancia y su juventud, de la que se conservan montones de edificios, rincones… y también todos los homenajes y monumentos que Zaragoza le ha dedicado a su hijo más ilustre. Si os apetece conocerlo, pinchad aquí  y podréis descargaros el PDF de una guía titulada «La memoria de Goya: tras los pasos de Goya en Zaragoza«, escrita por Gozarte para la Fundación Goya en Aragón. En cualquier caso, os dejo unas cuantas recomendaciones:

Retablo de la iglesia del colegio de las Escuelas Pías

Siempre se ha dicho que Goya estudió en el colegio que los Escolapios fundaron en la ciudad poco antes de su nacimiento. Es posible aunque no seguro, porque no tenemos ningún documento que lo corrobore. Bueno, ningún documento de tipo «oficial», aunque sí uno de tipo «sentimental», pues al final de su vida pintó una maravillosa «Última comunión de San José de Calasanz» por la que no quiso cobrar prácticamente nada. Lo que es seguro es que, estudiara o no aquí, conocería el fantástico retablo de la iglesia del colegio, donde parece que intervino José Ramírez, uno de los mejores escultores de la España del momento.

Iglesia del Hospital Provincial

Muy cerca de su casa y del colegio de los Escolapios estaba el Hospital de Convalecientes (actualmente conocido como Hospital provincial, u Hospital de Gracia), cuya estupenda iglesia se conserva perfectamente. En ella hay un retablo pintado por José Luzán, el artista con el que Goya dio sus primeros pasos en el mundo de la pintura. Obras suyas hay en muchas iglesias de la ciudad, pero merece la pena ir a ver ésta.

A pocos metros del hospital aún se levanta la Puerta del Carmen, la única de todas las que tuvo la ciudad que sigue en pie. Se construyó en 1789, cuando Goya ya vivía en Madrid, y ahí sigue «viendo pasar el tiempo«. Igual que sigue en su sitio el Canal Imperial de Aragón, una de las obras de ingeniería más importantes de la Europa del siglo XVIII. Si tenéis ganas de dar un paseo junto al agua, en un entorno que recuerda mucho al que Goya conoció, no tenéis más que acercaros hasta las esclusas del canal en el barrio de Casablanca.

Las esclusas junto a la Casa Blanca del Canal, de la que viene el nombre del barrio

El canal fue un empeño personal de un personaje al que Goya conocía muy bien y al que incluso retrató: Don Ramón de Pignatelli, miembro de una importantísima familia nobiliaria, canónigo, Protector del Canal… Cuando logró su empeño de que las aguas llegaran a Zaragoza levantó junto a las esclusas la Fuente de los Incrédulos, «para convencimiento de incrédulos y reposo de caminantes«.

En uno de los muchos viajes que Goya hizo a Zaragoza cuando ya vivía en Madrid, Pignatelli le llevó a navegar por el canal. Pasarían por delante de la iglesia que había mandado construir para los trabajadores (estaban en una zona demasiado alejada de la ciudad como para poder ir a misa) y que dedicó a San Fernando. Seguramente entonces le encargaría ya los tres magníficos retablos pintados que iban a decorar el interior.

Lamentablemente aquellos tres enormes cuadros (pintados en la cumbre de la carrera de Goya, nada más acabar «La familia de Carlos IV«) desaparecieron en la Guerra de la Independencia. Eso sí, aunque no están en Zaragoza, sino repartidos en distintos museos, los bocetos se conservan. Aquí os dejo uno de ellos, en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires.

Nos hemos alejado mucho y vamos a volver otra vez al centro. Más aún, al corazón de Zaragoza, un edificio al que Goya está más que vinculado: el Pilar. Si queréis conocer con más detalle la relación del pintor con el edificio más importante de nuestra ciudad, pinchad aquí. Cuando Goya era un chaval vivía a cinco minutos del Pilar y pudo ver todo el ajetreo de la obra, especialmente la construcción de la espectacular Santa Capilla, una de las mejores de la Europa del siglo XVIII.

Muy cerca está la casa de los marqueses de Sobradiel, cuya pequeña capilla se decoró con pinturas de un Goya muy joven, la mayoría de las cuales pueden verse hoy en el Museo de Zaragoza. Aquí tenéis una de ellas, «El sueño de San José».

Tampoco está lejos la casa Tarín, que fue sede de las oficinas del Canal Imperial de Aragón. Para esta institución pintó Goya dos extraordinarios retratos de Fernando VII y el duque de San Carlos que ahora pueden verse en el Museo de Zaragoza.

En este momento esta casa está en pleno proceso de restauración, así que… está foto ya se ha quedado antigua

A 50 metros escasos se encuentra el Museo Ibercaja Camón Aznar, donde hay una estupenda colección de obras de Goya en la que además de varios cuadros (entre ellos el fantástico retrato de Félix de Azara, uno de los mejores que pintó nunca) podemos ver todos sus grabados (es el único museo del mundo que los expone todos). Y también muy, muy cerca está el palacio arzobispal, en cuyo interior está el Museo Diocesano. En su salón principal pueden verse los retratos de todos los arzobispos de Zaragoza, entre ellos el de Joaquín Company, pintado por Goya.

Podríamos seguir, y seguir, y seguir, porque decir Zaragoza es decir Goya. Pero antes de acabar os dejo tres recomendaciones más. La primera, la Cartuja de Aula Dei, situada a pocos kilómetros de Zaragoza y con una iglesia decorada con un estupendo conjunto de pinturas murales que constituye su primera gran obra de madurez. ¿Queréis saber cómo visitarla? Pues pinchad aquí.

Tampoco podéis dejar de visitar el Museo de Zaragoza, en la Plaza de los Sitios. Vais a encontrar obras del Goya joven, pero también espléndidos retratos de madurez.

No podéis perdéroslo, al igual que mi última recomendación. Goya murió en Burdeos y allí lo enterraron junto a su consuegro (hoy su cuerpo está en San Antonio de la Florida, en Madrid). Encima de la tumba se colocó un monumento que la ciudad francesa regaló a Zaragoza cuando se cumplió el centenario de la muerte del pintor, en 1929. Aquí os dejo una foto, pero no os digo dónde está. Id con los ojos abiertos, porque cuando menos os lo esperéis lo encontraréis.

Espero que os haya gustado este paseo a lo largo y ancho de Zaragoza. Podría recomendaros muchos más lugares para descubrir la ciudad en la que vivió Goya, porque se conserva muy, muy bien, y su huella está por todas partes. Eso sí, como os decía al principio podéis descargaros una pequeña guía en PDF. Seguro que os ayuda a descubrir muchas más cosas de las que creéis.

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Los jueves entre el 19 de julio y el 13 de septiembre tendremos, a las 21’30, una visita titulada «Los convidados de piedra», esos otros zaragozanos de piedra, bronce… en los que muchas veces ni nos fijamos, pero que viven entre nosotros y tienen montones de historias que contar. Hoy vamos a hablar de uno de ellos, Augusto, que de momento sigue en la avenida de su nombre, junto a las murallas romanas. Por cierto, que a lo mejor os suena de haber visto esta misma escultura en Tarragona, Mérida, Astorga… ¿La misma? ¿Qué lío es éste? Bueno, la misma exactamente no. En realidad, lo que pasa es que el original está en Roma, en los Museos Vaticanos, y lo que se puede ver en todas esas ciudades y en alguna otra son copias en bronce hechas a partir de ese original. ¿Por qué razón? ¿Cuál es el motivo de que haya esculturas iguales en sitios tan distintos? ¿Os apetece verla con más detenimiento?

Augusto, junto a las murallas romanas de la antigua Caesaraugusta

Vayamos por partes. La escultura representa a Augusto, con el que acaba la República y comienza el Imperio en Roma. Aunque nunca recibió el título de emperador lo fue a todos los efectos, y de hecho aquí se le ve en actitud de mando y con un porte completamente imperial. Parece que la decisión de fundar nuestra ciudad vino de él, y de ahí su nombre: Caesaraugusta. Hay otras ciudades relacionadas con él que también llevan el apellido Augusta, como Astorga (Asturica Augusta, en tierra de los astures) o Mérida (Emerita Augusta, fundada con eméritos, licenciados de las legiones romanas), pero sólo a una le dio su nombre completo: a la nuestra. ¿Por qué? Pues tenemos que confesar que no tenemos ni idea, aunque alguna cosa sospechamos. Por ejemplo, que a lo mejor tomó la decisión coincidiendo con su cincuenta cumpleaños (que hoy es una fecha importante pero entonces mucho más, por la sencilla razón de que la mayor parte de la gente no llegaba a cumplirlos) y fue una forma de celebrarlo. Eso tuvo lugar en el 14 a.C., y la arqueología nos dice que Caesaraugusta se debió de fundar por esa fecha. En fin, que coincide, así que parece una hipótesis creíble.

Augusto de Prima Porta, en los Museos Vaticanos

La cuestión es que esta escultura no apareció aquí, sino en Roma. Se encontró en 1863 cuando se excavaba una villa en la que al parecer se retiró Livia, la esposa de Augusto, cuando éste murió (las malas lenguas, que nunca descansan, dicen que ella envenenó los higos directamente en el árbol del que él los comía). La villa estaba en los alrededores de una zona conocida como Prima Porta, y de ahí el nombre con que se conoce la escultura. Parece ser que Livia no debía poder vivir sin tener cerca la imagen del hombre con el que compartió su vida (y parece que también la muerte; la de él, claro), y encargó una copia en mármol de una escultura en bronce que había en Roma, seguramente en un lugar público como el Foro.

La escultura tiene restos de color, algo que puede parecernos sorprendente pero que era bastante normal. El color es frágil y siempre es lo primero que se pierde, pero si os imagináis que las esculturas antiguas eran de un blanco resplandeciente… ya podéis ir olvidándolo. A los griegos y a los romanos les gustaba el «colorín», hasta un punto que a nosotros podría parecernos hasta un pelín hortera (los gustos cambian y siempre intentamos adaptar todo al nuestro, al del presente). Colores fuertes para luces intensas y cegadoras como las del Mediterráneo.

Cabeza de Augusto aparecida en Tarazona y conservada en el Museo de Zaragoza

Cabeza del Augusto de Prima Porta (Museos Vaticanos)

Seguramente la principal diferencia entre la escultura romana y la griega es que la primera es muy realista, con retratos llenos de verdad, de vida y de intensidad, pero en época de Augusto se vuelve la mirada hacia Grecia y lo que se lleva es la idealización (Augusto era enfermizo, no muy alto… nada que ver con esto). De hecho, lo que tenemos aquí no es propiamente un retrato de Augusto (si entendemos retrato como una representación más o menos realista de las características físicas), sino una idealización que resume todas las virtudes que debe reunir alguien tan excepcional como para ser capaz de gobernar el Imperio. Por cierto, que junto a la cabeza del Augusto de Prima Porta podemos ver una pequeña joya aparecida en Tarazona, no lejos de aquí. Es una cabeza de Augusto hecha en sardónice que hoy pertenece a la magnífica colección de arte romano del Museo de Zaragoza. En los dos casos, y aunque la de Tarazona está hecha bastante después, parece más la cabeza de un dios que la de un humano.

Augusto aparece representado como general en jefe, probablemente con un bastón de mando en la mano izquierda y una corona de laurel en la derecha (ambos desaparecidos). Lo más llamativo es la coraza, llena de una decoración que para nada es casual. Todo está ahí por algo, para contar algo: que Augusto ha sido el que ha traído la paz y la prosperidad al Imperio. Pura propaganda política, por supuesto. Vamos a ver sólo algún detalle:

  • En la parte de abajo de la coraza, en el centro, aparece representada la Tierra, recostada y con un cuerno de la abundancia en la mano. Es evidente el significado, ¿no?
  • En el centro hay dos hombres. El que está a la derecha lleva falda corta y un estandarte en sus manos. En realidad es la insignia de una legión romana que fue capturada por los partos, un pueblo de Asia Menor. Aquello fue una tremenda humillación para Roma, y por eso recuperar esa insignia fue algo prioritario. Finalmente se consiguió, y lo que aparece aquí es uno de los partos entregándosela a Marte, el dios romano de la guerra.
  • A los lados de estos hombres hay dos mujeres sentadas: Hispania y la Galia, completamente pacificadas en época de Augusto.

Con todo lo que llevamos dicho no es extraño que a Augusto le considerasen un dios ya en vida, y de hecho aquí aparece descalzo, como los antiguos dioses olímpicos (si hubiese sido simplemente una representación de un humano se hubiera representado el calzado con el mismo detalle que el resto de la ropa). Pero es que además en la escultura de mármol aparece algo que no está en las copias de bronce, incluida la de Zaragoza: Cupido cabalgando sobre un delfín junto a su pierna. Con eso ya quedaba definitivamente claro que Augusto pertenecía a la estirpe de Venus, de la que Cupido era hijo (y también Eneas, el fundador de Roma y protagonista de «La Eneida«, escrita en época de Augusto, que nada es casualidad). Vamos, que era uno de los inmortales, nada más y nada menos. Lo dicho, una obra maestra de propaganda política.

Augusto, cuando vivía en la plaza de Paraíso

Y vamos llegando otra vez al principio. ¿Qué hace Augusto aquí? Ya hemos dicho que la ciudad se fundó en su época y probablemente por decisión suya, y en 1940 Mussolini regala, para recordarlo, una copia en bronce de la escultura de mármol a varias ciudades fundadas por Augusto o que habían tenido una relación especial con él. La escultura, al principio, se colocó en una glorieta en la plaza de Paraíso, pero finalmente se trasladó a su ubicación actual cuando se reformó todo el entorno del mercado (eso sí, como vivimos en una ciudad de monumentos viajeros no podemos asegurar que siga aquí para siempre; al fin y al cabo, siempre es demasiado tiempo, como debió de pensar nuestro alcalde cuando tuvo la peregrina idea de trasladarlo a la calle Alfonso, que por suerte quedó en nada). Por cierto, la original que regalaron los italianos es ésta, y la que hay en la entrada del Ayuntamiento es una copia más pequeña y de peor calidad que se hizo más tarde.

Detrás de Augusto se ven cuatro grandes «arcos» que representan lo que el autor considera las cuatro grandes etapas de la historia de la ciudad (íbera, romana, musulmana y actual), pero lo que más llama la atención es… una pequeña rana. ¿Qué pinta ahí?

¿Qué hace aquí esta misteriosa rana? ¿O no es tan misteriosa?

Os dejaremos con la incógnita, y si queréis averiguarlo… podéis participar en nuestra visita «Un safari en Zaragoza». De momento, si queréis conocer a muchos otros convidados de piedra, os esperamos los jueves de verano a las 21’30 en la bola del mundo que hay junto a la fuente de la Hispanidad, en la plaza del Pilar. ¿Queréis reservar? Pues llamadnos al 976207363 o entrad aquí.

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¿Queréis conocer la obra de Goya en Zaragoza? Pues entre las muchas recomendaciones posibles hoy os propongo que os vengáis con nosotros al Pilar, uno de los lugares del mundo en los que mejor es posible percibir la huella de uno de los artistas más grandes de todos los tiempos.

El Pilar está lleno del arte de Goya

En 1676 Zaragoza se convierte en la primera ciudad del mundo con dos catedrales, la Seo (que ya lo era desde 1118) y el Pilar. Unos años después comienzas las obras del espectacular edificio actual, que cuando Goya nació en 1746 estaba muy avanzado. De hecho, él era un niño cuando Ventura Rodríguez construyó la Santa Capilla y Antonio González Velázquez pintó la cúpula que la cubre con la venida de la Virgen a Zaragoza y Santiago y los siete convertidos construyendo la Santa Capilla ayudados por los ángeles.

La Santa Capilla del Pilar, construida cuando Goya era un niño

Goya es por entonces un chaval que empieza a acudir a la Academia del Pintor José Luzán y pinta sus primeras obras. Alguna de ellas, claro, dedicada a la Virgen del Pilar. Unos años después, cuando Goya ya no vive en Zaragoza y viene a pasar una temporada para pintar dos cúpulas en el Pilar (una es la «Regina Martyrum» y la otra nunca la hará) le pide a su amigo Martín Zapater que le busque casa en la ciudad, y le dice:

«Para mi casa no necesito muchos muebles, pues me parece que con una estampa de Nuestra Señora del Pilar, una mesa, cinco sillas, una sartén, una bota y un tiple y asador y candil todo lo demás es superfluo«.

Muy joven Goya pinta esta «Venida de la Virgen del Pilar», que se conserva en el Museo de Zaragoza.

Seguramente Goya nunca olvidaría que su primer encargo importante le vino precisamente de ahí, del Pilar. El había intentado conseguir una beca para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, pero al no lograrlo marchó a Italia por su cuenta para aprender todo lo que pudiese. Y lo hizo, vaya que si lo hizo. Tanto que cuando vuelve a Zaragoza con 25 años, envuelto en el prestigio que daba la formación en Italia, pudo conseguir el encargo de la bóveda del Coreto, el pequeño coro que hay enfrente de la Santa Capilla. Para ello tuvo que demostrarles que sabía pintar al fresco y también ofrecer un presupuesto mucho más barato que su competencia. Por cierto, y para que nos situemos: estamos en 1771.

El primer encargo importante que recibe Goya es la bóveda del Coreto del Pilar. El boceto se conserva en el Museo Ibercaja Camón Aznar de Zaragoza.

El MICAZ (Museo Ibercaja Camón Aznar), situado a cinco minutos del Pilar, expone, junto a otras pinturas de Goya y una colección completa de sus grabados (es el único lugar del mundo que los expone todos), el boceto que pintó antes de empezar a trabajar en el Coreto. Podéis compararlo con la obra definitiva, que luce estupenda tras la restauración que tuvo lugar hace unos años.

«Adoración del nombre de Dios por los ángeles», en la bóveda del Coreto del Pilar

En el Coreto se representa el nombre de Dios (en letras hebreas y situado dentro de un triángulo, que simboliza a la Santísima Trinidad) y alrededor los ángeles adorándolo, con incienso, instrumentos musicales… Por cierto, si te fijas bien verás que una de las dos bombas que cayeron dentro del Pilar al principio de la Guerra Civil, el 3 de agosto de 1936, atravesó la pintura de Goya. ¿Por dónde? Seguro que eres capaz de encontrar el agujero sin ayuda.

Después de aquello Goya consiguió algún trabajo importante en Zaragoza pero sobre todo uno: las pinturas de la iglesia de la Cartuja de Aula Dei, que se conservan y se pueden visitar.

Iglesia de la Cartuja de Aula Dei, junto a Zaragoza, con las pinturas de Goya

Sin embargo, pronto decidió marcharse a Madrid, animado por su cuñado Francisco Bayeu (ya pintor del rey por aquellos años), que le consiguió trabajo en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Sería estando allí cuando Bayeu recibió el encargo de pintar las cúpulas que formaban el «cuadro» de la Santa Capilla (o sea, las ocho que había alrededor de la capilla de la Virgen, en el Pilar), y lo repartió con su hermano Ramón y con su cuñado, Goya. Para Francisco los cuatro platos (o sea, las cúpulas más rebajadas), y dos de las cúpulas de las esquinas para cada uno de los otros dos.

Uno de los dos bocetos pintados por Goya para la cúpula»Regina Martyrum» del Pilar. Pertenece al Museo Pilarista, pero se expone en una de las naves de la Basílica, junto a la puerta del Museo.

Casi todos los bocetos presentados, incluidos los dos de Goya, se conservan en el Museo Pilarista, junto con la espectacular colección de joyas y mantos de la Virgen del Pilar, la maqueta de la Santa Capilla presentada por Ventura Rodríguez… Por cierto, todas las cúpulas giraban alrededor del mismo tema: las advocaciones de la Virgen como reina que aparecen en la letanía. Reina de los mártires, Reina de los profetas, Reina de todos los santos… Goya empezó con la «Regina Martyrum«, Reina de los mártires. Sus bocetos se aprobaron, se levantó el andamio y empezó a pintar.

Cúpula «Regina Martyrum», espectacular tras la última restauración

No estaba acabada la obra cuando un grupo de miembros del Cabildo subió a verla, y lo que encontraron no les gustó nada. Las figuras les parecieron enormes (son el doble del tamaño natural, aproximadamente, porque Goya tenía claro que iban a verse a 30 metros de distancia), no les gustó cómo estaban acabadas… en fin, que empezó ahí un enfrentamiento que llevó a que Goya sólo llegar a pintar una de las dos cúpulas que estaba previsto que hiciera. Eso sí, dejó aquí su primera gran obra de madurez, que hoy puede verse extraordinariamente después de la última restauración. En ella aparece la Virgen sentada sobre un trono de nubes, representada como reina de los cielos con una corona de cabezas de ángeles dorados rodeando su cabeza. Y a sus pies mártires zaragozanos, aragoneses e internacionales, desde Santo Dominguito de Val (patrón de los infanticos del Pilar) a San Lamberto, con su cabeza en la mano, pasando por San Jorge, San Valero, Santa Engracia… y muchos más.

Goya nunca volvió a pintar en el Pilar, aunque sí en Zaragoza, y mucho. Pero eso… es otra historia, y la dejaremos para otro día. Esos sí, si queréis saber mucho más y conocer a otros personajes de su tiempo que circulan por Zaragoza, ya sabéis. Para un congreso, reunión familiar, cumpleaños, viaje de empresa… nuestra visita teatralizada sobre «Los sueños de Goya» es una opción estupenda para descubrir la ciudad de una forma completamente diferente, amena y divertida. ¿Queréis más información? Pues llamadnos al 976207363 y os contaremos todo lo que necesitéis saber. Y si preferís una visita más centrada en su obra, también podemos ofreceros varios recorridos diferentes para descubrirla.

Visitas teatralizadas – Los sueños de Goya

Tras los pasos de Goya en Zaragoza

Tras la sombra de los cartujos – La Cartuja de Aula Dei

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¿Qué tenéis que hacer los sábados de aquí al 1 de octubre? Pues ya os estáis organizando para dejaros uno libre a partir de las 20’00, porque en Zaragoza se está rodando una película y eso no os lo podéis perder. Además, no es una película cualquiera, no. Es ¡¡¡una de romanos!!! Pero de romanos de las de antes, o sea, con romanas glamourosas vestidas divinamente y romanos que no saben ni una palabra de latín y son igualitos que Yul Brynner o Stewart Granger. Ah, y por supuesto una diva italiana de protagonista.

Martina Martini, divina como siempre, atendiendo amablemente a un ciudadano que "pasaba por ahí"

Eso sí, tenemos que viajar unos cuantos años atrás, y para eso Zaragoza Turismo y Gozarte nos han preparado una estupenda máquina del tiempo que nos llevará hasta… ¡¡¡1960!!! Así que abróchense los cinturones, que nos vamos a ver qué pasa por allí. 10…9…8…7…6…5…4…3…2…1…0

Silencio... ¡¡¡se rueda!!!

Pues lo que pasa es, ni más ni menos, que se está rodando una película en nuestra ciudad. Sí, sí, como lo oyen, una película ambientada en el mundo romano y que aún no tiene título, pero que según hemos podido saber cuenta con un guión que es una adaptación de la historia de «La Dolores» llevada al mundo romano. ¿Un despropósito? No crean. Parece ser que un director novel decidió escribirlo después de ver «Salomón y la reina de Saba», la superproducción protagonizada por Gina Lollobrigida y Yul Brynner y grabada en parte en nuestra ciudad, concretamente en los «desiertos» de Valdespartera. Y para ello ha contratado a una conocida diva italiana, Martina Martini, que ayer posó para los medios como sólo una estrella sabe hacer (nuestro corresponsal en Roma nos cuenta que Sofía Loren está que trina por haber rechazado el papel).

La estrella posando esta mañana junto a las murallas romanas en un descanso del rodaje

En la rueda de prensa de ayer la diva del cinema hizo gala de su conocido mal genio cuando un periodista le preguntó por los rumores acerca de su origen. Fuentes cercanas a su entorno insisten en afirmar que nació en Bujaraloz hace 39 años, pero ella jura y perjura que es de la mismísima Roma y sólo tiene 23. El periodista pagó su atrevimiento con un golpe de zapato que ella lanzó por los aires mientras profería toda clase de insultos, pero la duda persiste. Martina Martini nos ha prometido una entrevista en exclusiva, así que seguiremos investigando al respecto para informar puntualmente a nuestros lectores.

El teatro romano, donde se grabarán algunas de las escenas más "subidas de tono"

Según fuentes cercanas a la producción nuestra ciudad ha sido elegida por la gran cantidad de restos romanos que conserva, perfectos para el rodaje de exteriores. Las murallas, el foro o el teatro romano serán algunos de los espacios elegidos para grabar en ellos. Además, parece ser que se ha contratado como asesor a un historiador zaragozano para asegurar que el rigor histórico esté presente a lo largo de todo el rodaje. Por lo que pudimos comprobar tiene una dura tarea por delante, pues el director nos aseguró estar dispuesto a rodar en el puente de piedra que, como todos sabemos, no es romano sino medieval. Habrá que esperar a ver los resultados.

Arreglá pero informal

Los responsables de la producción han puesto en marcha una novedosa iniciativa: visitas guiadas al rodaje todos los sábados de 20’00 a 22’15, incluyendo la entrada al Foro y al Teatro romanos y una tapa romana con una cerveza Caesaraugusta para acabar. Si a eso le unimos la posibilidad de alternar con la estrella, el director y el asesor, y de poder participar en un cásting para elegir a su partenaire en algunas de las escenas… ¿quién dice que no? Ya sabéis, todos los sábados de aquí al 1 de octubre. Daos prisa, porque las plazas son limitadas. Ah, y si queréis saber los precios, forma de reserva y demás cuestiones prácticas, pinchad aquí.

Visitas teatralizadas – Los sueños de Goya

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